Recomiendan cómo actuar ante el ataque de las plagas

Recomiendan cómo actuar ante el ataque de las plagas

Tanto los complejos de picudos como de orugas no deben descuidarse nunca

01 Noviembre 2013
Ante la proximidad de una nueva campaña de soja, y teniendo en cuenta la ocurrencia de condiciones de estrés hídricos y térmicos durante el desarrollo del cultivo, técnicos de la Eeaoc (Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres) afirmaron que es necesario realizar comentarios sobre algunos aspectos técnicos vinculados al manejo de aquellas plagas que impactarían a la soja, bajo condiciones de estrés ambiental. Complejo de picudos: Dentro de este complejo, la sequía de la última campaña afectó notoriamente el desarrollo del "picudo chico" Promecops sp. y del "picudo del tallo" Sternechus subsignatus, considerándose que para la campaña 2013/2014 la incidencia de estas especies será muy baja.

Por el contrario, el "picudo negro de la vaina" Rhyssomatus subtilis, ha manifestado una "expansión en su distribución en el área sojera de la provincia, con incrementos de sus niveles poblacionales en aquellas zonas en donde ya se encontraba establecido".

La causa de esto se debió a dos factores principalmente: en primer lugar, la disyuntiva que afrontó el productor durante gran parte del cultivo, a la hora de decidir alguna aplicación para el control de este picudo, sin certeza de cosecha del mismo y, por el otro lado, los frecuentes abandonos de lotes que favorecieron el desarrollo de R. subtilis. Entre las herramientas para el manejo de esta problemática se mencionan las siguientes: a) Rotación con gramíneas:

sería la más recomendada en aquellos lotes que tuvieron importantes antecedentes de R. subtilis en campañas anteriores. En caso de emplear esta medida, se deberá prestar especial atención a las borduras de lotes de soja vecinos, para evitar los daños de aquellos picudos que migren hacia la soja en busca de alimento. b) Insecticidas curasemillas:

se debe considerar que el uso de esta herramienta está limitada para el control de los picudos, durante las fases iniciales del cultivo.

En aquellas zonas donde las especies problemas sean Promecops sp. y/o S. subsigantus y/o con reciente aparición de R. subtilis, un monitoreo de suelo previo a la siembra justificaría el uso o no de esta herramienta, dependiendo de la cantidad de individuos encontrados. En lotes con problemas de R. subtilis será conveniente incluir esta alternativa. c) Insecticidas foliares: su empleo estará ligado a un monitoreo frecuente del cultivo, recomendándose -en aquellas zonas donde no se empleará curasemillas- iniciar esta tarea desde las primeras etapas de implantación. Los insecticidas comúnmente empleados (fipronil, piretroides y fosforados) presentan un control eficiente de estos picudos, pero tienen un escaso período de protección.

Por ello, se sugiere el monitoreo frecuente de los lotes después de aplicados, teniendo en cuenta que los nuevos pulsos de emergencia de estos picudos, se ven favorecidos por la ocurrencia de lluvias, originando una nueva infestación. Complejo de orugas asociadas a malezas: Las especies más comunes encontradas bajo esta condiciones son Achira (ex Loxostege) bifidalis, de hábito defoliador y asociada a malezas, como el "yuyo colorado" y la "verdolaga", y Spodoptera frugiperda, de hábito cortador y defoliador, asociada a malezas de tipo gramínea.

Se recomienda la revisión de las malezas en aquellas situaciones de lotes enmalezados, y en donde el barbecho se efectúe próximo a la siembra del cultivo o inmediatamente después de la misma. De esta manera, se determinará la presencia de estas larvas, con el objeto de incluir un insecticida a la hora de efectuar el control de malezas, evitando que estas orugas pasen a la soja en emergencia. Oruga bolillera, H. gelotopoeon: Los ataques de este lepidóptero se ven favorecidos por las condiciones ambientales antes mencionadas. En etapas vegetativas iniciales, produce el corte de brotes con la ruptura de la dominancia apical y la consecuente ramificación y modificación de la estructura de las plantas, situación que se agrava en materiales de grupo de madurez corto y con hábito de crecimiento indeterminado.

En lo que respecta a su manejo, se recomiendan monitoreos frecuentes a partir de V1/V2, revisando los brotes para constatar la presencia de huevos y/o larvas de los primeros instares.

Entre las alternativas para su manejo se encuentran los piretroides, fosforados, carbamatos, reguladores del crecimiento (IGR) o diamidas, considerándose que la persistencia de control de estos insecticidas (en etapas vegetativas) estará condicionada por las nuevas infestaciones de esta plaga sobre los brotes tiernos. Los puntos clave para lograr un manejo eficiente son: la detección temprana a partir del monitoreo, la aplicación oportuna de la alternativa seleccionada, y el seguimiento para determinar el momento en el que ocurran las nuevas infestaciones.

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