Hay que defenderse de orugas, arañuelas y trips

Complejo de orugas defoliadoras: Este complejo está integrado por Anticarsia gemmatalis y las "medidoras" Rachiplusia nu y Crysodeixis (ex Pseudoplusia) includens. En situaciones donde el desarrollo de la soja se vea afectado por condiciones ambientales adversas, "es importante no perder área foliar por el daño de estas orugas", recomendándose el uso de alternativas residuales como los IGR o las 'diamidas', que han manifestado controles aceptables cuando son aplicados en etapas próximas al cierre del cultivo, y con predominio de larvas chicas.

También se deberán tener en cuenta todos aquellos factores que contribuyan a mejorar la calidad de aplicación de estos insecticidas. Arañuelas y trips: Se caracterizan por presentar ciclos de vidas cortos y generaciones superpuestas, lo que da como resultado que "en corto tiempo alcancen elevados niveles de infestación".

Para su monitoreo se recomienda el empleo de una lupa de mano, realizándose en el estrato inferior del cultivo y en el envés de los folíolos. "El daño característico de estas plagas está dado por el raspado de la epidermis", manifestándose como pequeñas manchas plateadas que evolucionan a marrón tostado, necrosándose y produciendo la caída del follaje.

Para el control de trips y arañuelas, los insecticidas recomendados pertenecen al grupo de los fosforados (clorpirifos y dimetoado), lográndose controles aceptables cuando son aplicados con niveles moderados de estas plagas.

Por su ubicación en el cultivo, lograr una buena calidad en la aplicación del insecticida es otro aspecto de importancia para su control eficiente.

En caso de que persistan condiciones de estrés para el cultivo, se deberá continuar con los monitoreos, ya que por las características de estas plagas, las nuevas infestaciones son en el corto plazo.