02 Enero 2008
El humo de un prometedor asado y una mesa al aire libre era lo único que cambiaba el habitual paisaje del servicio de emergencias del Siprosa. La víspera del año nuevo los sorprendió trabajando.
Jorge Rodríguez es uno de los empleados más antiguos de la repartición: lleva casi 30 años allí. Actualmente, su trabajo como radiooperador lo comparte con su hijo, que además lleva su mismo nombre. “El nuevo sistema nos ayuda mucho. Nosotros ya recibimos los llamados que fueron filtrados desde por operadoras y el doctor a cargo. Antes todo llegaba por medio de las radios de los hospitales que canalizaban los pedidos y nos los remitían a nosotros”,expresó
Javier Flores, uno de los doctores a cargo de la guardia, contó que su labor es coordinar el envío de las ambulancias. “Los médicos que trabajamos aquí somo todos cirujanos; es unos de los requerimientos necesarios. Mi tarea consiste en tranquilizar y guiar a la persona que está realizando el pedido hasta que llegue la ambulancia. Por ejemplo, hace un rato llamo un chico que nos decía que a su mamá le sangraba mucho una pierna: se le había reventado una várice. En este caso, desde aquí, le indique cómo realizar un torniquete para impedir que siguiera sangrando hasta que llegue la ambulancia”, relató.
Cuando faltaban cinco minutos para las 12, médicos, choferes y operadores comenzaron a acercarse a la mesa para el brindis. La cena de Año Nuevo se hizo en tandas, para no descuidar en ningún momento el servicio. Las copas en alto, los abrazos y los buenos deseos se repitieron varias veces, en los diferentes grupos que se acercaban a celebrar.
Las sirenas de las ambulancias sonaron acompañando el estallido de los fuegos artificiales. Esta vez, al menos por unos minutos, el sonido indicaba festejos. Más tarde, la sirena no fue portadora de buenas noticias. Los traía de nuevo a la realidad diaria durante la cual se tarea es salvar vidas.
Jorge Rodríguez es uno de los empleados más antiguos de la repartición: lleva casi 30 años allí. Actualmente, su trabajo como radiooperador lo comparte con su hijo, que además lleva su mismo nombre. “El nuevo sistema nos ayuda mucho. Nosotros ya recibimos los llamados que fueron filtrados desde por operadoras y el doctor a cargo. Antes todo llegaba por medio de las radios de los hospitales que canalizaban los pedidos y nos los remitían a nosotros”,expresó
Javier Flores, uno de los doctores a cargo de la guardia, contó que su labor es coordinar el envío de las ambulancias. “Los médicos que trabajamos aquí somo todos cirujanos; es unos de los requerimientos necesarios. Mi tarea consiste en tranquilizar y guiar a la persona que está realizando el pedido hasta que llegue la ambulancia. Por ejemplo, hace un rato llamo un chico que nos decía que a su mamá le sangraba mucho una pierna: se le había reventado una várice. En este caso, desde aquí, le indique cómo realizar un torniquete para impedir que siguiera sangrando hasta que llegue la ambulancia”, relató.
Cuando faltaban cinco minutos para las 12, médicos, choferes y operadores comenzaron a acercarse a la mesa para el brindis. La cena de Año Nuevo se hizo en tandas, para no descuidar en ningún momento el servicio. Las copas en alto, los abrazos y los buenos deseos se repitieron varias veces, en los diferentes grupos que se acercaban a celebrar.
Las sirenas de las ambulancias sonaron acompañando el estallido de los fuegos artificiales. Esta vez, al menos por unos minutos, el sonido indicaba festejos. Más tarde, la sirena no fue portadora de buenas noticias. Los traía de nuevo a la realidad diaria durante la cual se tarea es salvar vidas.
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