La Virgen de La Merced batió todos los récords

La Virgen de La Merced batió todos los récords

Ni siquiera los más memoriosos recuerdan una procesión tan convocante como la de ayer. La columna de fieles ocupó más de un kilómetro y todos desembocaron frente a la Catedral, donde muchos otros los esperaban. La homilía estuvo a cargo del nuncio apostólico, Emil Paul Tscherring.

 LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO  LA GACETA / FOTO DE INES QUINTEROS ORIO LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO LA GACETA / FOTO DE INES QUINTEROS ORIO
25 Septiembre 2012

Si este no es el pueblo, ¿el pueblo donde está? Los memoriosos no recordaban una convocatoria de tal magnitud como la de ayer. A 200 años de la Batalla de Tucumán, y a 100 años de la coronación de la histórica imagen, La Merced demostró que sigue siendo la gran Madre de los tucumanos. Como en los tiempos de Ibatín. Hasta el cielo pareció regalarle su mejor día de primavera, lo que obligó a muchos a detenerse a comprar una botellita de agua mineral o de gaseosa para seguir la procesión. 


Numerosas familias con niños en cochecitos, parejas, ancianos y hasta enfermos en sillas de ruedas siguieron con devoción el paso de la imagen desde la plaza Belgrano. Tomaron por Alberdi y desembocaron por 24 de Septiembre hacia la plaza Independencia, formando una marea de banderitas argentinas que momentos antes había repartido la Municipalidad. "¡Ya se acerca la Patrona de nuestra Arquidiócesis! ¡Viva Nuestra Señora de la Merced!", se escuchaba por altoparlantes. Las campanas de la Catedral anunciaron con su repique la llegada de la imagen a la plaza. Cientos de fieles esperaban la procesión en las esquinas y se sumaban. Uno de ellos fue Aldo, un abogado de 38 años, que era conducido en una silla de ruedas por sus padres, Estela y José. "Hace un año y medio se le desencadenó una hidrocefalia en cuestión de horas. Pero él nos da mucha fortaleza. Era catequista y ministro de la Eucaristía en el Corazón de María", cuenta su madre con una sonrisa, aunque no puede evitar que se le humedezcan los ojos.

En otro extremo, Javier Terán y su esposa Celina llevan de la mano las cinco razones de la felicidad de su matrimonio: Elisa María, Carmen María, Celina María, Pedro José y Javier José. ¡En escalera, de nueve a dos años!

Algunos caminaban con pequeñas imágenes de La Merced en los brazos, otros llevaban de la mano niñas vestidas con el manto de la Virgen. Pero Elsa Romano, del barrio Victoria, decidió llevar a sus 10 nietos como prueba de fidelidad. "La familia y la salud son lo único importante -enfatizó-. Con eso nomás que nos dé la Virgencita ya somos felices".

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Fervor mariano 

El nuncio impartió la bendición apostólica

La misa fue presidida por el nuncio apostólico, monseñor Emil Paul Tscherrig, quien impartió la bendición apostólica. Lo acompañaban el arzobispo de Tucumán, monseñor Alfredo Zecca, el arzobispo emérito monseñor Luis Héctor Villalba; y los prelados de Salta, monseñor Mario Cargnello; de Catamarca, Luis Urbanc; y de Santiago del Estero, Francisco Polti; y otros.

El ejemplo de María

La caridad y vocación de servicio estuvieron presentes durante toda la misa. Un millar de servidores de María recorrían una y otra vez la plaza llevando agua a los estoicos abanderados y delegaciones escolares que participaron de la celebración. "Tomamos el ejemplo de María. Ella nos guía en esta tarea", señaló Florencia, una de las servidoras más activas. También hubo estrictos controles de médicos y enfermeros que controlaban en todo momento el estado de los jóvenes abanderados. Ellos pasaron varias horas de pie.

Como un mar celeste y blanco 

Uno de los momentos más emotivos de la celebración fue la llegada de la imagen de la Virgen a la Iglesia Catedral. Los fieles, alzando las banderas, convirtieron ese momento en una imagen casi surrealista. La Virgen, en andas, parecía flotar sobre un agitado mar blanco y celeste. Hubo incluso algunas mujeres que dejaron escapar una lágrima. 

Honras desde el balcón 

Algunos vecinos siguieron la llegada de la Virgen desde los balcones de sus departamentos. Con banderas de la Argentina y del Vaticano honraron a la patrona de la ciudad con la algarabía propia de una fiesta. Incluso arrojaron papel picado, globos y flores cuando la imagen de la Virgen pasaba por allí. "Este es el día más importante de nuestra provincia. Por eso hay que celebrarlo con todo", comentó Amanda Cervantes, una vecina de calle 24 de Septiembre que engalanó todo el balcón con globos.

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