El tacto sirve para reconocer el pasado

El tacto sirve para reconocer el pasado

Un grupo de no videntes e hipoacúsicos hizo un recorrido especial, asistido por guías.

EXPERIENCIA ESPECIAL. Un grupo de ciegos y sordos visitó varios museos. GENTILEZA DEL MUNT EXPERIENCIA ESPECIAL. Un grupo de ciegos y sordos visitó varios museos. GENTILEZA DEL MUNT
18 Mayo 2009
Convocados por el Programa de Discapacidad e Inclusión Social (Prodis), de la Secretaría de Bienestar Estudiantil de la UNT, un grupo de 30 no videntes e hipoacúsicos recorrió la Casa Histórica, el MUNT y el Museo de Arqueología del Virla. En cada museo se distribuyeron programas y material explicativo en Braile.
"Fascinante", afirmaba un participante, mientras tocaba los sillones hechos en madera del Alto Perú, o los arcones de madera trabajada por los indios y mestizos de la época."Pensar que fueron tallados por gente que no tenía preparación ni sabían de arte; es maravilloso", reflexionó Javier.
"Esto es muy emocionante . Soy jujeña y aunque vivo en Tucumán hace 14 años no tuve oportunidad de visitar la Casa de la Independencia", dijo Teresa (de 38 años, estudiante de primer año de Derecho en la UNT).
Los no videntes se emocionaban  mientras reconocían por el tacto la textura de la puerta original de la Casa Histórica; y los hipoacúsicos  traducían a lenguaje de señas la emoción de los no videntes. En el Munt recorrieron la sala permanente dedicada al fundador de la UNT, Juan B. Terán. "¿Esto es bigote, verdad?, preguntó Miguel mientras tocaba un busto de mármol blanco que representa el rostro de Terán.
En el Museo de Arqueología (parte del cual comparte espacio con el MUNT) la muestra "Entre manos, garras y pezuñas" proponía ser arqueólogo por un día. En grandes cajones de tierra había que descubrir restos que encierran la información de miles de años. Todos los presentes fueron explorando con sus manos partes de vasijas y restos de piel de animales que pudieron preservarse. "Aquí seguro que prendieron fuego", afirmó Carlos mientras sus dedos tocaban restos de minerales que formaban un círculo en el suelo árido.
Ramón (de 27 años) dijo que la arqueología y la historia son las dos disciplinas que más le gustaría estudiar. Con su bastón verde -que lo  diferencia del blanco que usan las personas totalmente ciegas- recorrió cada sala del museo con devoción. "Esta es mi mejor noche, en muchos años", confesó.

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