La lucha feminista a escena con “Sin embargo, yo no”

La lucha feminista a escena con “Sin embargo, yo no”

La actriz y dramaturga cordobesa Elina Martinelli se presenta en Puerto Cultural Libertad con una obra que desarrolla vidas e historias desconocidas.

UNIPERSONAL. Sin embargo, yo no, una autoficción de Elina Martinelli. UNIPERSONAL. "Sin embargo, yo no", una autoficción de Elina Martinelli.

“Abordamos la temática de género como eje principal, valorizando la idea de los feminismos, en plural, ya que consideramos que existen tantos como estrategias planteadas al interior del movimiento”, señala Elina Martinelli en diálogo con LA GACETA, respecto de su obra “Sin embargo, yo no”, que presentará esta noche a las 21 en Puerto Cultural Libertad (Las Piedras 1.850), con la dirección de Diego Vallarino.

“Es importante recuperar discusiones que no han surgido en la actualidad, sino que nos anteceden y que siguen planteando desafíos a resolver para poder conseguir nuestros derechos, como mujeres y como sociedad”, agrega la actriz cordobesa del grupo La Porfía Teatro. En el trabajo se recorren las vidas de Louise Michel, Flora Tristán, Domitila Barrios, la artista Adelia Setto y Francisca, que engloba a muchas otras.

- ¿Las mujeres elegidas están ocultas en las historias oficiales?

- Están poco valoradas en las historias oficiales, como también sus métodos de lucha. Mientras investigábamos sus biografías descubrimos que el divorcio había sido una conquista de 1789 anulada luego por el régimen napoleónico; nos enteramos de que el primer coronel trans data de 1910, en la revolución mexicana, y nos encontramos con documentos del movimiento feminista latinoamericano de 1987 que evidencia las mismas discusiones del presente.

- ¿Qué las une en el tiempo y en su conducta?

- Abordamos mujeres con presencia histórica y también anónimas, referentas de nuestra vida cotidiana. Nos paramos sobre las conquistas han conseguido. Son quienes nos han abierto camino y hay mucho que aprender de la historia para no volver a los mismos errores. Hay fortaleza y heroísmo en ellas, tanto en su lucha social como en la cotidiana, y eso es lo que nos inspira e invita a homenajearlas.

- ¿Cómo se planteó la puesta?

- Trabajamos desde la autoficción; la temática nos demandó situarnos dentro del relato. Hablar de una misma es un modo de hablar de otras mujeres y de abordar el concepto de que “lo personal es político”. Hicimos una puesta despojada de objetos, con lo mínimo, para darle mas importancia al cuerpo en escena y para poder llevar el espectáculo a diferentes espacios, no solo a salas.

- ¿Cuál es el enfoque feminista con el que se identifican?

- Integro la Marea Verde, un movimiento social que se ganó el nombre por la fuerza que demuestra desde 2015. Es la única forma que puede garantizar hasta el final la conquista de los derechos que nos faltan para tener una vida libre y digna. El capitalismo no puede hacerlo. Todo lo conseguido es susceptible de ataques y retrocesos. Mirar hacia atrás y conocer las discusiones al interior del movimiento nos invita a pensar las históricas luchas específicas de la negritud, las disidencias, la clase social, los pueblos originarios. El feminismo socialista plantea la “unidad de género y la diferencia de clase”. Hay mujeres que nos han negado el derecho al aborto o que nos imponen condiciones de pobreza y explotación, de saqueo… Esa una de las pocas definiciones que tuvimos al comenzar. Queríamos sembrar inquietud y aportar nuestra visión desde lo que hacemos, el teatro. La salida no puede ser resignando derechos, sino encontrándonos y fortaleciéndonos para conquistarlos, porque los tiempos que avecinan parecen complejos.

- ¿La construcción de esos personajes impulsa una redefinición de sus significados sociales?

- El público nos cuenta que se siente impulsado a conocer, más que a redefinir e invitamos a esa curiosidad. En esta gira por el NOA hacemos charlas luego de cada función. Hay mucho material, muchos disparadores que forman diferentes capas y creo que sus significados van mutando a medida que cambia el contexto. La obra nunca fue algo estático, sino que el texto siempre dialogó entre la acción y la reescritura.

- ¿Qué conjunción de fuentes permitió esta creación?

- Partimos del libro “Luchadoras”, del Instituto de Pensamiento Socialista, que rescata la historia de 24 mujeres con roles fundamentales en diferentes países y momentos históricos, y luego profundizamos sobre algunas. También laburamos con la obra plástica de la serie “Mujeres”, de mi hermana Vanesa Martinelli; aproveché sus autorretratos por nuestros parecidos para partir de la idea autorreferencial de la imagen y el cuerpo. Además trabajé con la biografía de mi amiga Setto y sobre Francisca, un personaje anónimo, cotidiano, que podría ser una “mujer como mi mamá”.

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