El abuelo tucumano del “Kun” Agüero: "Ni caminaba y ya lo hacían patear una pelota”

El abuelo tucumano del “Kun” Agüero: "Ni caminaba y ya lo hacían patear una pelota”

Rodolfo Agüero compartió algunas curiosidades acerca de los primeros pasos del goleador.

UN CRACK. Kun Agüero es el máximo anotador de la historia en Manchester City. UN CRACK. "Kun" Agüero es el máximo anotador de la historia en Manchester City. ARCHIVO
17 Marzo 2023

Rodolfo Agüero se jubiló como ordenanza de Casa de Gobierno hace cuatro años, aunque sigue visitando a sus ex compañeros con los cuales compartió las mañanas a lo largo de más de tres décadas, desde que abandonó sus tareas en el Mercado del Norte. Durante la tarde pasa su tiempo viendo partidos de fútbol, andando en bicicleta o charlando con sus vecinos del barrio Ejército Argentino. Sus módicas pretensiones y actividades, propias de cualquier tucumano de a pie, contrastan con un lazo de sangre tan singular como llamativo: es el abuelo materno de Sergio Agüero.

“Mocho”, como le dicen sus amigos, es padre de Adriana y suegro de Leonel del Castillo, los padres del futbolista extranjero con más goles en la Premier League, máximo artillero de la historia de Manchester City y campeón de América con la Selección, entre otros hitos. “El año pasado estuve con Sergio. Lo vi bien, está muy activo con su negocio de videojuegos. Conocí a su novia Sofía y hablamos mucho de fútbol”, cuenta, repasando los primeros días de 2022.

Rodolfo se hospedó en Nordelta durante algunas semanas con su hija y demás familiares. “Sergio se quedó en otra casa, llegaba a la noche y salíamos a comer por ahí. Es un barrio muy lindo, hay como un lago en el medio”, detalla sobre la zona en la que la familia Agüero-Del Castillo pasó sus vacaciones.

“Kun”, nacido el 2 junio de 1988 en el Hospital Piñero de Buenos Aires, lleva el apellido materno debido a que en el momento de su nacimiento sus padres eran menores de edad, revela Rodolfo.

Adriana y Leonel se conocieron en 1985 en el barrio 11 de Marzo. La familia Del Castillo se había mudado desde Villa 9 de Julio para asentarse en la calle Olleros, justo detrás de la vivienda de los Agüero. Con un alambrado que apenas dividía las parcelas, Leonel y Adriana- él con 17 años y ella con 15- comenzaron una relación adolescente que seis meses después dio lugar al embarazo de Jessica. La mayor de los siete hijos que tendría la pareja nació en la Maternidad. Poco después decidieron mudarse a Buenos Aires para buscar nuevas oportunidades laborales.

COMPINCHES. “Kun” junto a su abuelo Rodolfo, quien asegura haber perdido la cuenta de las camisetas que le envió su nieto. Espera verlo el año que viene en EEUU.   COMPINCHES. “Kun” junto a su abuelo Rodolfo, quien asegura haber perdido la cuenta de las camisetas que le envió su nieto. Espera verlo el año que viene en EEUU.

Sin embargo, el sueño de la joven pareja no comenzó como esperaban. Leonel había abandonado su carrera como futbolista de San Martín, tras un paso por los famosos “Fulbipibes”, como se conoció a la categoría 68 de Villa Urquiza que revolucionó el fútbol infantil tucumano. Su primer destino en Buenos Aires fue un barrio cuyo nombre resultaba de todo menos hospitalario: “La Cueva de las Víboras”. Un hermanastro del joven les había cedido un espacio en ese asentamiento, ubicado a pocos metros del arroyo “Las Víboras”, en González Catán. A los dos meses de llegar, la hija de Rodolfo estaba embarazada de su segundo hijo, Sergio. Poco después de conocer la noticia, sus vidas cambiaron por completo, pero no de la forma en que esperaban: una feroz tormenta provocó que el arroyo se desbordara y la improvisada casa de la pareja quedó en ruinas. Los archivos de la época indican que 24 personas murieron y otras 57.000 (entre ellas los padres del “Kun”) debieron ser evacuadas.

“Me acuerdo cuando vinieron a Tucumán en el 90. Sergio tenía dos años y lo trajeron para que lo conociera. Ni caminaba y ya lo hacían patear una pelota en la vereda”, relata “Mocho”, en un hablar pausado, con una memoria sin fisuras. Se puede decir que la vereda de calle Olleros fue uno de los primeros terrenos de juego que tuvo el tercer máximo goleador del seleccionado nacional.

Los primeros años de Sergio Agüero estuvieron marcados por rarezas y coincidencias de un destino que terminaría siendo más que venturoso. Desde su nacimiento, cuando el obstetra tuvo que practicarle una episiotomía a su madre para fracturarle una clavícula por inconvenientes en el parto, hasta los lugares -siempre fortuitos- en los que vivió con sus padres. Todos tenían un potrero a menos de 100 metros. Primero, en Florencio Varela, donde se asentaron tras la inundación y luego en el barrio “Los Eucaliptus”, en Quilmes, donde uno de los banderines del córner quedaba a pocos metros de la puerta de la casa. En esos campos de tierra demostraría su talento, que lo llevaría primero a Independiente y luego a convertirse en figura del fútbol europeo y de la Selección.

Sin embargo, quizás la mayor curiosidad revelada sobre “Kun” sea su otro nombre. “Su padre quería ponerle de nombre Sergio por dos amigos de su infancia que se llamaban así, y mi hija quería ponerle Lionel porque le gustaba como quedaba con la “i”, pero ese nombre no estaba disponible, así que le quedó Sergio Leonel y los dos contentos. Bueno, ella más o menos”, describe Rodolfo. Curiosamente, un año antes, y a 306 kilómetros de distancia, Jorge Messi había anotado erróneamente a su hijo como Lionel, cuando su esposa Celia Cuccittini le había pedido expresamente su deseo de que se llamara Leonel.

Más allá de la coincidencia, ambos futbolistas forjaron un sólido vínculo de más de 15 años. “Lo conocí a Messi en el predio de Belo Horizonte, en el Mundial 2014. Es muy amable”, señala el abuelo del “Kun”, con pocas palabras y casi sin darse cuenta de la magnitud de lo que dice, añadiendo que no sabe “ni cuántas camisetas” reúne, teniendo en cuenta que no sólo Sergio le envía indumentaria, sino también uno de sus hijos, que trabaja como utilero de Atlético de Madrid. A ese puesto llegó, claro, por recomendación de “Kun”.

El fallecimiento de Ana, su pareja de toda la vida, fue un duro golpe para Rodolfo el año pasado. Adriana llegó a Tucumán para participar del velatorio, pero Sergio no pudo venir por algunos compromisos en Europa. Sin embargo, el cariño del goleador por su abuelo sigue intacto. Con mucho orgullo, “Mocho” comparte un audio recibido por su hija, quien se lo reenvió: “Qué bueno verlo bien al abuelo, mamá. Mandale un beso grande, espero verlo pronto”, expresa “Kun”, en un audio breve pero cargado de emoción, como respuesta a una foto enviada por su madre. En ella, Rodolfo posa con la Copa del Mundo en la Legislatura y un galardón a nombre de su nieto, a quien espera ver en Estados Unidos pronto, cuando cumpla 35 años. (Producción periodística: Joaquín Espeche)

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