Una entidad se propone llevar a 100 empresarios a Silicon Valley

Una entidad se propone llevar a 100 empresarios a Silicon Valley

“En la Argentina no se enseña a hacer negocios”, asegura Raiden, presidente de la Fundación del Tucumán. La organización local quiere dar capacitación a emprendedores y enseñarles a ser perdurables.

EN LA SEDE DE GOOGLE. Raiden y empresarios en Silicon Valley, en octubre de 2018. EN LA SEDE DE GOOGLE. Raiden y empresarios en Silicon Valley, en octubre de 2018.

Tal vez nadie a inicios del siglo XX habría imaginado que el árido Valle de Santa Clara ubicado en la Bahía de San Francisco de California sería en el nuevo milenio la sede de las mayores compañías globales de tecnología. Quizá igual de utópico parezca que en el Tucumán de 2019 una organización de la sociedad civil se proponga llevar a al menos 100 empresarios locales al lugar hoy considerado como “la Meca” de los emprendedores de todo el mundo. Pero este es el anhelo de la Fundación del Tucumán.

Originalmente, la denominación “Silicon Valley” (Valle del Silicio, en español) hacía referencia al gran número de fabricantes de chips de ese material establecidos en la zona a partir de la década de 1950. En la actualidad, es casi inevitable asociar su nombre con compañías revolucionarias como Apple, Google, Intel y Facebook.

Por las historias de sus protagonistas y por su enorme crecimiento exponencial, Silicon Valley se convirtió en una fuente de inspiración para emprendedores de todo el mundo. Además, el valle también aloja a miles de pequeñas empresas en formación (startups) que buscan capacitación de la mano de los más importantes líderes empresariales globales. Por estos motivos, Virgilio Raiden, presidente de la Fundación del Tucumán, considera imprescindible un aterrizaje “masivo” de empresarios tucumanos en ese polo tecnológico.

“Vamos a Silicon Valley porque entendemos que la innovación es un elemento indispensable, pero no sólo en el sentido tecnológico. Queremos llevar a integrantes del sector privado de todos los rubros para que vuelvan inspirados. Es una meta que tenemos para concretar en los próximos años”, plantea Raiden, quien también es psicólogo y máster en Dirección de Empresas.

El directivo, que ya viajó a Silicon Valley el año pasado, concluye que en la Argentina no se enseña verdaderamente a cómo ser un empresario. “Queremos instruir a la gente sobre cómo hacer negocios; que quien quiera crear una empresa sepa hacerla perdurar y que tenga un modelo de negocios sólidos para que no fallen”, explica Raiden durante una conversación telefónica. “Un amigo siempre sostuvo que en la carrera de Contabilidad no existe una materia que sea comercialización o ventas, mientras que una de las más importantes es la materia de Quiebras. Ese panorama muestra el enfoque que se está dando: la adaptación a los cambios no forma parte de nuestros programas académicos”, insiste.

El presidente de la Fundación del Tucumán dice que si una persona que decide emprender no heredó los conocimientos empresarios de sus antecesores, aprenderá a hacer negocios “a prueba y error”: “eso termina siendo muy costoso. Así se cierran y se destruyen pymes. Queremos evitar que eso suceda”. Raiden asegura que Tucumán presenta una de las tasas más bajas de natalidad de empresas, a la vez que su tasa de mortalidad es elevada. “Estamos frente a un gran problema: mueren más empresas de las que nacen. Así es difícil que nos desarrollemos como provincia. Eso nos pone en un problema que desde la Fundación queremos trabajar porque nuestro objetivo es contribuir al crecimiento de la región”, expone.

“¿Qué valor aporto al cliente?”

La máxima autoridad de la organización empresaria insiste en la importancia de elaborar un plan de negocios que sea sólido como elemento esencial para evitar el fracaso de los emprendimientos. “Se trata de definir qué necesidades voy a satisfacer; a qué segmento del mercado busco atender; cómo voy a ganar dinero con ello, y por qué me comprarían a mí y no a mi competencia. Si no soy capaz de responder esas cuestiones, es probable que mi negocio fracase”, manifiesta.

Raiden utiliza un neologismo para referirse a la introducción de novedades en las empresas como método de diferenciación en el mercado: “innovalor”. “Se trata de pensar un modelo de negocios innovador y darle valor”, explica. Y agrega: “¿qué valor aporto al cliente? ¿Qué valor doy de forma diferencial y rentable? Esas son preguntas que deben estar presentes en todo momento”.

EN LA SEDE DE GOOGLE. Raiden y empresarios en Silicon Valley, en octubre de 2018. EN LA SEDE DE GOOGLE. Raiden y empresarios en Silicon Valley, en octubre de 2018.

Asimismo, Raiden destaca la necesidad de la rentabilidad. “Si me doy cuenta que algo no es rentable, no debo hacerlo. Las empresas no son perdurables si no son rentables. Por eso, hay que pensar desde la visión del cliente: dirigir el producto hacia él y no hacia el empresario”, apunta.

Durante la última década, la Fundación del Tucumán ha participado en el debate integral acerca de la educación, la actividad política, la cuestión impositiva y los planes estratégicos de la provincia. En 2014, la entidad adhirió formalmente al Foro Convergencia Empresarial, que nuclea a las principales cámaras empresariales de la Argentina. Hoy la Fundación mira hacia donde está el futuro: los emprendedores. (Por Juan Martín de Chazal)

La receta de  Virgilio Raiden

1. El “fracaso rápido” constituye una oportunidad

El presidente de la Fundación del Tucumán expresa que es clave detectar fallas durante la elaboración del plan de negocios de un emprendimiento para evitar males mayores en el futuro. “En ese momento hablamos del fracaso de una idea. Es algo previo a abrir la empresa, donde me doy cuenta de que no será rentable. Así, no gasté dinero y energía en abrir un emprendimiento que no sería perdurable”, sostiene Raiden. De esa manera, utilizando terminología que aprendió en Silicon Valley, el especialista propone hacer “prototipos” y una “versión beta” antes de iniciar una empresa.

2. Solicitar ayuda siempre que sea necesario

“Cometí un error, necesito ayuda” y “no sé cómo hacerlo” son, según Raiden, frases comunes en las empresas más grandes y exitosas de Silicon Valley. “No son signos de debilidad, sino de profesionalidad. Saber reconocer los límites de cada uno es lo que hace serios a los profesionales de cualquier campo. No se supone que uno sepa todo”, predica el presidente de la Fundación del Tucumán en un listado de aprendizajes que escribió tras su viaje al polo tecnológico en octubre del año pasado.

3. Romper el statu quo

“El statu quo está para ser desafiado. Las cosas pueden ser distintas; no se trata de mantener todo como está ni de mantener las reglas con las que funciona el mercado. El mundo es de los que desafían los límites y agregan nuevo valor a las personas”, sostiene Raiden en su lista. Y ejemplifica: “Google quiere desafiar a la muerte y Autodesk dice que se podrán imprimir hígados en 8 años. Están locos, por suerte”.

4. Dirigir el producto hacia el cliente

“¿Qué sensación queremos que tengan nuestros clientes? ¿Qué queremos que sientan? ¿Cómo queremos que sea su experiencia? Así es cómo se vende una idea internamente en Apple. No desde lo técnico ni desde el producto, sino desde la experiencia que tendrá el cliente”, reflexiona Raiden. En ese aspecto, el empresario y psicólogo postula que los productos que un emprendedor introduce en el mercado deben ser “diferenciales” para los futuros compradores. “Desde el punto de vista de ellos, no del empresario”, aclara.

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