A veces con el corazón no basta

A veces con el corazón no basta

Las Leonas dejaron todo, pero las que terminaron festejando fueron las holandesas. Video.

SE ACABÓ. Luciana Aymar falló el último penal y Holanda desató el festejo. LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA SE ACABÓ. Luciana Aymar falló el último penal y Holanda desató el festejo. LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA
No alcanzó la magia de Luciana Aymar ni la osadía de Agustina Albertario. Tampoco la peligrosidad de Carla Rebecchi, ni la capacidad de Belén Succi de convertirse en una pared ante cada córner corto ejecutado por la implacable Maartje Paumen. Ni siquiera el incansable aliento del público tucumano fue suficiente para evitar que Las Leonas cayeran por penales contra Holanda, en el duelo que definía al rival de Australia en la final de esta noche. Tras igualar 2-2 durante los 70 minutos, la “naranja mecánica” ganó 3-2 en los shoot out.

Un gol a los dos minutos admite una doble lectura. Para el que lo convierte puede significar un espaldarazo anímico entrar ganando desde el vestuario. En tanto, el equipo que lo recibe tiene la tranquilidad de saber que aún le queda una eternidad para revertir la situación.

El problema es que Holanda no aflojó después del golazo de Paumen. Controlando la bocha ejerció dominio territorial y amenazó con estampar el segundo ante el desconcierto de una Argentina nerviosa e imprecisa. Pero cuando se relamían olfateando el 2-0, Albertario las desahució con una belleza: solita encaró por afuera, enganchó hacia adentro y sacó el latigazo que la arquera Joyce Sombroek no pudo retener. 1 a 1.

Todo se hizo más parejo desde entonces, con llegadas de ambos equipos. Rebecchi tuvo un par, pero el arco se le estrechó. Para colmo, cada córner era medio gol de Paumen. Los reflejos de Mariela Scarone le ahogaron de manera increíble lo que era el 2-1.

A Las Leonas les costó resolver el problema planteado por la asfixiante marca “naranja” en las salidas. Además, a Rebecchi y Albertario les faltó compañía para quebrar una defensa que cubrió muy bien los espacios en el fondo.

Tras el descanso Argentina se adelantó y comenzó a arriesgar. De un córner nació el 2-1: bombazo de D’Elía que Rosario Lucchetti desvió hacia la red.

Herida en el orgullo, Holanda salió a matar, pero sólo consiguió consagrar a Succi, que se atajó todo. Pero nada pudo hacer frente al balazo que Rosalin Drost sacó prácticamente desde abajo del arco. 2-2.

Bajo la lluvia, y con el corazón que las hace llamarse leonas, las chicas intentaron dar un último zarpazo. Sombroek le puso la alarma al arco de los Países Bajos y no hubo manera de entrar. Tampoco al de Succi, que sobre el final amargó una vez más a Paumen. ¿Los penales? Y... una lotería.

Las tres fallas mano a mano

Ocho segundos tiene cada jugadora para resolver frente a la arquera. Son los “penales australianos”, pura adrenalina dentro y fuera de la cancha. En ese minipartido las holandesas mantuvieron la sangre fría y la mano caliente. Las Leonas empezaron mal porque Rebecchi remató desviado, y poco después la que falló fue Scarone. Una buena tapada de Belén Succi reavivó la ilusión, pero a Aymar -nada menos- se le escapó el tiro del final.

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