El legado literario de Cortázar aún sigue vigente

El legado literario de Cortázar aún sigue vigente

Hoy se cumplen 25 años de la muerte de uno de los autores más prolíficos, innovadores y reconocidos de la literatura argentina del siglo XX.

El MAS REPRESENTATIVO. Este retrato de Cortázar fue tomado por la fotógrafa argentina Sara Facio en 1967. El MAS REPRESENTATIVO. Este retrato de Cortázar fue tomado por la fotógrafa argentina Sara Facio en 1967.
12 Febrero 2009
Buenos Aires.- "Sé muy bien que mis lectores no se contentan con leerme como escritor, sino que miran más allá de mis libros, y buscan mi cara, buscan encontrarme entre ellos, física o espiritualmente, buscan saber que mi participación en la lucha por América latina no se detiene en la página final de mis novelas o de mis cuentos". Con esa sentencia, el escritor e intelectual Julio Cortázar, de cuya muerte se cumplen hoy 25 años, sintetizó las dos grandes pasiones que atravesaron su vida: la escritura y la política.
Fue uno de los escritores argentinos más reconocidos en la literatura universal y un ferviente militante de causas sociales. Dueño de una de las plumas más refinadas e innovadoras del siglo XX, fue amado y criticado a lo largo de una prolífica obra que le impidió ser ignorado.
Su obra no sólo fue profusa sino variada: si bien fue reconocido mundialmente por sus libros de cuentos y novelas, su vasta producción también incluyó poesías, poemas en prosa, comics, obras de teatro, tangos y ensayos críticos.
El modo innovador de la narrativa cortaziana fue -y sigue siendo- motivo de debate y de opiniones encontradas entre diversos exponentes de la literatura. Con un hábil juego de palabras, la fallecida poeta Alejandra Pizarnik declaró en una oportunidad: "Cortázar no deja el azar librado al azar".
"Lo que sorprende -continuó- es la maravillosa perfección con que plasma sus relatos: aún el más fantástico presenta una arquitectura acabada como una flor".
Por el contrario, el escritor Cesar Aira afirmó: "Cortázar es un caso especial para los argentinos porque es el escritor de la iniciación, el de los adolescentes que se inician en la literatura y encuentran en él, el placer de la invención".
El 1963 fue un año clave en su vida, no sólo porque viajó a Cuba, invitado por la Casa de las Américas para ser jurado, sino porque se publicó la novela que lo llevaría a ser considerado parte del Boom Latinoamericano: "Rayuela".
Este viaje a Cuba cambió para siempre su manera de relacionarse con la política. La revolución cubana -que había llegado al poder hacía tan sólo cuatro años- lo sedujo fuertemente y fue el trampolín para su posterior vinculación con otras causas sociales.
En 1973 cedió los derechos de autor de su novela "El Libro de Manuel" a la ayuda de los presos políticos en la Argentina y, en 1975, participó en México de la Comisión de Investigación de los crímenes de la Junta Militar de Chile. Un año antes de su muerte, cedió los derechos de "Los autonautas de la cosmopista" a la revolución sandinista de Nicaragua.
La militancia lo llevó a ser elegido miembro del tribunal Bertrand Russel II, reunido en Roma, encargado de denunciar violaciones a los derechos humanos. (NA)

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