Entre la soledad y el bajo perfil

Entre la soledad y el bajo perfil

El ex ministro quedó como el único culpable de la implementación del sistema de retenciones móviles. Ahora tomará más protagonismo el ex jefe de Estado.
Por Daniel Casal - Columnista de NA

26 Abril 2008
BUENOS AIRES- La partida de Martín Lousteau del palacio de Hacienda era un hecho desde hace días, ante la orfandad política que evidenciaba el ahora ex ministro al quedar como el único responsable de las retenciones móviles, la medida que disparó la protesta del campo y desgastó en forma prematura al gobierno. Cosas de la política. Es habitual decir que la política económica sale de la Casa Rosada, pero en este caso, pareció que hubiera sido ocurrencia solitaria de Lousteau. Su partida se atribuyó también a que proponía un enfriamiento de la economìa, pero el plan que le presentó a la presidenta Cristina Kirchner, propone más que nada un aterrizaje suave del consumo, mientras se alentaba la oferta.
Cuesta creer que haya decidido su renuncia cuando el ex presidente Néstor Kirchner criticó a los que abogan por una desaceleración paulatina con el fin de sujetar la inflación. No, Lousteau tenía redactada la dimisión varias horas antes porque no tenía espacio en un gobierno que ni lo convocaba para la reuniones con los delegados del agro. Lo que cayó mal en la Rosada fueron sus palabras de que se debe atacar con firmeza a la inflación, ya que la considera un tema preocupante, mientras hay funcionarios del gobierno que directamente dicen que no existe. Lousteau fue otro de los pensó que le podía dar rédito una pulseada con el secretario de Comercio. El resulato está a la vista. El polémico secretario ya salió triunfante de peleas similares con otros ex ministros como Miguel Peirano, y Felisa Miceli y hasta tuvo encontronazos con Roberto Lavagna. Practicamente no hay economistas, ni los afines al gobierno, que por lo menos mencionen la necesidad de desestimular de algún modo algo de la demanda en los sectores más ricos.
La designación de Carlos Fernández al frente del palacio de Hacienda va en la dirección de siempre, o desde que se fue Roberto Lavagna, y es que el que ocupe ese cargo debe ser un técnico idóneo y de bajo perfil para que no incursione en el terreno de la decisiones de la politica. Quizás, con el recambio de fusible en Economía se encarrilen las negociaciones con el campo, y, se sabe, Fernández es un paciente negociador. Sus desafíos inmediatos serán el control de la inflación sin planchar la demanda y avanzar en la negociaciòn con el Club de París, ya que la firma de un acuerdo será indispensable para alentar invesiones y la oferta de bienes.
 También regenerar el circuito de la confianza, debido a que, los vaivenes económicos y políticos trajeron los fantasmas del pasado, de bajas de bonos y en las calificaciones de deuda y suba de riesgo país. Pero, antes se deberá alcanzar un entendimiento con el agro, porque ningún país puede proyectar su futuro con cortes de rutas, o boicot a las exportaciones para pegar en el superávit fiscal, ante el menor ingreso por retenciones a las exportaciones, tal la modalidad de protesta que la dirigencia quiere aplicar si fracasan las negociaciones. (NA)

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