
El bochornoso miércoles protagonizado por el Senado reafirma el valor de un viejo apotegma de la vida misma: más que por las palabras, hay que guiarse por los acontecimientos. Porque aunque el presidente Javier Milei se haya cansado de repetir que quiere terminar con Cristina Fernández de Kirchner, la sucesión de hechos que le permitirán a la ex jefa de Estado participar nuevamente de un proceso electoral muestran otra versión de lo sucedido. Más que el terror de la casta, el líder libertario se asemejó más a un guardián de la vieja política. Y no es la primera vez que eso ocurre.
Los antecedentes desnudan la estrategia libertaria en este asunto. En diciembre pasado, tras el fracaso reiterado de Diputados para sesionar por el proyecto de Ficha Limpia, Milei quedó expuesto. En la última ocasión, de los 13 diputados que no habían asistido y que perjudicaron el quórum, ocho pertenecían a La Libertad Avanza. La rumorología política instaló entonces la idea –que por cierto ya venía barajándose- de que al Presidente le servía la confrontación con la ex vicepresidenta. En síntesis, que impedirle una candidatura en 2025 sería un error táctico.
Milei pareció en ese momento haber acusado el golpe en la opinión pública de esos trascendidos. Y entonces buscó despegarse rápidamente con algunos gestos. Llamó personalmente a la diputada que más había insistido con la propuesta, la macrista Silvia Lospennato. Después, la Casa Rosada anunció el envío de un proyecto mejorado, trabajado principalmente por el abogado Alejandro Fargosi. Y pidió que fuera tratado en extraordinaria; entonces, en febrero, el texto que impide a los condenados en segunda instancia por delitos de corrupción ser candidatos a cargos electivos obtuvo media sanción en Diputados. En aquella sesión, siete de los nueve diputados por Tucumán votaron a favor: los jaldistas Agustín Fernández, Elia Fernández de Mansilla y Gladys Medina; los radicales Mariano Campero y Roberto Sánchez, el ex bussista Gerardo Huesen y Paula Omodeo (CREO).
De esa manera se llegó al debate en la Cámara Alta. En los días previos se aseguró desde el oficialismo nacional que los votos estaban: contabilizaban 38 adhesiones (una más que la necesaria para su aprobación) frente a 34 de Unión por la Patria. El día de la sesión, incluso, corrían con una ventaja: el pampeano Daniel Bensusán. A lo largo de las casi 10 horas de sesión, los discursos de uno y de otro lado no dejaban lugar a dudas. Eran exposiciones típicas de una votación sentenciada: de exitismo por un lado y de resignación por el otro. Por eso los rostros de sorpresa fueron mayoría cerca de las 22, cuando el tablero mostró que Ficha Limpia había recogida 36 votos a favor y 35 en contra. Así, la iniciativa perdió estado parlamentario y no podrá volver a tratarse este año. Como conclusión, Cristina Fernández de Kirchner podrá ser candidata en 2025.
¿Quiénes se habían dado vuelta? Los misioneros Sonia Rojas Decut y Carlos Omar Arce, que poca historia política tienen sobre sus espaldas, quedaron en el ojo de la polémica. Habían anticipado su voto positivo e incluso declarado públicamente a favor del texto en la previa de la sesión. Ambos dependen del ex gobernador y hombre fuerte de esa provincia, Carlos Rovira. El peronista es un aliado constante de La Libertad Avanza, al punto que sus cuatro diputados y sus dos senadores apoyaron la Ley Bases, se levantaron cuando se trató el decreto que incrementó los fondos reservados para la ex SIDE y hasta impidieron la creación de la comisión investigadora del caso $Libra en el Senado con sus ausencias. Es decir, Rovira y sus senadores venían siendo lo que Jaldo y sus tres diputados son para Milei en Diputados.
Contradicciones
Como en diciembre, el Presidente trató de salir indemne con un ataque furioso en las redes sociales en el que despotricó a los senadores. Su vocero, Manuel Adorni, tuiteó casi de inmediato la frase “ahora más que nunca es kirchnerismo o libertad”. Es cuanto menos sugestivo el mensaje de Adorni, ya que es candidato a legislador porteño y compite mano a mano allí con Lospennato, histórica promotora de Ficha Limpia. Pero como las especulaciones tomaban envión y las noticias que llegaban desde Misiones sobre un acuerdo de la Rosada con Rovira dejaban a Milei más colorado que la tierra de esa provincia, se activó la segunda fase del operativo y esta discusión copó los últimos días de campaña en la Ciudad de Buenos Aires. El propio Mauricio Macri aseguró que el Gobierno “defraudó a todos los argentinos” y los libertarios responsabilizaron al partido amarillo. Acorralados por la vorágine de los episodios, LLA incurrió en algunas contradicciones. La más evidente se dio entre el Presidente y su jefe de Gabinete. Mientras Milei aseguró que no estaban garantizados los votos (“fue una operación mediática teñida de amarillo”), Guillermo Francos planteó que sí estaban las adhesiones necesarias (“LLA no tuvo nada que ver”).
Con esta secuencia de desavenencias y presuntos yerros políticos, puede concluirse que si no hay un pacto entre el kirchnerismo y los libertarios al menos hay una conveniencia mutua. El caso $Libra puede ser revelador en ese aspecto. Este miércoles debe reunirse nuevamente la comisión investigadora en Diputados. A esa cita deberían acudir para ser interpelados los ministros Luis Caputo y Mariano Cúneo Libarona, que pegaron el faltazo la semana pasada. Los “K” habían advertido que si los funcionarios volvían a dejarlos plantados, avanzarían con una citación a la mismísima secretaria general de la Presidencia, Karina Milei. Tras lo sucedido en el Senado, habrá entonces que prestar atención a los comportamientos de Unión por la Patria en este asunto.
La foto que no fue
En Tucumán la semana cerró con la confirmación de que el jaldismo y los disidentes del peronismo están cada vez más lejos de un eventual acercamiento. Ayer, sin el manzurismo, el Consejo Provincial del Partido Justicialista avanzó con las definiciones electorales. La gran revelación de esta jornada no fueron los formalismos aprobados y las fechas del cronograma, sino el listado de partidos políticos con los que el PJ avanzará en la conformación de un frente.
En la lista asoman los sellos Somos Uno, Movimiento Federal y Tucumán Avanza, que responden a los hermanos Nájar y Caponio y al ex intendente de Lules César “Kelo” Dip, respectivamente. Posiblemente pueda sumarse Kolina. ¿Por qué se escogió esos partidos? El mandatario no quiere que eventualmente surjan dentro de la coalición dirigentes entusiasmados con disputar una interna, sino más bien representantes que se encolumnen sin mayores cuestionamientos.
Enfrente, el antimileísmo había comenzado la semana con el ímpetu de una reunión con Cristina a la que asistirían 30 referentes. Había pasajes en aviones y en ómnibus ya sacados, pero la líder del Instituto Patria pidió postergar el encuentro. Suena lógico, teniendo en cuenta que al momento de la cancelación aún se desconocía cómo terminaría la sesión por Ficha Limpia y que la ex jefa de Estado tiene demasiados enredos para el armado en provincia de Buenos Aires. La nueva promesa es de concretar esa foto dentro de un par de semanas; claramente, esa imagen ya no tendrá el mismo impacto que hubiese tenido en el PJ tucumano antes de la reunión del Consejo partidario.
Mientras ojea los pasos de sus rivales internos, “El Comisario” mandó a calentar a Germán Alfaro. El ex intendente tenía decidido jugar electoralmente este año con el Partido por la Justicia Social, pero su reaparición pública se precipitó: la difusión de otra denuncia judicial impulsada por la gestión de Rossana Chahla, en este caso por el destino de $ 500 millones que la Provincia le envió a la Municipalidad entre 2020 y 2021, lo obligó a reaparecer bruscamente y a la defensiva. Hoy por hoy, Alfaro se encuentra sin diálogo y lejos de Roberto Sánchez, después de la traumática convivencia de 2023. ¿Cerca de LLA? Es conocida su relación y la de la senadora Beatriz Ávila con Patricia Bullrich, pero por ahora el PJS no ofrece mayores definiciones.
De nuevo, así como el salvataje a Cristina se asemeja más a un juego de estrategias electorales que a un error de cálculos, la inquieta política tucumana se parece más a una casa de permutas y de consignaciones que a una compulsa real entre dirigentes, en apariencia, distintos.