Construir una ciencia más justa en clave femenina

Construir una ciencia más justa en clave femenina

Dos investigadoras destacan la importancia del rol que juegan las mujeres en el desarrollo del conocimiento y en el progreso de la sociedad

AVANCES. Las mujeres han ido ganando cada vez más espacios en el terreno de la ciencia e investigación. conicet AVANCES. Las mujeres han ido ganando cada vez más espacios en el terreno de la ciencia e investigación. conicet
13 Febrero 2023

Acaba de conmemorarse en todo el mundo el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, establecido en 2015 po5r la Asamblea General de las Naciones Unidas. Desde ese entonces se organizan en todo el mundo actividades de educación y sensibilización pública sobre el significativo rol que ellas cumplen en el terreno de la ciencia y de la tecnología, a pesar de lo cual, muchas todavía deben sortear múltiples obstáculos para desempeñarse equitativamente en los ámbitos del conocimiento. Según la Unesco, en el mundo, poco más del 33% de quienes se dedican a la investigación científica son mujeres. Pero en nuestro país los datos muestran otra realidad, al menos, en parte.

“En Argentina y en Tucumán las mujeres somos mayoría (60% y 67%, respectivamente). Sin embargo, en los órganos de decisión y de representación de las instituciones científicas, las mujeres seguimos siendo minoría”, describe Virginia Albarracín, investigadora y responsable del Centro Integral de Microscopía Electrónica, dependiente del Conicet y de la UNT, en un comunicado de prensa del consejo.

“Este fenómeno, conocido como ‘techo de cristal’, ‘piso pegajoso’ o ‘efecto tijera’, implica que cada vez que las condiciones profesionales son más ventajosas (con mayores salarios o con mayor poder decisión), menor proporción de mujeres accedede a esas instancias”, añade.

Asimismo, indica que en el Conicet el 54% del personal, incluyendo becarias y becarios -doctorales y posdoctorales-, personal técnico, y quienes ejecutan tareas administrativas, es mujer. “Es decir: estamos muy por encima de la media mundial, del 33%, pero hay que hacer una salvedad: en la distribución, las mujeres, en su mayoría, quedan en las categorías más bajas. Ya que cada dos mujeres asistentes hay un varón; y cada tres investigadores superiores, una mujer”, señala.

En ese marco, destaca la positiva realidad del Conicet NOA Sur, que integran las provincias de Tucumán, Santiago del Estero y Catamarca: “somos el 60 % del total del personal, y en los cargos directivos hay buenas noticias: la equidad ya casi llegó; de los 23 institutos, 10 están dirigidos por mujeres. Es un gran cambio, ya que hace un par de años ese porcentaje era de sólo el 35%”.

Inclusiva y plural

“Hay que romper con los estereotipos, desafiar el sesgo de género, y derrotar la discriminación en la ciencia”, afirma Albarracín, y describe la esencia de esta como inclusiva y plural.

“En ella las mujeres deben tener plena participación y reconocimiento, algo que históricamente no ocurrió”, agrega. Y en relación con la deslucida proporción que las mujeres ocupan en el total de la comunidad científica mundial, sostiene que esa realidad no hace otra cosa que prescindir de una buena parte de la diversidad, del talento y del potencial que estas pueden aportar.

La perspectiva que tienen las mujeres del ámbito científico sobre la realidad que les toca atravesar es -casi siempre- compatible y coincidente.

Soledad Amaya, licenciada en Ciencias Biológicas del Centro de Regional de Energía y Ambiente para el Desarrollo Sustentable (Creas-Conicet-Unca), celebra que el número de científicas haya aumentado considerablemente en los últimos años en las instituciones dedicadas a la producción de conocimiento, pero aclara: “si bien más cantidad de mujeres se dedican a la ciencia, todavía hay diferencias -que van en dirección a ser equiparadas-, por ejemplo, en la participación en los espacios de toma de decisiones, o en el acceso a las oportunidades en todo el territorio”.

“Todavía queda camino por recorrer para enmendar desigualdades y asimetrías; pero de continuar con el apoyo y acompañamiento necesarios, es completamente factible que suceda”, añade.

Aporte femenino

De esta manera, y como opinan ambas especialistas –con sentires, visiones y realidades diferentes, pero al mismo tiempo similares-, reconocer el papel trascendental que las mujeres juegan implica, de alguna forma, sacar a la luz la importante y decisiva contribución que hacen. Se trata de un aporte no sólo al desarrollo económico de las naciones, sino también para el progreso de la humanidad. Esto cobra relevancia de cara a los objetivos y a las metas -en total son 17- propuestas en la Agenda 2030 por la ONU sobre el desarrollo sostenible para acabar con la pobreza, proteger el planeta y garantizar la prosperidad de la población global.

Es decir que para “trepar el risco” hacia una mayor igualdad de género y de oportunidades, el camino tiene que estar orientado hacia el empoderamiento, el acceso y la participación plena y equitativa de las mujeres en todas las ramas que abarca la ciencia, y en el seno las instituciones pertinentes.

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