Adiós a Elsa Moreno: “la salud pública no es solo una política”

Adiós a Elsa Moreno: “la salud pública no es solo una política”

La prestigiosa pediatra, laureada por la OPS, falleció a los 92 años. Reflexiones sobre la formación los médicos. Fragmento de una entrevista.

SIMPATÍA Y AMABILIDAD. Elsa Moreno se formó y enseñó en Tucumán y alcanzó prestigio internacional. LA GACETA / FOTO DE JUAN PABLO SANCHÉZ NOLI SIMPATÍA Y AMABILIDAD. Elsa Moreno se formó y enseñó en Tucumán y alcanzó prestigio internacional. LA GACETA / FOTO DE JUAN PABLO SANCHÉZ NOLI

La tarde se cuela por la ventana del departamento de la calle Monteagudo. La calidez impregna la charla. Los recuerdos humedecen la mirada de esa mujer que se vuelve más dulce cuando evoca a Carlos Landa y Juan Francisco Villalonga, sus maestros. “Soy de la promoción del 58 en Medicina. Cuando estaba en el tercer año de Farmacia, yo empecé con Medicina. Hice la primera carrera en cuatro años. Mi padre era muy afecto a que yo estudiara farmacia. Después, por mi cuenta, me inscribí en Medicina y terminé la carrera de Farmacia que fue una satisfacción para mi padre. Fui de las primeras en recibirme y en ese momento, como fui el mejor promedio de mi promoción, me dieron una beca para España para hacer clínica médica”, comenta la doctora Elsa Margarita Moreno, destacada profesional que en 2002 fue declarada “Heroína de la Salud Pública de las Américas” por la Organización Panamericana de la Salud. Falleció el martes a los 92 años. Reproducimos un fragmento de una entrevista que le hice hace unos años, cuando estaba escribiendo la Historia de la Facultad de Medicina de la UNT.

- Cuénteme de sus maestros.

- Yo era ayudante de Villalonga en Infecciosas. Primero fui ayudante en la cátedra de Landa en Farmacología, yo ya era farmacéutica. Como no estaba afiliada a la CGU no podía entrar hasta que se abrió el panorama, entré como ayudante docente de Landa, mientras estudiaba. La CGU era de Perón. Él era un erudito, un profesor que a uno lo entusiasmaba mucho. Sus clases de clínica médica eran realmente muy buenas. Nos sorprendía con su erudición, tanto es así que pensé que iba a hacer clínica médica. Cuando estuve ese año como ayudante docente, tuve más tiempo de interactuar con él, de conocerlo. Era un profesor que conocía sus capacidades y que quería transmitir y ayudar a la gente a progresar. Cuando fui a hacer clínica médica en España, descubrí que me gustaba mucho la pediatría. Iba a observar la atención pediátrica ambulatoria con uno de los pediatras más famosos en ese momento en Madrid, Jaro. Ahí decidí hacer pediatría. Regresé de España y en mi ausencia, envié mi currículo con el apoyo de la doctora Cusa, que me avisó que había un concurso de médico interno de guardia en el Hospital de Niños; ella presentó mi currículo y cuando llegué de España, ya tenía el cargo. Fui a hablar con el doctor Villalonga, me aceptó e hice mi concurso para la jefatura de Infecciosas y entré como ayudante docente. Ahí trabajé durante diez años, pero en ese intervalo tuve otras actividades en el sistema de salud.

- En una profesión dominada por hombres; ¿cómo era el ambiente en la Facultad?

- Éramos un 30% de mujeres, nos trataban bien, no había discriminación. A la mujer le costaba llegar a los lugares de conducción, incluso ahora. He trabajado con dos profesores y no hacían diferencia. Combes me pareció muy bueno en Fisiología. Había bastante distancia entre el profesor y los alumnos, ahora me parece que ha cambiado la cosa. Hemos tenido maestros de excelencia. El doctor Dalma era excelente, yo me recibí con su materia; nos hacía gustar de la psiquiatría. Cuando yo estaba terminando mi carrera, me faltaba una materia, me llamaron al decanato y me dijeron que yo estaba con el mejor promedio, que la Universidad me iba a financiar una beca de un año. Yo elegí Madrid. Luego hice un curso de pediatría en Chile hasta que decidí hacer Salud Pública.

- ¿Cuándo se vuelve a vincular con la Facultad?

- A fines de la década de 1970. En el 68 hago mi formación en Salud Pública; en ese momento yo era subsecretaria de Salud en el ministerio de la provincia, estuve con Villalonga. Regresé a Tucumán y el doctor César Peta, secretario del ministro de Salud, se acercó a saludarme, me nombró subsecretaria. Yo venía muy entusiasmada de Chile. Él murió en un accidente y lo reemplazó el doctor Villalonga. Le presenté la renuncia a Villalonga, que era mi maestro. Entonces me dijo: “Vos estás loca”, la rompió, y seguí con él. Hice luego un curso de salud pública en Buenos Aires. Me llama entonces el subsecretario de Salud Pública de la Nación y me ofrece ir a la Delegación Sanitaria de Neuquén, pero iba a trabajar en La Pampa, Río Negro y Neuquén. De Neuquén me llevaron a Buenos Aires, vino el gobierno militar y tuve que renunciar. Yo era directora de Maternoinfantil de la Nación y docente de la Escuela de Salud Pública. Me llamó la OPS, primero en Honduras, Brasil, México, con responsabilidad en Cuba y luego fui con un cargo muy alto a Washington.

- ¿Cómo traba contacto con Carlos Fernández, que ya era entonces decano de Medicina?

- Faltaba un año para terminar mis funciones en Washington. Aparece Carlos Fernández, que había ido a un congreso internacional en cardiología. Me dice: - “Yo te necesito”. Bueno, yo tenía ahí todavía un año, pero lo pongo en contacto con la Kelloggs, con la cual yo venía trabajando desde que estuve en Brasil. El me habló de su proyecto, quería sacar la Facultad a trabajar con las comunidades. Le dije que estaba trabajando con una fundación que tenía mucho dinero y que me enviara el plan... Cuando él me contó que estaba yendo con profesores y alumnos a las comunidades, le dije que necesitaba recursos. El me mandó el programa, hablé con la Kelloggs y les pareció la idea revolucionaria.

- ¿Cuál es la importancia de enseñar Salud Pública en la carrera?

- Todos los años se enseña salud pública. La gente entiende la salud pública solo como la política de la salud y no es así. Realmente, las cosas que están pasando en la salud y en las comunidades muestran la necesidad de que el médico sepa que no está solo para curar. Todas estas propuestas de promoción, de prevención, de participación comunitaria influyen en la salud pública. Entonces creo que esta idea de que todos los cursos tengan salud pública, los cinco primeros son con exámenes, los dos restantes los realizan en los centros de salud y en las comunidades, fue lo que a mí me convenció que debía volver porque aquí había una persona que entendía lo que entendía yo por salud pública. Además él era decano, tenía poder para decidir y hacer.

- Tiene que ver además con una cuestión social...

- La salud pública lo ayuda al médico a entender el proceso de salud-enfermedad: si el médico no sabe que la mayor parte de los problemas de la salud están en el ambiente, en la parte social, no es un buen médico. La salud pública le da el enfoque familiar, las decisiones más importantes sobre la salud se generan en la familia, no en el consultorio del médico. Yo venía de una experiencia en Neuquén. A mí me llamó la OPS por el éxito del programa que hicimos en Neuquén. Yo fui allá con mucho entusiasmo. Me quedé tres años y transformamos el sistema de salud y llegó a ser reconocido en toda América por el hecho de haber trabajado en la prevención y con las comunidades. Se hacían visitas semanales a las comunidades. Estaba convencida de que esa era la forma de trabajar. Yo ya había publicado la experiencia, incluso tengo un premio de la Sociedad de Pediatría. Neuquén sigue siendo una de las provincias con más baja mortalidad infantil.

- ¿Cuáles fueron las primeras acciones al llegar a Tucumán?

- Llegué en el 89 de Washington. Fuimos armando en cada uno de los años qué parte de la salud pública se enseñaba y estaba de acuerdo con lo que se estaba enseñando en las otras materias. La Facultad de Medicina se transformó con las gestiones de Carlos Fernández y de Rita Wasserman.

- ¿Está de acuerdo con el cupo?

- Todas las facultades lo deberían tener; no se puede engañar ni la Universidad ni la gente diciendo que todo el que quiera puede ser médico. No podemos seguir formando tantos médicos. Nosotros tenemos casi 1,2 enfermeras por cada médico y la Organización Mundial de la Salud dice que hay que tener cinco o seis enfermeras por médico. Nosotros estamos encareciendo el sistema y encima estamos defraudando a la gente porque el recurso humano está muy mal remunerado. Eso no pasaba en Neuquén.

- ¿Es elitista la Facultad de Medicina?

- No. El secundario es tan malo que se tiene que preparar. Queremos calidad en los médicos. Nuestro país debería tomar otras decisiones. Hay cosas a las cuales tienen derecho todos, pero no todos pueden entrar a Medicina si no tienen ciertas condiciones y vocación. No hay que engañar a la gente: si el recurso docente está de acuerdo al cupo, lo encuentro perfecto. No formamos especialistas sino un médico general y creo que el primer nivel de atención en los centros de salud, el recurso humano está preparado para eso, le falta complejidad. En la Facultad de Medicina están saliendo médicos que pueden empezar en el primer nivel, pero pueden hacer la residencia de médico general. Actualmente tenemos un 60 o 70% de médicos especialistas y tiene que ser a la inversa, ser generalistas. Las cosas se tienen que resolver en los centros de salud y en la familia.

› Destacada trayectoria

Nació en El Chaco el 27 de enero de 1929. Se graduó en la Facultad de Medicina de la UNT. La OPS la declaró “Heroína de la Salud Pública de las Américas” en 2002. Publicó más de 140 trabajos científicos y 10 libros en las áreas de la salud materno infantil, clínicas, salud pública e investigación de los servicios de salud.

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