“Rompí el respirador de manera accidental”, dijo el empresario detenido

“Rompí el respirador de manera accidental”, dijo el empresario detenido

A Jorge Díaz se le dictó la preventiva por daño intencional. Además del artefacto vital en tiempos de pandemia, rompió un monitor del Padilla.

“Rompí el respirador de manera accidental”, dijo el empresario detenido

“No fue mi intención dañarlo. Rompí el respirador de manera accidental. Estaba en la camilla y como me meaba (sic), me levanté y con la sonda que tenía puesta lo tiré”, dijo José Hernán Díaz (45 años). Las palabras del acusado generaron caras de sorpresa en la audiencia. Y no paró. “Y sí, después me enojé y le di una patada al monitor porque todos me estaban gritando”, agregó. El juez Rafael Macoritto no creyó su descargo y le dictó prisión preventiva por 30 días, tal como se lo había solicitado el Ministerio Público Fiscal, al acusarlo de daño agravado por haber roto esos elementos en el hospital Padilla.

El respirador, de vital importancia en tiempo de pandemia, fue valuado en $1,2 millones. Todavía no se determinó el costo del otro aparato, ni se terminó de realizar el inventario para determinar si hubo otro faltante, ya que en el momento del incidente habría desaparecido un tensiómetro.

La acusación

El auxiliar fiscal Ezequiel Filmann, durante la audiencia de formulación de cargos, fue claro a la hora de explicar cómo se había producido. Relató que Díaz transitaba solo en un Renault Clío y, por razones que nunca quedaron claras, perdió el control del vehículo y terminó estrellándose contra una columna en Roca y Ayacucho. Fue asistido por personal policial y trasladado en una ambulancia al Padilla para que fuera atendido.

El representante del MPF dijo que pasadas las tres de la mañana el acusado comenzó a protagonizar incidentes en la sala de shockroom, donde estaba siendo atendido. “Repentina y agresivamente comenzó a acusar infundadamente al personal de salud por el faltante de su billetera y el teléfono celular. Mientras estos intentaban calmarlo, Díaz reaccionó con más violencia, tomando un monitor para arrojarlo al suelo. No conforme con ello, lanzó un golpe de patada hacia un respirador, dañándose totalmente por su impacto con el suelo”, sostuvo Filmann.

El auxiliar también destacó que después de que produjera el daño, los profesionales de la salud llamaron al servicio 911, cuyos agentes se presentaron y lo llevaron a la seccional 2°, donde el fiscal Carlos Saltor convalidó su aprehensión.

Díaz negó la acusación y trató de justificarse diciendo que fue un accidente. “Soy diabético y hacía 48 horas que no me inyectaba insulina. Me estaba meando y los médicos no me atendieron como corresponde”, señaló el acusado, oriundo de Buenos Aires.

También declaró que cuando era trasladado al Padilla fue agredido por personal policial. “Esa es una vil mentira de un hombre que lo único que hizo fue dañar elementos que son indispensables para la salud de todos los tucumanos. Es extremadamente repudiable que en este contexto haya una persona a la que se le ocurra dañar un respirador de un hospital público”, opinó el jefe interino de la Unidad Regional Capital, Joaquín Girvaux, que avaló el proceder de los uniformados.

El imputado, que llamó “maestro” y “hermano” al magistrado, calificó de “inoperantes” a los médicos que lo atendieron, a pesar de que varios de ellos estaban presenciando la audiencia de manera virtual. Macoritto le pidió que se calmara y se ubicara.

Díaz dijo ser empresario textil y que tiene un ingreso diario de entre $10.000 y $50.000. También relató que vive solo en un barrio privado de Tafí Viejo y que su esposa, que está radicada en Buenos Aires, tiene una empresa del rubro que se dedica exportar ropa para mascotas a diferentes países de América del Norte.

Filmann, por su parte, durante la audiencia confirmó que el acusado no tenía antecedentes penales, pero que sí se le habían formado expedientes en su contra por dos delitos de amenazas, otro por usurpación y uno por cohecho, pero que todos fueron archivados.

La resolución

El auxiliar fiscal, tal como lo había ordenado Saltor, solicitó que se le dictara 30 días de prisión preventiva. Fundamentó su pedido en que no se había podido confirmar que Díaz vivía en el lugar que había fijado como residencia. También explicó que su equipo debía tomar declaraciones a varios testigos y que existía el peligro real de que el acusado tratara de influir en sus declaraciones.

“La actitud del imputado no merece mayores reparos. Fue totalmente indiferente, sin mostrar siquiera arrepentimiento, desplegando una violencia desmedida contra los elementos utilizados para brindar salud a pacientes críticos. No puedo dejar de resaltar que dañó un respirador artificial en un contexto actual de pandemia, donde este tipo de elementos resultan necesarios e indispensables para salvar vidas. Son escasos los respiradores disponibles en nuestra provincia y desde ahora hay uno menos”, argumentó.

César Avellaneda, el defensor de Díaz, reconoció la gravedad del caso (ver nota aparte), pero pidió que cumpla la medida coercitiva bajo la modalidad de arresto domiciliario. “Sufre un grave cuadro de diabetes y no tiene quién le lleve la insulina que necesita al lugar donde se encuentra privado de su libertad”, señaló.

Macoritto, después de escuchar a todas las partes, le dictó la prisión preventiva por 30 días. Además, ordenó que, después de cumplir con el aislamiento preventivo de dos semanas, sea trasladado de manera inmediata al penal de Villa Urquiza.

“Se tuvo en cuenta la gravedad del caso”

José Hernán Díaz fue acusado de daño agravado por haber destruido un respirador y un monitor del hospital Padilla. El artículo 184 del código penal establece una pena de 3 meses a cuatro años de prisión preventiva a todos aquellos que generaran un daño a un elemento de bien público. “Cuando analizamos el caso, decidimos solicitar que se le dicte la prisión preventiva porque consideramos que estábamos ante un hecho grave que termina perjudicando a toda la sociedad tucumana”, explicó el fiscal Carlos Saltor, titular de la Unidad de Flagrancias III, que intervino en la causa. “No hay dudas de que el dolo generado por esta persona es mucho más grave por el contexto de pandemia que estamos viviendo. Este señor, con su actitud, sacó de servicio un aparato elemental para un paciente crítico”. “También entendíamos que se debía emitir un mensaje muy claro a la sociedad: no se pueden tolerar más este tipo de actos. Afortunadamente, el juez (Rafael) Macoritto, que es muy criterioso a la hora de resolver cada expediente, terminó aceptando nuestro planteo”, concluyó.


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