Retrocrítica: te recomendamos ver Los inútiles, de Federico Fellini

Retrocrítica: te recomendamos ver Los inútiles, de Federico Fellini

No es la película más conocida del director italiano. Pero es una obra maestra.

Retrocrítica: te recomendamos ver Los inútiles, de Federico Fellini
23 Abril 2021

Daniel Medina

En un contexto en el que todos estamos bombardeados por las novedades, y por los estrategias de márketing que nos quieren hacer pensar que no podemos vivir si no vemos tal o cual estrenos, no está mal poner el pie en el freno. Y mirar hacia atrás. El tiempo es el que, con mayor sabiduría, selecciona la obra de arte que perdura, de la basura. Por eso, no está mal, de vez en cuando, hacer retrocríticas: volver a habitar películas viejas que no han envejecido.  En esta ocasión, vamos con una de Federico Fellini, que con un riguroso realismo dio pinto la vida de cinco inútiles.

Las historias de niñitos bien con vidas felices resultan insoportables. Hay algo de indecente o de provocativo en mostrar esas existencias tan espantosamente perfectas e inalcanzables. En cambio, hay una atracción única en las historias de perdedores, sobre todo cuando el fracasado se jacta de su estado, no tanto porque sabe, o al menos intuye, que un perdedor siempre será un perdedor, sino porque tiene el coraje de despreciar todo lo que significa éxito en la sociedad.

Retrocrítica: te recomendamos ver Los inútiles, de Federico Fellini

El repertorio de películas con esta temática es grande, pero en este momento se me hace imposible dejar de hablar de Los inútiles (1953), una de las grandes obras maestras de Federico Fellini, aunque no haya tenido el recibimiento de otros de sus trabajos.

La película comienza con una fiesta, una dolce vita pueblerina y paupérrima, en la que uno de los cinco perdedores toma conocimiento de que su novia está embarazada. El muchacho intenta huir, en vano, del pueblo para no hacerse cargo. Lo que este personaje intenta retener son esas horas muertas con sus amigos, las borracheras, las caminatas y charlas y esa sensación de estar a la deriva sin que el naufragio los pueda alcanzar.

En contraposición de los jóvenes, están los adultos, paradigmas de la responsabilidad –pero también de la resignación- dentro de la sociedad.

Retrocrítica: te recomendamos ver Los inútiles, de Federico Fellini

No hay una visión idealizada de estos perdedores. Se muestra sus miserias, sus vicios, las consecuencias que generalmente recaen en otros para que ellos puedan seguir jugando a que pueden detener el tiempo, mientras se sienten intocables por los azotes de la vida. Pero tampoco está esa mirada moralista o por lo menos hay algo que a lo largo de la película queda en claro: Fellini quiere a sus personajes, tanto como al cine (aunque haya dicho que el negocio del cine es macabro, grotesco: una mezcla de partido de fútbol y de burdel).

Uno de estos cinco perdedores logra saltar ese cerco y se va del pueblo, algo que acaso añoran todos, pero nadie se atreve a sacar los pies de ese terreno seguro, predecible, donde el ayer se parece demasiado al hoy. Sale de madrugada, cuando todos sus amigos están durmiendo y acá Fellini hace algo genial: cuando se va retirando en el tren, podemos ver, a través de distintos travellings, cómo la cámara se aleja del andén, de cada una de las habitaciones de sus amigos; podemos ver, en resumidas cuentas, todo lo que se deja atrás.

Otra secuencia en la que el talento de Fellini brilla (estos son los primeros años del italiano como director, pero ya es un maestro) se puede apreciar, por ejemplo, en la escena del baile de disfraces, con movimientos de cámara impresionantes.

“Un buen vino es como una buena película: dura un instante y te deja en la boca un sabor a gloria; es nuevo en cada sorbo y, como ocurre con las películas, nace y renace en cada saboreador”, decía el maestro. Han pasado casi 68 años y esta película no ha envejecido nada. Sigue siendo inevitable ver esta película con nostalgia y cariño y disgusto y envidia por todos esos grandes perdedores.

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