“Te juro que todas las noches me levanto a hacerme dos puff”, le dijo una vecina a Campero

“Te juro que todas las noches me levanto a hacerme dos puff”, le dijo una vecina a Campero

Los habitantes del loteo El Bernel pidieron al intendente el cierre del vaciadero de residuos verdes, que volvió a arder. “Me hago cargo”, expresó el jefe municipal a los pobladores.

RELATOS EN PRIMERA PERSONA. El martes por la noche, Campero oyó el reclamo de los residentes del barrio situado al final de la avenida Fanzolato.  la gaceta / foto de Osvaldo Ripoll RELATOS EN PRIMERA PERSONA. El martes por la noche, Campero oyó el reclamo de los residentes del barrio situado al final de la avenida Fanzolato. la gaceta / foto de Osvaldo Ripoll

Un minuto de humo, ya está mal -dice Mariano Campero, intendente de Yerba Buena-. Es suficiente. Me hago cargo.

- Pero Mariano, ¿de quién es la responsabilidad en caso de que se dispare el fuego? Tuya... del municipio... de un privado...

La respuesta no se produce de inmediato. El intendente guarda unos segundos de silencio mientras se frota la quijada con sus dedos pulgar e índice. Parado junto a él, Manuel Courel, su jefe de Gabinete, tiene el mismo gesto. Los dos son abogados. Los dos se han llevado la mano a la mandíbula, en esa pose típicamente reflexiva. Junto a ellos estuvo el concejal Rodolfo Aranda.

- Obviamente que recaerá en mí -le contesta, tras la pausa, a Martín Manzano.

- ¡Las llamas del otro día eran tremendas! - interrumpe Griselda Palavecino.

- Todas las noches me levanto a hacerme dos paf. Me siento ahogada - le jura Giselle Rulfo.

- Es verdad que esto ha mejorado. Se nota la diferencia. Pero no nos alcanza. No alcanza -remarca Natalia Chiarello-. Su casa es la última del loteo El Bernel, antes de que empiece el vaciadero de residuos verdes al que estos residentes se enfrentan desde 2014.

- Natalia, pienso que la única alternativa es urbanizar esos predios. Y para eso tenemos que hablar con el propietario. Te pido que esperen a que me reúna con él. Tengo expectativas.

Es martes por la noche. Los vecinos conversan con el intendente, al compás de una tormenta atolondrada que ahoga las voces al estrellarse sobre un techo de chapa.

Antes estuvieron en una plaza, pero el aguacero los corrió a la cochera de una vivienda. A la mayoría se le pega la ropa y le brilla la piel, más por la transpiración de una sofocada jornada de verano que por el agua de lluvia. Algunos tutean al intendente y a algunos, él también, los llama por sus nombres. El fin de semana, el vaciadero comenzó a arder y a los bomberos voluntarios les llevó varios días controlar el fuego. El episodio no es nuevo: hace seis años que estas personas insisten por el cierre definitivo de ese basural. Y aunque reconocen que antes era peor, siguen disconformes. Por eso, Guillermo Babot no se ilusiona con las expectativas de Campero. “Necesitamos medidas inmediatas”, lo insta. El intendente levanta la voz para quedar por encima del ruido del agua en la chapa. Le contesta que lo inmediato es el control. Que desde el lunes, toda la “artillería” de la Municipalidad la han “metido” ahí. Que en consecuencia, no entra nadie. Y que, en poco tiempo, no arrojarán nada; es decir, el municipio dejará de trasladar los residuos verdes a ese sitio. En vez, explica que enviarán los camiones al vivero público y a la planta de tratamiento de San Felipe, que es utilizada por las ciudades del Gran Tucumán. Luego retoma la posibilidad de una reunión con el dueño del predio. Anticipa que le propondrá que les concesione esas 40 hectáreas para convertirlas en un espacio verde. “Es es nuestra idea. Mañana tendré una respuesta”...

La hoguera ahogada

Actualmente, el grueso de los residuos verdes que se recogen en esa ciudad son trasladados al vaciadero que -según Campero- funciona desde la intendencia de Enrique Juárez Dappe, en la década del ‘90. El sitio se encuentra al final de la Fanzolato, una avenida perpendicular a la Perón. Entre 2013 y 2014, cuando se consolidó el barrio El Bernel, comenzaron los reclamos. Antes, no había casas en las cercanías.

Durante los años posteriores han sido recurrentes las quemas de basuras y sus efectos en la salud de las personas y en el medio ambiente. En 2015 y en 1016, la Defensoría del Pueblo conminó al otrora intendente Daniel Toledo, primero, y al actual, al cabo, a que erradiquen el basural. La Ley 7.883 prohíbe, en toda la provincia, el depósito de residuos en lugares que no se encuentran habilitados.

Aunque en los últimos dos años los incendios han disminuido, debido a que el municipio tomó una serie de medidas, cada vez que arde, el humo se eleva durante días. “Es una hoguera ahogada. Toda la zona está cubierta con palos y troncos. Cuando encuentra oxígeno, se vuelve a prender. Además, fui el fin de semana y había basura domiciliaria. Se sigue prendiendo y se sigue tirando basura”, cuestiona Leonardo Natiello. Campero oye el planteo: “a pesar de que no les alcance, les pido mil disculpas”, contesta.

Algunos accionaron contra el municipio ante la Justicia

El lunes, Florencia Martínez, otra residente del loteo El Bernel, presentó una denuncia penal en contra de la Municipalidad de Yerba Buena. “El humo causó malestar en el medio ambiente. Muchos vecinos sufrimos dificultades para respirar e irritación en los ojos, especialmente los niños. A los bomberos les llevó horas tratar de controlar el fuego”, se lee en el texto ingresado en la oficina de Denuncias y Atención Ciudadana de la Unidad de Fiscal de Decisión Temprana, a cargo del fiscal Pedro Gallo. Además, Martínez exige la clausura del predio, algo que se planteó en la reunión de los vecinos con el intendente Mariano Campero.

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