Vecinos del Bernel denuncian a la Municipalidad de Yerba Buena

Vecinos del Bernel denuncian a la Municipalidad de Yerba Buena

Piden el final del vaciadero de residuos verdes situado atrás de su barrio, al norte de la avenida Perón.

Foto gentileza Leonardo Natiello Foto gentileza Leonardo Natiello

Se despertó a la medianoche, cuando oyó que su hijo tosía. Y mientras iba de su cuarto al del niño, se dio con que en la casa había humo. Con que no se podía respirar. Con que le ardía la nariz. Entonces abrió una ventana y comprobó su sospecha: afuera había fuego. Sin pensarlo dos veces, agarró el celular y buscó un contacto agendado como Mariano Campero. “Buenas noches, perdone la hora. Quiero que sepa que el basural está prendido”, escribió Eliana Defonsi. Y le envió el mensaje al intendente de Yerba Buena. En la cabeza le daba vueltas -cuenta ella- el recuerdo de un día en que Campero, cuando todavía era concejal, los visitó y les dijo que ese lugar debía cerrarse. “Siento que no ha cumplido con lo que ha prometido”.

Esa noche, Eliana no fue la única que estuvo en vela. También en la casa de Griselda Palavecino acabaron despiertos. El olor y el humo se metieron adentro de las habitaciones. “El basural tiene que desaparecer”, pensó. A la mañana siguiente, otros dos vecinos, Leonardo Natiello y Leandro Sánchez, tomaron fotografías de la columna, que seguía encendida, y las enviaron a este diario. “Estamos hartos. Es de nunca acabar”, dijeron.

Ese relato es viejo. Fue publicado por este diario hace cuatro años, en septiembre de 2016. Hoy -sin embargo- podría usarse tal como está: la historia se repite. La historia no ha acabado. Vecinos del loteo El Bernel siguen padeciendo las consecuencias de los incendios que se producen en el vaciadero de residuos verdes que se encuentra al final de su barrio, al norte de la avenida Perón. El último foco ígneo comenzó el fin de semana y, hasta el cierre de esta nota, seguía prendido, aunque con menos intensidad. “Queremos que se cierre definitivamente. Nos consta que Campero ha convertido esto en un centro de compostaje. Pero igual, es inmanejable”, dice -ahora- Natiello. “El sábado fue de terror”, añade Palavecino.

Florencia Martínez, otra residente, también está cansada. El lunes pasado presentó una denuncia penal en contra de la Municipalidad. “El humo causó malestar en el medio ambiente. Muchos vecinos sufrimos dificultades para respirar e irritación en los ojos, especialmente los niños. A los bomberos les llevó horas tratar de controlar el fuego”, se lee en el texto ingresado en la oficina de Denuncias y Atención Ciudadana de la Unidad de Fiscal de Atención Temprana, a cargo del fiscal de instrucción Pedro Gallo.

Además de radicar esa acusación, Martínez exigió la clausura del predio. Para acelerar o fortificar sus pedidos, otro grupo de residentes ha hecho circular una nota en los barrios cerrados Las Marías, Las Acacias y Los Tipales. Exigen el cierre definitivo. Incluso anoche tenían previsto reunirse con Campero, en una plaza pública.

La historia

El predio está localizado en la localidad de San José. Para llegar, hay que trepar por una calle llamada Fanzolato, perpendicular a la avenida Perón. Al final de la subida, se encuentra El Bernel.

El vaciadero es utilizado por la Municipalidad -desde hace más de una década- como depósito de residuos verdes. No obstante, desde 2013 en adelante, en las ediciones de este diario se han publicado quejas de quiénes viven en los alrededores. En una ocasión, los vecinos se reunieron con el otrora intendente Daniel Toledo, quien se comprometió a frenar el ingreso de basura domiciliaria -que se había vuelto corriente- y a prohibir la quema. Durante un tiempo, pudo cumplir su promesa. Sólo por un tiempo.

En febrero de 2015, cuando todavía estaba en el cargo, Toledo recibió un exhorto de la Defensoría del Pueblo, en el que se lo conminaba a que erradique el basural. “La Ley 7.883 prohíbe, en toda la provincia, el depósito de residuos en lugares que no se encuentran habilitados”, le decía el defensor de aquel entonces, Hugo Cabral.

Al año siguiente, en febrero de 2016, Cabral le envió una nota al sucesor en el cargo, Campero. En ese texto, le solicitaba que informe si era cierto que la Municipalidad seguía arrojando residuos verdes. “En caso de que su respuesta sea afirmativa, indique si cuenta con un estudio de impacto ambiental. Y remita las copias de ese apto”, le pedía.

Ante ello, Campero indicó que iba a cerrar el lugar de forma progresiva. Cuatro años han transcurrido desde entonces. Si bien el jefe municipal ha convertido el sitio en un centro de tratamiento y compostaje, los residentes suelen expresar disconformidad, cada tanto. “Esto es como una hoguera ahogada. Y permanente”, concluye Natiello.

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