El deporte amateur en Tucumán: por un equilibrio a largo plazo

El deporte amateur en Tucumán: por un equilibrio a largo plazo

Las políticas deberían ser sociales y de alto rendimiento.

A TODA VELOCIDAD. El mountain bike tiene un buen desarrollo en Tucumán, pero falta proyección al contexto nacional. A TODA VELOCIDAD. El mountain bike tiene un buen desarrollo en Tucumán, pero falta proyección al contexto nacional.

La última edición de los Juegos Panamericanos en Lima fue la más exitosa para el país fuera de las dos que se realizaron en suelo argentino en 1951 y 1995. De las 101 medallas que consiguió la delegación “albiceleste”, la más numerosa que se presentó en la historia de la competencia regional con 539 deportistas, cuatro tuvieron como protagonistas a atletas tucumanos.

Tanto a nivel nacional, como provincial, la producción fue mejor que en Toronto 2015. Hasta Canadá habían llegado 476 deportistas que cosecharon 75 medallas. En esos Juegos, Tucumán tuvo cinco representantes: Emmanuel Lucenti, en yudo; Noelia Rodríguez, en mountain bike, Miguel Amargós, en karate y en rugby, Rita Cazorla y Luciana Travesi. ¿El saldo? Una medalla de oro lograda por Amargós. En la edición que finalizó hace menos de un mes, la representación tuvo número y rendimiento más elevado también.

En la delegación hubo 11 tucumanos: Tomás Vanni, rugby; Cynthia Pinto, pelota vasca; en tiro, Fernando Vidal Sanz; Solana Pereyra, fútbol femenino; Gisela Yubrin, tiro con arco; Victoria Sauze, hockey sobre césped; Andrea y Florencia Moreno y Mayra Aguilar, en rugby. Además de Tomás Herrera, en remo, y Miguel Cano, en atletismo, ambos radicados en otras provincias.

Cuatro lograron medallas en la cita peruana. Pinto, Vanni y Sauze obtuvieron una dorada en su disciplina. Pereyra, una de plata. El pulgar, a partir de estos datos, debería estar hacia arriba, pero el análisis debe ser un poco más profundo para no descansar en los laureles de esfuerzos personales ni en procesos macros nacionales, alejados de lo provincial.

Teniendo en cuenta que es el deporte amateur el protagonista en este tipo de competencia, es el discurso de Pinto el que pone de manifiesto que la superación en el medallero no tiene sintonía con la realidad. “Yo no tuve mucho apoyo de la provincia. Me cansé de golpear puertas y que me dieran la espalda”, dijo cuando regresó la pelotari dorada. La falta de apoyo sigue siendo un rival para los deportistas de alto rendimiento que viven en la provincia. Su desarrollo depende de la promoción que ellos mismos se generen, de los que sienten cariño por ellos y de contadísimos empresarios que se animen a confiar cuando alguien como Cynthia vaya a tocarles la puerta. Es cierto que el Estado provincial puede tener urgencias básicas por resolver, pero al menos, y de par en par, deberían tener las puertas abiertas. Generar conjuntamente con el atleta los recursos económicos que permitan entrenar dignamente sería la posible sociedad.

Lo que describe Pinto da cuenta que es poca la visión a largo plazo porque con la medalla colgada es que recién desde el Estado provincial visualizaron que en la provincia ella, atleta de selección argentina, existía. Desde Casa de Gobierno, cuando finalmente abrieron sus puertas para reconocerla, se comprometieron a ayudarla en su meta más importante en lo inmediato: el Mundial de Francia en octubre.

Los casos de Sauze, Vanni y Pereyra son un universo aparte. Los tres se dedican al deporte y saben que tendrán una remuneración económica, además de la posible gloria. Pero otra vez, el poco desarrollo deportivo en la provincia da cuenta en sus historias: si Sauze y Pereyra no emigraban a Buenos Aires, su crecimiento se iba a estancar. En el caso de Vanni sigue radicado en Tucumán, pero dentro del sistema de la Unión Argentina de Rugby, que desde hace varios años funciona con éxito apoyando íntegramente a los seleccionados como el jugador de “Uni”.

- -A TODA VELOCIDAD. El mountain bike tiene un buen desarrollo en Tucumán, pero falta proyección al contexto nacional. LA GACETA / FOTO DE FRANCO VERA.- - -A TODA VELOCIDAD. El mountain bike tiene un buen desarrollo en Tucumán, pero falta proyección al contexto nacional. LA GACETA / FOTO DE FRANCO VERA.-

Hace cuatro años atrás, Guillermo Monti, prosecretario de LA GACETA, hacía el panorama post Panamericano Toronto 2015. “El Gobierno provincial, y esto quedó dicho desde hace tiempo, marcó una política muy clara en estos 12 años de alperovichismo. La dedicación apuntó al deporte social, que puede leerse como un conjunto de esfuerzos destinados a mejorar la calidad de vida de la población”, escribió Monti y eso, más allá del cambio de apellido, no cambió. Luego dejó planteadas una serie de preguntas. “¿Mejoró sustancialmente la calidad de vida de los tucumanos a partir de estas políticas?”, es quizás la que mejor resume el planteo. Como en aquellos años, la incógnita es difícil de responder, pero es claro que los esfuerzos siguen centrados en lo social, antes que en el alto rendimiento.

La ocasión, esta que dejó a cuatro tucumanos con medallas en sus cuellos, debería ser aprovechada al máximo. Y empezando por Pinto, principalmente, la más amateur de todos ellos. Su deporte no es olímpico. De hecho, volvió a ser parte del programa Panamericano en Lima 2019, tras ocho años de ausencia, y aún no es seguro que se mantenga en Chile 2023. Pero su logro engloba todo lo que sustancialmente podría mejorar la calidad de vida de la población. Para llegar a la medalla dorada forjada en el frontón del club de calle España 153, ella comió sano, respetó las horas de sueño, fue al gimnasio. Todo eso lo logró mientras atendía las necesidades familiares y ejercía su tarea de ama de casa.

Pinto logró combinar lo profesional con lo amateur. ¿Por qué no trasladar ese ejemplo a una política estatal deportiva mixta? Las instalaciones para practicar deportes pueden asomar como un primer paso de unión para que los resultados beneficien a ambos sectores de la población. De nuevo se puede tomar el caso Pinto como “laboratorio”. La pelotari, si bien se entrena en el Frontón Tucumán, podría, si no hubiesen estado abandonadas y descuidadas, usar las canchas de su deporte que están en el complejo Muñoz, pintorescamente grafiteadas sobre avenida Juan B. Justo al 2.000. Una reactivación de esa cancha de pelota vasca teniendo en cuenta que una de las dos mejores jugadoras del continente en la modalidad pelota de goma trinquete es tucumana, puede ser un comienzo de desarrollo para una actividad más allá de su estatus olímpico o no.

No es que pensar en grande sea un error, pero quizás un centro deportivo de alto rendimiento en la altura de Tafí del Valle no es el paso adecuado para el presente del deporte provincial. Con inversiones inteligentes y bien analizadas, los deportistas tucumanos dejarán de sumar “rivales” y sólo los tendrán en la cancha cuando salgan a representar a la provincia.

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