Dora Barrancos: “Construir el campo de las ciencias sociales es tarea colectiva”

Dora Barrancos: “Construir el campo de las ciencias sociales es tarea colectiva”

La socióloga fustigó el modelo utilitario de producción de saberes, y llamó a defender las humanidades y sus contribuciones. Mal planetario.

MILITAR EL OPTIMISMO. “No nos podemos permitir el pesimismo preventivo”. LA GACETA / FOTO DE FRANCO VERA.- MILITAR EL OPTIMISMO. “No nos podemos permitir el pesimismo preventivo”. LA GACETA / FOTO DE FRANCO VERA.-

Azote, conjura, fórmulas aciagas, utilitarismo, conservadurismo... Ojeriza, reparos, prevenciones, alienaciones... Todas estas categorías protagonizaron una parte de la apasionada (y apasionante) conferencia de Dora Barranco. Y sin embargo, así como al Sísifo de Albert Camus había que imaginarlo a pesar de todo feliz, al discurso de Barranco (como a ella) hay que saberlo optimista.

“Tenemos que ponernos alegres. En gestas como la que tenemos por delante, no nos podemos permitir el pesimismo preventivo”, fue, de hecho, una de sus primeras convocatorias. Y fueron muchas las convocatorias, porque -señaló también- “la construcción del campo de las ciencias sociales es tarea colectiva”.

Entonces, las antagonistas de las “malas palabras” del primer párrafo también dieron su batalla: revitalización, democratización, criticismo, rebeldía, derechos, nuevos caminos de reflexión, solidaridad... Barrancos (socióloga, historiadora, magíster en Educación, feminista) dio ayer en el teatro Alberdi la conferencia inaugural del congreso con el que la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT está celebrando sus 80 años. “En defensa de las humanidades”, fue el título que ella eligió y la pregunta cantada era ¿“de qué hay que defenderlas”? No esperó a que se la hicieran. Desde el principio alzó bandera contra “la barbarización de la cultura científica que ocurre en diversas estaciones del planeta (“ese azote que se nos ha venido tan cerca, en Brasil, con ese individuo”)”, y que -sostuvo-, al menos en Argentina, es un desideratum mal llamado neoliberal.

“El modelo es sólo liberal conservador, y está empeñado en esas fórmulas aciagas que contextúan nuestras vidas, y se acoplan a esta intencionalidad planetaria como una conjura contra las ciencias humanas en orden a la preeminencia de la utilidad tangible”, advirtió.

De larga data

Pero esto no es nuevo, como tampoco lo es la histórica falta de reconocimento al trabajo de las mujeres en las ciencias (Ver “Educación...”.) Más bien -añadió- esta situación puede pensarse como un recalentamiento del viejo malestar que de alguna manera desde el siglo XIX (con sus diferencias, destacó; de hecho ese fue el momento en el que más se desarrollaron las humanidades) mantiene la brecha entre “civilización” (desarrollo tecnológico y disolución del espíritu) y “cultura”, típicamente prusiana.

Sin embargo, esa mirada del siglo XIX -digamos- positiva sobre las humanidades no dejaba de tener un tinte elitista: “su concepción fue también responsable de las fórmulas fascistas que después vinieron. Esa sobreelitización, en definitiva, tampoco era una promesa libertaria para la humanidad”, advirtió.

Sacudón epistemológico

Un muy breve recorrido histórico-filosófico le permitió mostrar que, a pesar de que ya habían surgido severas advertencias sobre la realidad alienante de la tecnología, esa controversia nunca quedó zanjada. Sin embargo- destacó-, esa brecha hoy tiene consecuencias muy prácticas en la vida de quienes se dedican a las humanidades. De hecho, puede decirse que el siglo XX y estas casi dos décadas del XXI no sólo dejaron huellas: de algún modo, hasta reinventaron la brecha.

Por otra parte -resaltó-, este debate entre ciencias útiles y no útiles utiliza argumentos falaces. “Se afirma que en tiempos de crisis como estos deben priorizarse temas que hagan verdaderas y significativas contribuciones a la sociedad. Por un lado, es falaz: sin desarrollo económico no hay aplicaciones de la técnica posibles. El desarrollo es el camino”, recalcó.

Pero, además, ¿cómo definir “contribución”? “Nuestra contribución (crucial, fundamental) es, por ejemplo, apuntalar la reconversión del sistema de oportunidades. Es un hecho que nuestras prácticas han sido coadyuvantes para la obtención de derechos: la ley 26.485, de violencia de género; la de matrimonio igualitario y la de identidad de género, sin ir más lejos, fueron apoyadas por teorizaciones que permitieron nuevos caminos de reflexión -describió-. Fue un gran sacudón epistemológico, pero no ha sido todo lo profundo que puede ser”.

La defensa

El camino no fue sencillo (nunca lo es cuando de conquistar y defender derechos se trata), pero en la charla posterior a la conferencia el círculo se fue cerrando. A las humanidades hay que defenderlas hoy, por ejemplo, de los Estados, “que tienen ejércitos de trolls combatiéndolas, empeñados en propiciar lo utilitario y lo alienante por sobre la capacidad de pensamiento crítico, que es el modo de demoler las huestes autoritarias”.

Pero también hay que mirar hacia adentro: “hace falta un cambio notable en nuestras humanidades -agregó-. Hay que defenderlas del pensamiento único (debe existir capacidad de diáspora dentro de cierta unidad de pautas), de las fórmulas patriarcales... hay que lograr un mayor compromiso con los derechos de las personas. Nuestra fuerza está en la capacidad de denunciar las fuentes de injusticia, en apoyar fórmulas solidarias”.

“No podemos abdicar de la tecnología -sintetizó-; pero deben saber que el análisis de lo que ellos hacen depende más de nosotros que de ellos; las especulaciones sobre las aplicaciones de lo que ellos hacen, las hacemos nosotros. Ese es el sentido de ‘utilidad’ que podemos aportar a la sociedad”.

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Barrancos aseguró que la falta de reconocimiento del trabajo de las mujeres también fue una práctica sostenida en las humanidades. Sólo en educación la historia de las ciencias es más amigable con las mujeres, pero eso no fue casualidad. “Ocurrió precisamente porque práctica de la educación era el formidable reproductismo del sistema de cuidados y de la negociación de la sociabilización patriarcal”, advirtió.

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