Los hinchas de Atlético volverán a la tribuna visitante después de 965 días

Los fanáticos preparan los bolsos para alentar al "Decano".

 Cristian Menéndez, Franco Sbuttoni y Mauro Rosales festejan con las banderas decanas de fondo en el Viaducto. Cristian Menéndez, Franco Sbuttoni y Mauro Rosales festejan con las banderas "decanas" de fondo en el Viaducto.

"Habíamos llegado a Primera en 2009 y jugábamos contra River. Atrás había quedado el Argentino A, los viajes a Sunchales, Perico, etc. Había que organizarse para estar en el Monumental y contratamos un colectivo para ir tranquilos. Preparamos unos sánguches para el camino y algunas bebidas alcohólicas, no vamos a negarlo. Iba todo bien hasta que cuando llegamos a Santiago del Estero. El chofer nos pide desesperado que nos bajemos del ómnibus. Estaba por incendiarse. Quedamos tirados a un lado de la ruta 9 sin saber qué hacer. Nadie nos quería levantar, hasta que apareció uno de esos camioncitos que trasporta carne. El tipo nos hizo la gauchada y nos llevó. Fueron 50 kilómetros en una cámara frigorífica vacía, con sangre por todos lados. La idea era llegar a la terminal santiagueña, pero el tipo nos dejó 10 kilómetros antes de un control vial.

A la estación de ómnibus llegamos como pudimos. Había una sola empresa que estaba vendiendo pasajes a Buenos Aires, pero no tenía Internet. Entonces tratamos de ayudar a los empleados. Le reiniciamos el módem, chequeamos la conexión, etc. Los pocos conocimientos que teníamos lo utilizamos. No funcionó. Fue el segundo momento de resignación. Pensamos en volver a Tucumán, preparar un asado y ver el partido por la tele.

De pronto me llama un coordinador de otro de los bondis que viajaban y me dijo que nos esperaba cerca del Puente Carretero, en la zona donde ahora están por hacer el Estadio Único de Santiago. Algunos fueron corriendo, otros en taxis. ‘Es un cole amarillo’, era la única referencia que teníamos. ¿Podés creer que pasaron tres amarillos y ninguno era? El nuestro estaba unos kilómetros más adelante, y los muchachos decidieron volver para buscarnos. Eso tienen estos viajes, mucha solidaridad.

La Federal nos hizo dar mis vueltas cuando arribamos a la Capital. Llegamos tarde al Monumental. Al gol de (Emanuel) Gigliotti lo gritamos al lado del chofer, escuchando la radio. En las boleterías nos decían que no tenían entradas, hasta que el vendedor encontró milagrosamente  un remanente. Entramos a los 30 minutos. Perdimos, no importó. No son sólo 90 minutos, es toda una vida”.

Así, como la que contó Luis Rojas, existen miles de anécdotas. La historia es contada horas antes al viernes, que marcará el regreso de los hinchas de Atlético a una tribuna visitante después de 965 días. Sí, tuvieron que pasar más de dos años y siete meses para que el público "decano" vuelva a decir presente lejos de Tucumán por un campeonato local. En esta oportunidad, la tribuna que albergará a los tucumanos será la del estadio "Mario Kempes", en el encuentro ante Talleres de Córdoba por los octavos de final de la Copa de la Superliga.

La última vez que los de 25 de Mayo y Chile se organizaron para pasar los límites de la provincia por un campeonato doméstico fue en septiembre de 2016, cuando el equipo que conducía Juan Manuel Azconzábal se hicieron fuertes en el Viaducto gracias a dos jugadores que se extrañan mucho: Cristian Menéndez y Guillermo Acosta. Fue un 3 a 1 en una noche lluviosa, en la que los del “Vasco” sumaban puntaje perfecto en la segunda fecha del torneo de Primera División 2016/17.

Por supuesto que se debe hacer un paréntesis y hablar de los viajes por los certámenes continentales. Fueron muchas las millas y las deudas que acumularon los fanáticos para seguir a Atlético por esa aventura que hasta hace unos años parecía onírico. Pero los sueños se cumplen y, entre 2017 y 2018, pudieron seguir al equipo de sus amores por Ecuador, Uruguay, Bolivia, Colombia, Brasil y Paraguay.

También se debe destacar el excelente comportamiento que tuvieron los seguidores en cada uno de los países que les tocó ir. A veces hasta compartiendo en las inmediaciones de los estadios con los simpatizantes de los clubes en la previa extranjera. Claro que hay algunas excepciones como en Peñarol y Wilstermann.

El color de Atlético minutos antes del choque ante Palmeiras, en San Pablo. LA GACETA/FOTO DE LEO NOLI El color de Atlético minutos antes del choque ante Palmeiras, en San Pablo. LA GACETA/FOTO DE LEO NOLI

Volviendo a la expedición por el Viaducto, fueron unos 600 tucumanos los que se hicieron presentes en el estadio "Julio Humberto Grondona" con más de 10 banderas y decenas de globos celestes y blancos. Había sido una más de las pruebas piloto que realizaba la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) para que vuelvan los visitantes al fútbol argentino. Sin embargo, fue el enésimo intento fallido.

El trabajo en Córdoba viene rindiendo frutos. La Policía de La Docta y la "T" vienen trabajando en conjunto para recibir a otras hinchadas. Las últimas que estuvieron en las tribunas del mundialista fueron las de River y Racing. La buena onda con la del "Decano" habría el guiño para que los dirigentes cordobeses terminen dándole luz verde nuevamente a la postura.

Violencia

En poco menos de 50 días, el 10 de junio, se cumplirán seis años del hecho que llevó a que los encuentros organizados por AFA se disputen sólo con público local. Esa fecha estuvo marcada por la muerte de Javier Jerez, el hincha de Lanús asesinado por la Policía en el ingreso al Estadio Único de La Plata.

Pero la decisión restrictiva no terminó con las muertes. En ese tiempo se produjeron 57 fallecimientos vinculados al deporte más popular de nuestro país -entre ellos el del hincha de San Martín Matías Diarte-, según un informe publicado por la ONG Salvemos al Fútbol.“Después del Mundial vamos a tener público visitante en la Superliga”, prometió Claudio "Chiqui" Tapia, presidente de AFA, a fines de 2017. Se intentó, pero no funcionó: apenas la mitad de los clubes de la máxima categoría aceptaron el ingreso de hinchas con otros colores en sus estadios por cuestiones de capacidad y economía.

Pero en el deporte de las improvisaciones ni siquiera el presidente Mauricio Macri se salvó: anunció que Boca y River disputarían la final de la Copa Libertadores con ambas parcialidades. Pero minutos después, los dirigentes de ambas instituciones rechazaron esa posibilidad y los encargados de la seguridad descartaron la propuesta apresurada del mandatario. Luego vendría el escándalo de los piedrazos, la Conmebol vendiendo el partido al mejor postor y el fútbol del tercer mundo en el imponente Bernabéu.

Los hechos demuestran que el fútbol argentino no tiene paz. Las dos hinchadas en un mismo escenario parece ser imagen del pasado. La oportunidad de revivir viejos tiempos se la dará a algunos pocos. Los “decanos” gozarán una vez más de este privilegio.

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