A cuatro años de la muerte de Nisman hay muchas dudas y pocas certezas

A cuatro años de la muerte de Nisman hay muchas dudas y pocas certezas

Aunque la Justicia sostiene que fue asesinado, el nombre del autor sigue siendo una incógnita, en una causa plagada de vicios durante la recolección de pruebas.

MUCHAS DUDAS. Alberto Nisman apareció muerto en el baño de su casa, en una escena que pudo haber sido montada para simular un suicidio. MUCHAS DUDAS. Alberto Nisman apareció muerto en el baño de su casa, en una escena que pudo haber sido montada para simular un suicidio. ARCHIVO
18 Enero 2019

De la misma manera que la investigación sobre el atentado contra la Asociación Mutual Israelita de Argentina (AMIA), sucedido el 18 de julio de 1994, la muerte del fiscal que pretendía esclarecer dichos hechos, Alberto Nisman, sigue sin resolverse.

Hace cuatro años, el fiscal apareció muerto en el baño de su apartamento de Buenos Aires con un tiro en la cabeza. Las primeras voces señalaron a un posible suicidio, pues en el lugar de los hechos se encontró el arma con la que supuestamente se habría quitado la vida el funcionario, así como no se encontraron señales de violencia notables.

Sin embargo, poco después pruebas encontradas en el lugar comenzaron a señalar un posible caso de asesinato, que finalmente fue probado por la Cámara Federal de Buenos Aires. Sus familiares y colaboradores más cercanos aseguraron que el ánimo de Nisman era bueno, por lo que la posibilidad de que su muerte fuera un suicidio era impensable para ellos. La pregunta pasa a ser, entonces y hasta el momento, ¿quién mató a Alberto Nisman?

En el momento de los hechos, Nisman se encontraba preparando una denuncia formal contra la entonces presidenta de la nación, Cristina Fernández de Kirchner, y al canciller Héctor Timerman, a quienes el funcionario señala como presuntos conocedores de los autores del atentando de la AMIA, así como encubridores de los mismos.

Unos días antes de su muerte, el día 16 de enero, el fiscal había sido entrevistado por la Agencia Judía de Noticias, a la que había revelado que "ojalá todos los ciudadanos, los 40 millones, puedan escuchar y ver la prueba que tengo entre mis manos". A la denuncia que Nisman había presentado ante los tribunales, de 289 páginas contra la mandataria y algunos de sus ministros, se iban a sumar otra serie de pruebas, en 19 DVDs, el día 19 de enero, recordó la agencia DPA.

Por ello, entre la sociedad argentina se creó el rumor de que la muerte de Alberto Nisman fue llevada a cabo por agentes de unos servicios de inteligencia paralelos al kirchnerismo, lo cual no ha sido probado pero sí señalado como cierto por el gobierno de Israel, el cual señaló a Nisman como "héroe" por su lucha por aclarar lo sucedido en el atentado.

Sin embargo, otra de las versiones señala a uno de sus colaboradores como presunto asesino, el informático Diego Lagomarsino. El sábado 17 de enero, Lagomarsino, hoy procesado como partícipe necesario en el asesinato, asegura que a las 20 fue a ver a Nisman y le llevó una vieja pistola que había heredado, la cual le había pedido el fiscal para protegerse. Tras marcharse del apartamento, se habrían ido también los dos guardaespaldas encargados de proteger al fiscal, quien se calcula que murió unas seis horas después.

Los primeros pasos de la investigación sobre el fallecimiento de Alberto Nisman destruyeron más pruebas de las que recopilaron: más de medio centenar de personas pasaron por el lugar de los hechos y permanecieron en este durante horas, lo que dificultó la aparición de indicios sobre el crimen (o suicidio). Asimismo, desapareció documentación sobre el atentado a la AMIA y de la denuncia contra la expresidenta, por lo que la supuesta contundente argumentación ha quedado vacía.

La denuncia que presentó Nisman fue, finalmente, desestimada el 14 de enero de 2018, y el pasado 30 de diciembre el excanciller Timerman murió a causa de un cáncer. Como consecuencia de las repetidas amenazas contra ella y sus hijas, la exmujer de Nisman, la juez federal Sandra Arroyo Delgado, decidió renunciar a formar parte de la querella en la causa por la muerte del fiscal, quedando únicamente la madre del fiscal como soporte de la teoría que señala el asesinato.

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