20 Octubre 2018
La noche empieza temprano, mucho antes de llegar al boliche. Siempre aparece la casa de algún amigo o amiga para hacer la famosísima y casi indispensable “previa”: arrancar el festejo con una buena dosis de bebidas para apurar la diversión y achicar el presupuesto.
Las reuniones previas, dicen los chicos, son eso: extender la noche y ahorrar plata, porque los consumos en el boliche son considerablemente más caros.
Los padres se declaran prácticamente resignados: admiten que es imposible negarles el consumo de alcohol a los jóvenes. En ese punto manifiestan que, admitida esa situación, prefieren que la ingesta de alcohol ocurra en el ámbito de una vivienda.
Los dueños de discotecas saben que en épocas de crisis las “previas” son mucho más intensas y ofrecen promociones en bebidas para competir con las reuniones “caseras”.
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