De Choromoro a Minas Gerais

De Choromoro a Minas Gerais

Hijo de una tucumana, Raúl Muraca se emocionó en Belo Horizonte al escuchar "Tucumán".

FELICES. Raúl Muraca -derecha- junto a su amigo brasileño Cé. FELICES. Raúl Muraca -derecha- junto a su amigo brasileño Cé.
BELO HORIZONTE.- Cuando Raúl Muraca escucha “Tucumán” se le agita el ADN. “¡Mi mamá era de Choromoro!”, exclama. Es la emoción del reencuentro con las raíces, potenciado por la distancia. Rosa Frías se llamaba la madre de Raúl. “Por supuesto que viajé al pueblo para conocer de dónde vengo”, apunta Raúl. Y suelta un suspiro: “Tucumán…”.

La vida transportó a Raúl desde Ramos Mejía a Brasil. Es ingeniero y armó la valija seducido por la oferta laboral de una compañía minera. Pero al tiempo se quedó sin trabajo y debió apelar al ingenio para sobrevivir. “Mi amigo me brindó la posibilidad de vender productos en su local. Y resultó”, festeja Raúl. Él cambió los planos y los cálculos por la cocina. Fabrica toda clase de conservas, productos que van desde las berenjenas en escabeche al chimichurri. Pero la estrella de su arsenal es el dulce de leche.

“Cé me hizo un marketing bárbaro –agradece Raúl-. Me fueron conociendo en Belo Horizonte y ahora trabajo con bares y restaurantes”. Además de llenar frascos con las exquisiteces que proponen sus recetas, Raúl llenó su vida con el amor de una mineira. Cé, de inmaculado delantal verde, asiente con una sonrisa y comenta que hace tiempo vivió en Buenos Aires. Por su puesto desfilan los clientes, señal de que la mercadería es de calidad.

¿Vas a ir a la cancha, Raúl? “No conseguí entradas -se resigna-. Así que al Mundial voy a verlo en familia y por televisión”. Pero tal vez le quede una opción: un ahijado de su hija es allegado al preparador físico de la Selección, Pablo Blanco. “¿Quién te dice? Por ahí tengo suerte y él me da una mano”, se ilusiona. Tal vez si lleva una buena provisión de dulce de leche a Cidade do Galo, el búnker del plantel, las puertas se le abran mágicamente. (Enviado especial)

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