A prueba de conjuros

A prueba de conjuros

En la "naranja" niegan ser cabuleros, pero nunca falta algún ritual para invocar fortuna.

A TRABAJAR QUE SE TERMINA. El plantel practicó anoche en Lawn Tennis y volverá a hacerlo esta noche en Universitario, como todos los miércoles. Mañana partirán hacia Rosario, donde jugarán el sábado. A TRABAJAR QUE SE TERMINA. El plantel practicó anoche en Lawn Tennis y volverá a hacerlo esta noche en Universitario, como todos los miércoles. Mañana partirán hacia Rosario, donde jugarán el sábado.
27 Noviembre 2013
Aunque algunos se empeñen en quitarle injerencia, nadie discute que la suerte existe y siempre es mejor tenerla de amiga. Lo que sí, las opiniones se bifurcan en cuanto a su origen. Una primera teoría sostiene que el "caudal" de fortuna viene predeterminado de nacimiento, y así hay algunos más suertudos que otros. En la vereda del frente está la postura según la cual a la buena ventura hay que invocarla, atraerla de algún modo. A partir de ese punto, de los métodos, la cuestión se ramifica casi infinitamente, sobre todo en el deporte: rezar un rosario, ponerse la ropa interior al revés, hacer cuernitos con los dedos en un ataque rival y otras yerbas.

Sin embargo, en el ranking de conjuros más populares aparece primero el de repetir comportamientos previos al éxito. En muchos deportistas existe la firme creencia de que el orden de los factores sí altera el producto, y por ende es posible llegar a un mismo desenlace si se respeta el camino a rajatabla.

"No, para nada. No soy cabulero", niega Roberto Tejerizo, aunque no tarda en admitir que casualmente fue a la práctica del lunes vestido exactamente igual que a la del lunes anterior. "Pero fue pura coincidencia", insiste. Hasta que finalmente afloja: "bueno sí, fue a propósito, pero sólo por esta semana".

Sucede que la "naranja" se encuentra inmersa en su última semana de competencia, que terminará con la final frente a Rosario el sábado, a las 18, con arbitraje de Francisco Pastrana. Y aunque le sobran motivos rugbísticos para recuperar el trono argentino, nunca está de más favorecer algún guiño azaroso.

"No, no somos cabuleros, pero hacemos todos los días lo mismo", bromea Diego Ternavasio, compartiendo la visión de José Macome, para quien las cábalas son cuento chino. "Yo no estuve en las dos primeras prácticas de los miércoles, y no pasó nada", ejemplifica el entrenador de forwards.

"Tengo cábalas, pero no soy un fanático", se allanó Alejandro Molinuevo. "Forman parte del folclore, del rugby en este caso. Sirven para fortalecer la confianza, pero se debe tener en claro que no son determinantes de nada", sentenció "Caco".

En la misma dirección se anota Luis Castillo: "antes tenía, pero me parece que no tienen nada que ver. Lo que te hará ganar o perder un partido es cómo estés de la cabeza. Una cábala no".

Igual, es probable que en el micro que va a Rosario viaje algún santo en estampita.

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