Inmensamente feliz

Inmensamente feliz

Previo al duelo con el líder de la B, "RR" plantó bandera y sensaciones sobre lo que ve y quiere de su "decano".

Inmensamente feliz
29 Agosto 2013

Su pasado, tal vez para la opinión popular correcto, viene atado con un presente explosivo, hasta cierto punto ideal porque su Atlético, uno de los tantos candidatos a pelear los ascenso a Primera, sobresale del resto del pelotón. Su fútbol, su fortuna y su estructura hacen del "decano" un rival peligroso, difícil de enfrentar. Ricardo Rodríguez no se siente ganador, dice ser un trabajador por naturaleza; un confianzudo de sus muchachos, de quienes salen a la cancha a defender el pan de cada día. El "Negro" tiene una corazonada, ve al "decano" haciendo bien los deberes en el futuro y se ilusiona con una bolsa final superior a los 60 puntos. Quiere pelear el título Rodríguez y por eso se niega a ser nuevamente protagonista de una derrota como la de Ferro.

"Se puede perder, claro que sí, pero nosotros no podemos perder puntos como lo hicimos en Caballito. No podemos permitirnos eso". Si en ese momento del almuerzo con LG Deportiva "RR" hubiera tenido espacio, quizás el cierre de esa frase lapidaria hubiera llegado acompañada de un golpe de puño a la mesa.

La pasión que mueve al entrenador es contagiosa. El objetivo es demasiado claro como para embarrarlo con un mal partido. Él lo entiende así, sus discípulos también. "Está claro qué es lo que queremos nosotros, los jugadores, la gente". No hace falta darle más lugar al discurso: el ascenso es el centro de gravedad donde Atlético y Rodríguez esperan acomodarse.

El inicio de la campaña invita a eso, pese a dudas obvias. "Tenía confianza de que podía pasar, por la calidad de los jugadores que tenemos. Nunca dudé, pero sí me preocupaba el arranque por la parte física. Llegamos a Jujuy con 15 días de entrenamiento y dos amistosos jugados apenas", dice y completa: "fue un serio riesgo ese partido para nosotros, por eso aposté al 4-4-2 con los (futbolistas) que mejor estaban entrenados".

La timba de la fecha 1 fue un sostén hasta tanto llegue la artillería pesada: mayoría de hombres de buen pie y un dibujo ofensivo acorde al paladar del DT: 3-4-1-2. Rodríguez se niega a ceder el fútbol que quizás si cedió el campeonato pasado. Está dispuesto a jugársela. Es un osado entre tanta sobriedad actual. Pocos equipos de la divisional sacrifican la marca. Como que va a contramano. "Soy un caradura, primero. Estoy convencido y me la juego. Sé cuando tengo que hacerlo. Yo empecé 4-4-2 y le dije a los jugadores: 'ojalá saquen resultados positivos para que los que vienen atrás vayan creciendo y sumando conocimiento". O sea, "RR" pidió aguante hasta tanto poder soltar las fieras.

No cree en la suerte el entrenador, confía en el material humano que dispone, en el sacrificio, en el atrevimiento. "A mí me gusta el jugador que tiene potrero, que es insolente, me vuelco más para ese lado. El jugador tiene libertades en la cancha. Eso lo hace diferente", da a conocer su gusto deportivo y aclara, por si las moscas. "Eso sí, pido mi arco en cero, quiero seguridad". Hasta ahora, la defensa lleva las de ganar. Cumplió.

En un grupo donde sobresalen varios apellidos, la convivencia puede tornarse complicada si los egos intentan cruzar los cables de la paciencia de aquel que no pudo estar entre los 11 ni en el banco de suplentes. Hay receta pasa eso.

"Claro que sí. Hay que hablarles clarito a los muchachos. Todo queda dentro del grupo. Lo bueno, lo malo, lo que no te guste. Y después, hay que tener tolerancia, tanto jugador como nosotros. Todos tendrán su lugar, pero deberán ganárselo".

No todo es cuento, fantasía. "RR" está inmensamente feliz, sí, aunque no se queda en esa. Todavía no vio el Atlético ideal. "Para eso nos faltan más partidos, ritmo de competencia, minutos en cancha. Hasta Independiente, me preocupaba que no generemos jugadas de peligro. Y contra ellos tuvimos más de 10. Entonces, puedo decirte, estamos bien".

Se viene Defensa y Justicia, el "halcón" con puntaje ideal; cuatro partidos jugados, cuatro ganados, 12 puntos a la tabla. Le toca al "decano" bailar con la más fea mañana, en Varela. "No sé si es el mejor equipo, pero es el puntero, el más efectivo hasta ahora. Si ganamos, guarda, eh". Ese empujón de motivación imita a un volcán en erupción. El grupo en general expulsa confianza.

La mesa empieza a poblarse. El almuerzo invita a la pausa. Una señora interrumpe desde lejos. Le apunta al DT. "A ver si siguen ganando, nooooooo?", le tira la pared a "RR", que no duda y devuelve gentilezas. "Claaaaaaro". En ese momento se abre la brecha del cariño. "Desde que llegué a Tucumán sentía que la gente me respeta y me quiere. Muchos son de Atlético y también de San Martín. Y lo agradezco. Acá los que deben estar felices son los jugadores, el hincha y la gente que me ratificó", cambia el ritmo de la charla Ricardo y se aleja del triunfalismo. "Jamás escucharán de mí decir 'yo gané esto o aquello'. Los que lo hacen y lo harán son los jugadores, ellos juegan. Pero si la cosa va mal, eso sí me corresponde a mí. Yo me hago cargo".

El destino de su segundo ciclo en el club le ayudó a borrar viejas heridas. Triunfo sobre el imposible "lobo" jujeño (después de 25 años), victoria agónica ante los sanjuaninos y bailar al "diablo" en el Monumental. "Siempre estás obligado a ganar. Y si los resultados hubieran sido al revés, tampoco me sentiría presionado. Si no, para qué carajo me trajeron, para jugar 5 partidos? Yo no me la creo, por eso me obligo a mí y obligo a los jugadores a ganar siempre. Porque eso es los que nos va a hacer felices a todos al final de esta historia".

Barrado volverá a ocupar una vieja función: carrilero por derecha 
La penúltima práctica en Tucumán, previo al choque de mañana, a las 20.30 con Defensa y Justicia, en Florencio Varela, dejó una sensación agridulce, pero por una cuestión de resultado. Ricardo Rodríguez modificó el 11 titular que había vencido 2-1 a Independiente y le agregó más creatividad.

Así y todo, cayó ante los suplentes 1 a 0 (gol de Bazán). El técnico tomó la decisión de darle un lugar al capitán Diego Barrado entre los que iniciará el encuentro mañana y dejar en el banco a Guillermo Acosta, quien viene acarreando un golpe en la cabeza.

Barrado no volverá al medio sino que pasará a cumplir una función que conoce de memoria: la de carrilero por derecha.

Así como lo fue el choque contra los de Avellaneda, la visita al "halcón" también tendrá título de trascendental. Un triunfo ratificaría el buen momento del equipo, que tendrá un premio doble el fin de semana: luego del partido, habrá libertad de acción hasta el lunes. Quienes deseen quedarse en Buenos Aires podrán hacerlo. Y los que no, regresarán el sábado, a las 10.

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