Quieren ilegalizar a los Hermanos Musulmanes

Quieren ilegalizar a los Hermanos Musulmanes

Las policía desalojó de una mezquita de El Cairo a los seguidores de Mursi; los muertos en los enfrentamientos serían más de 750. Hubo un tiroteo en la expulsión de los militantes islamitas y aumentó el número de víctimas fatales. El gobierno los acusa de terroristas y extremistas

EN EL BARRIO DE LA MEZQUITA. Policías y vecinos intercambian palabras, luego del desalojo. Los vecinos del lugar rechazaban la presencia islamita. REUTERS EN EL BARRIO DE LA MEZQUITA. Policías y vecinos intercambian palabras, luego del desalojo. Los vecinos del lugar rechazaban la presencia islamita. REUTERS
18 Agosto 2013
EL CAIRO.- El gobierno interino de Egipto anunció que está estudiando prohibir los Hermanos Musulmanes, un día después de que al menos 173 personas murieran en las manifestaciones del "viernes de la ira". Entretanto, la policía desalojó una mezquita en la que se habían atrincherado centenares de manifestantes. La propuesta de ilegalizar el movimiento islamita fue realizada por el primer ministro de transición, Hazem al Beblawi.

Los Hermanos Musulmanes estuvieron prohibidos durante el gobierno del derrocado Hosni Mubarak, aunque lograron representados en ocasiones en el Parlamento mediante candidatos independientes. El partido que fundaron tras la "Primavera Árabe", Libertad y Justicia, fue la fuerza más votada en las primeras elecciones parlamentarias de la era pos-Mubarak. Su candidato a los comicios presidenciales, Mohamed Mursi, fue elegido para el cargo en 2012 pero el Ejército lo depuso a principios de julio pasado. El objetivo tradicional de los Hermanos Musulmanes ha sido el de implantar un Estado islámico en Egipto basado en la "sharia" y el rechazo a la influencia occidental en el país. Religión y Estado son inseparables, entonces y han sido los pioneros del islamismo político en todo el mundo árabe.

El gobierno reconoció la muerte de 173 civiles durante la jornada de manifestaciones que se vivió el "viernes de la ira", lo que eleva a más de 750 el número oficial de víctimas mortales desde el miércoles, entre ellas 57 policías. Durante el "viernes de la ira" resultaron heridas unas 1.330 personas, según los servicios sanitarios, y la policía aseguró haber realizado más de mil arrestos, sobre todo de seguidores de los seguidores de Mursi.

Por otro lado, unidades especiales de las fuerzas de seguridad entraron en la mezquita Al Fateh de El Cairo para expulsar a cientos de seguidores de Mursi, que se habían atrincherado el viernes en el templo tras las manifestaciones contra el gobierno de transición que tuvieron lugar en la plaza Ramsés.

Según la televisión egipcia, seguidores del mandatario depuesto escalaron el minarete de la mezquita -situada en la de la plaza Ramsés- y dispararon contra los agentes que rodean el lugar, que respondieron al fuego.

Durante el tiroteo, decenas de seguidores de Mursi salieron corriendo de la mezquita y fueron escoltados por la policía para evitar que fueran atacados por vecinos enojados. Según testigos, los residentes de la zona estaban indignados porque el viernes le lanzaron disparos desde la manifestación de los islamitas.

En el desalojo del templo fueron arrestados siete hombres armados, entre ellos un turco, un sudanés y dos extranjeros árabes más cuyo país de origen todavía no está claro.

El gobierno egipcio aseguró a través de un portavoz que tras los disturbios de los últimos días se actuará "con mano de hierro contra el terrorismo".

Egipto se "enfrenta a una guerra lanzada por fuerzas extremistas que se desarrolla cada día para convertirse en una especie de terrorismo", afirmó por su parte el asesor presidencial Mustafa Hegazy. "Nos enfrentaremos al extremismo y al terrorismo haciendo cumplir la ley. Egipto no es un país débil", agregó, en declaraciones ante la prensa.

Si se concreta la propuesta del primer ministro Beblawi de proscribir a los Hermanos Musulmanes, el grupo pasaría a la clandestinidad y sus miembros podrían ser arrestados en gran escala. La situación en Egipto se agravó el miércoles, tras el violento desalojo de dos campamentos de protesta de los seguidores de Mursi en El Cairo.

Los islamitas han anunciado una semana de manifestaciones contra el gobierno instaurado tras el golpe contra Mursi, lo que aumenta los temores de que continúe el derramamiento de sangre. Bajo las leyes de emergencia aprobadas por el gobierno esta semana, la policía tiene permiso para usar armas de fuego en defensa propia y contra manifestantes que ataquen edificios estatales.

Entretanto, la policía arrestó en la capital del país, al hermano del líder de Al Qaeda, Ayman al Zawahiri, según informaron círculos de las fuerzas de seguridad. Mohamed al Zawahiri fue detenido en un puesto de control en Giza, en el sur de la capital. El hermano del líder de Al Qaeda pertenece a un movimiento salafista relacionado con grupos radicales. Durante el gobierno de Mursi se ofreció a mediar entre los salafistas de la península del Sinaí y el Ejecutivo. No está claro por qué motivo fue arrestado.

Muchos países occidentales han denunciado las muertes, entre ellos Estados Unidos, alarmados por el caos en un país que tiene un tratado de paz estratégico con Israel y que opera el Canal de Suez, una importante arteria del comercio mundial. El propio presidente estadounidense Barack Obama anunció la suspensión de ejercicios militares conjuntos entre los militares de ambos países y advirtió que la cooperación en defensa podría no continuar.

Sin embargo, Arabia Saudita respaldó el viernes al Gobierno, acusando a los Hermanos Musulmanes de tratar de desestabilizar a Egipto.

Entre los muertos en el denominando "Día de la Ira" estaba Mohamed Badie, uno de los hijos del líder de los Hermanos Musulmanes, quien recibió un disparo mientras protestaba cerca de la mezquita de al-Fath, la cual se transformó rápidamente en una morgue improvisada y un refugio para cientos de partidarios de Mursi.

El edificio fue rodeado durante la noche y en la tarde del sábado la policía disparó gases lacrimógenos contra una sala de oración.

En tanto, en la ciudad libia de Benghazi, una explosión destrozó el sábado una pared del consulado egipcio, hiriendo a un guardia de seguridad que necesitó de tratamiento en el hospital, dijeron testigos.

Nadie se atribuyó de inmediato la responsabilidad por el ataque. Pero testigos dijeron que la bomba al parecer había sido detonada desde un maletín. (Reuters-DPA-especial)

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