07 Julio 2013
Un Presidente que aguardó el momento oportuno para asestar el golpe decisivo a un gobierno agonizante. Un ministro que nunca dudó de la terapia aplicada. Una fractura profunda en el peronismo que se prolongó a lo largo de los 90. Esta tríada de factores emergió a la superficie con la intervención federal a Tucumán, en enero de 1991.
El descabezamiento del gobierno de José Domato inauguró una década de intervenciones. A Tucumán le siguió Catamarca, meses después, a causa del crimen de María Soledad Morales. Ramón Saadi fue eyectado del cargo por esa situación. Corrientes y Santiago del Estero sufrieron también la guadaña de Menem. Y Corrientes volvió a sufrir el mismo castigo con Fernando de la Rúa
El trauma
El desbarajuste político que provocó la pérdida de la autonomía federal en el 91 fue tan intenso, que el fantasma de su repetición estremece a quienes lo evocaron años más tarde. La primera disidencia pública se manifestó en la madrugada del viernes 18 de enero, horas antes de la asunción del interventor federal Julio César Aráoz. Entonces, el Senado aprobó un proyecto de resolución por el cual le requería a Menem que suspendiera la decapitación de las instituciones provinciales por decreto, y enviara un proyecto de ley al Congreso.
Olijela Rivas gestó la defensa póstuma del statu quo. Justicialistas, radicales y partidos provinciales acompañaron la jugada. Estos últimos le temían al humor imprevisible del riojano. Rivas rechazó la invitación del ministro del Interior, Julio Mera Figueroa, para viajar en el avión que trasladaba a Aráoz a Tucumán. Le apuntó siempre a Mera Figueroa por su vocación intervencionista. Es partidario de lo más fácil, disparó, mientras recordaba que Santa Cruz, Jujuy y Chubut habían zafado de esa presión.
El otro senador por Tucumán, Arturo Jiménez Mantilla, votó por la iniciativa de Rivas, pero días después sorprendió al visitar a Aráoz en su despacho. Es justificada la intervención, aseguró. Cuestionó a Domato -sin mencionarlo- por no haber enfrentado una herencia de largos años. Explicó su contradicción entre lo votado en el Senado y sus acciones en Tucumán, guareciéndose en el mandato de bloque. El diputado nacional Miguel Nacul, en tanto, acusó a Rivas de proteger a Domato hasta el 1 de abril, día en que este debía renunciar . En su puesto asumiría Hugo Lazarte.
Choques diversos
La UCR sintió también los efectos del derrumbe. La intervención vino a poner punto final a un gobierno surgido de un atajo tramposo, aseguró Rubén Chebaia, titular del partido y ganador de la elección de 1987. Pero los senadores Ramón Martínez, Héctor Chantire y Ernesto Apud (UCR) acudieron con una acción de amparo al juez federal Ricardo Sanjuán, para bloquear la asunción de Aráoz. Arguyeron que no había condiciones que justificaran la entronización de aquel. Se especulaba con el juicio político a que estaba sometido Domato, a quien el Senado podía eventualmente destituir.
Sanjuán rechazó la demanda, invocando que se trataba de un acto político no sujeto a la revisión judicial. El recalentamiento de la interna obligó a Chebaia a cuestionar luego a Aráoz por la inexistencia de un plan integral de gobierno.
Definiciones clave
Seis de febrero: por un proyecto de Eduardo Polesman (San Juan), el Senado aprobó la interpelación a Mera Figueroa por el caso Tucumán.
27 de febrero: el ministro le dijo al bloque de senadores del PJ que aceptaba ser interrogado por la Cámara, pero que era un hecho irreversible. Se usó el decreto porque el Congreso sesionaba en período extraordinario.
27 de marzo: según Menem, el PJ actuó mal, cuando por cuestionadas negociaciones impuso a Domato sobre Chebaia.
8 de septiembre del 96: Mera Figueroa dijo que Tucumán debía ser intervenida porque tenía subvertidos sus valores. Fue su última incursión política en la provincia.
El descabezamiento del gobierno de José Domato inauguró una década de intervenciones. A Tucumán le siguió Catamarca, meses después, a causa del crimen de María Soledad Morales. Ramón Saadi fue eyectado del cargo por esa situación. Corrientes y Santiago del Estero sufrieron también la guadaña de Menem. Y Corrientes volvió a sufrir el mismo castigo con Fernando de la Rúa
El trauma
El desbarajuste político que provocó la pérdida de la autonomía federal en el 91 fue tan intenso, que el fantasma de su repetición estremece a quienes lo evocaron años más tarde. La primera disidencia pública se manifestó en la madrugada del viernes 18 de enero, horas antes de la asunción del interventor federal Julio César Aráoz. Entonces, el Senado aprobó un proyecto de resolución por el cual le requería a Menem que suspendiera la decapitación de las instituciones provinciales por decreto, y enviara un proyecto de ley al Congreso.
Olijela Rivas gestó la defensa póstuma del statu quo. Justicialistas, radicales y partidos provinciales acompañaron la jugada. Estos últimos le temían al humor imprevisible del riojano. Rivas rechazó la invitación del ministro del Interior, Julio Mera Figueroa, para viajar en el avión que trasladaba a Aráoz a Tucumán. Le apuntó siempre a Mera Figueroa por su vocación intervencionista. Es partidario de lo más fácil, disparó, mientras recordaba que Santa Cruz, Jujuy y Chubut habían zafado de esa presión.
El otro senador por Tucumán, Arturo Jiménez Mantilla, votó por la iniciativa de Rivas, pero días después sorprendió al visitar a Aráoz en su despacho. Es justificada la intervención, aseguró. Cuestionó a Domato -sin mencionarlo- por no haber enfrentado una herencia de largos años. Explicó su contradicción entre lo votado en el Senado y sus acciones en Tucumán, guareciéndose en el mandato de bloque. El diputado nacional Miguel Nacul, en tanto, acusó a Rivas de proteger a Domato hasta el 1 de abril, día en que este debía renunciar . En su puesto asumiría Hugo Lazarte.
Choques diversos
La UCR sintió también los efectos del derrumbe. La intervención vino a poner punto final a un gobierno surgido de un atajo tramposo, aseguró Rubén Chebaia, titular del partido y ganador de la elección de 1987. Pero los senadores Ramón Martínez, Héctor Chantire y Ernesto Apud (UCR) acudieron con una acción de amparo al juez federal Ricardo Sanjuán, para bloquear la asunción de Aráoz. Arguyeron que no había condiciones que justificaran la entronización de aquel. Se especulaba con el juicio político a que estaba sometido Domato, a quien el Senado podía eventualmente destituir.
Sanjuán rechazó la demanda, invocando que se trataba de un acto político no sujeto a la revisión judicial. El recalentamiento de la interna obligó a Chebaia a cuestionar luego a Aráoz por la inexistencia de un plan integral de gobierno.
Definiciones clave
Seis de febrero: por un proyecto de Eduardo Polesman (San Juan), el Senado aprobó la interpelación a Mera Figueroa por el caso Tucumán.
27 de febrero: el ministro le dijo al bloque de senadores del PJ que aceptaba ser interrogado por la Cámara, pero que era un hecho irreversible. Se usó el decreto porque el Congreso sesionaba en período extraordinario.
27 de marzo: según Menem, el PJ actuó mal, cuando por cuestionadas negociaciones impuso a Domato sobre Chebaia.
8 de septiembre del 96: Mera Figueroa dijo que Tucumán debía ser intervenida porque tenía subvertidos sus valores. Fue su última incursión política en la provincia.
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