Festejos, insultos y la vuelta a casa sin condenas

Festejos, insultos y la vuelta a casa sin condenas

La hipótesis de la acusación indicaba que Marita había sido secuestrada en Tucumán y la habían obligado a ejercer la prostitución en La Rioja. Los procesados lloraron al celebrar el fallo, pero no bien salieron del Palacio de Tribunales los recibieron con gritos y agravios. Sus parientes intercedieron

LA GACETA / FOTO DE HECTOR PERALTA LA GACETA / FOTO DE HECTOR PERALTA
12 Diciembre 2012
Había caído la noche, y ya no había más acusados en el caso de María de los Ángeles Verón. Tras un largo día de espera y de tensiones, los 13 procesados se llevaron una absolución general del Palacio de Tribunales. Lloraron con la sentencia, se abrazaron con sus familiares y festejaron en la esquina de calles Congreso y La Madrid. Pero no todos los gritos fueron de alegría.
"¡La sociedad ya los ha condenado, hijos de puta!", les reprochó a viva voz una joven indignada, mientras los señalaba con el índice. Aunque jamás conoció a Marita, exigió que revelaran el destino de la tucumana que está desaparecida desde 2002. 
Los parientes de los "riojanos" y de los "tucumanos" que fueron investigados durante una década por esta causa no se quedaron callados. "¡Nosotros también somos parte de la sociedad, imbécil!", retrucó uno de ellos. A su lado, dos hombres sujetaban a una muchacha que parecía decida a callar a golpes a la joven indignada. Los insultos cruzados atravesaron el denso aire que se respiraba ayer, tras el veredicto de la sala II de la Cámara Penal. Si no hubiesen tenido las vallas metálicas a mano, a los policías quizás les hubiese costado mucho evitar que se produjeran incidentes más graves.
"Desde el primer día clamé por mi inocencia y dije que la Justicia se basa en las pruebas. Susana Trimarco ha perdido mucho tiempo detrás de nosotros", dijo María Jesús Rivero, a quien se apuntaba como autora intelectual del secuestro de María de los Ángeles. "Ella (por Trimarco) se equivocó en la búsqueda, pero le deseo suerte en su derrotero por encontrarla. En algún momento lo va a lograr. Yo ahora recupero mi vida y vuelvo a mi trabajo", dijo exultante. La ex pareja de Rubén Ale pasó la tarde en el estudio de su defensor, Cergio Morfil, tratando de buscar calma. Pero cuentan que tanto ella como su abogado tenían los nervios crispados. Las versiones de que el fuerte operativo policial que se había montado alrededor del Palacio obedecía a una posible condena para la ex directiva del club San Martín no hacían más que hacer subir la tensión.
Su hermano Víctor Rivero, de quien se decía que había secuestrado a "Marita", estaba eufórico. "Se hizo justicia; tengo que seguir viviendo por mi hijo", alcanzó a decir el remisero.
Daniela Natalia Milhein, la tucumana a la que acusaban de haber retenido a María de los Ángeles antes de que supuestamente fuera llevada a La Rioja, estaba con una crisis de llanto. "Tenía mucho miedo por todo lo que vivimos", le dijo a LA GACETA. De hecho, casi había perdido la fe. "Estuve dos años y medio privada de la libertad y de mis hijos", agregó.
Alejandro González, ex pareja de Milhein, tenía asumido que su año iba a terminar de otra manera. "Cuando brinde voy a pensar en mi libertad. Ni siquiera conocí a Marita Verón", afirmó.

Amanecer en sus pagos
Los "riojanos" tenían previsto amanecer hoy en sus pagos para seguir celebrando el veredicto. Irma Lidia Medina es la única que seguirá detenida, pero por una causa sobre drogas. "Pero mañana (por hoy) recupera la libertad", afirmó su hijo mimado, Gonzalo "Chenguita" Gómez. A él lo acusaban de haber retenido a Marita en "Candilejas", un local que presuntamente era suyo. "Yo le decía a mi esposa (Paola Ceballos) que esta noche (por ayer) me iba a volver en colectivo a mi casa. Por eso me traje lo puesto", sonrió. Y protestó porque consideró que el caso Verón "fue todo político". 
Su hermano mellizo, José "Chenga" Gómez, le agradeció a Dios por la sentencia. "Ahora sí, busquen en verdad a María de los Ángeles. Investiguen bien, que no haya más 'Chengas', que metan presa a la gente que tiene que ser", afirmó. Los investigadores sospechaban que él era el encargado de "hacer trabajar" a Marita, pero Gómez lo negó. "No tengo nada que ver", sostuvo. 
Carlos Alberto Luna, Cinthia Paola Gaitán y Mariana Natalia Bustos habían viajado durante la madrugada de ayer, en colectivo, desde La Rioja, y pasaron la jornada juntos. De esa misma manera festejaron las absoluciones. "Teníamos miedo de que quede (preso) alguno", afirmó Luna, quien según la hipótesis del fiscal reclutaba a las víctimas y trabajaba para Irma Medina. De su pareja, Gaitán, y de su amiga, Bustos, se decía que se encargaban de controlar a las chicas en los supuestos prostíbulos. "Nosotros también sufrimos mucho con todo esto, no solamente Trimarco", sostuvo Gaitán. Bustos aseguró: "la gente se va a dar cuenta de quién es quién con la sentencia".
María Azucena Márquez, de quien se sospechaba que obedecía las órdenes de la "Gran Madama" de La Rioja, aseguró: "este fue el peor año de mi vida". Hace pocos meses, su marido, José Espinosa, murió como consecuencia de un paro cardíaco. "Todo este juicio lo mató", relató. Para colmo, según denunció en la Policía de su provincia, el domingo le desvalijaron la casa mientras buscaba con quién podía quedarse su hijo de cinco años. "Yo había separado una platita para dejarle a la persona que iba a cuidarlo, si es que me llegaban a meter presa. Y se llevaron eso", renegó. Y aseguró que, debido a la resonancia que tuvo este caso, no pudo inscribir al niño en ningún jardín de infantes. "Nadie me ayudó con los $ 700 por semana que tuve que gastar para venir acá estos meses. Sin contar abogado", remarcó.
Ayer, antes de volver a su provincia, los "riojanos" celebraron en un bar de Barrio Sur junto a sus defensores. Los Rivero iban a hacer lo propio, aunque aún no habían definido si iban a festejar en un bar del parque o iban a organizar un asado en una finca. Por primera vez en más de 10 años, todos durmieron anoche sin tener que cargar con las acusaciones en el caso de María de los Ángeles Verón.

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