Un incendio no corta la aventura

Un incendio no corta la aventura

Matías Fourmatín, Marco Lamoglia, Darío Acevedo, Matías González, Roberto Rocha, Juan Gómez Romero, Alvaro Jiménez Augier y Emiliano Correa. Matías Fourmatín, Marco Lamoglia, Darío Acevedo, Matías González, Roberto Rocha, Juan Gómez Romero, Alvaro Jiménez Augier y Emiliano Correa.
29 Abril 2012
En el top ten de las anécdotas el incendio del albergue marplatense consigue el 100% de los votos. Es el que tiene que abrir el arsenal de la promo 2001 del Gymnasium. Se juegan la imagen, pero no tienen nada que perder. Es increíble lo que puede ocasionar una simple manta térmica color azul a cuadros. Once años después no pierde vigencia, sigue despertando las mismas carcajadas en el grupo. 

"Fue así", toma la posta uno con cara de relator objetivo. "Estábamos de gira en Chapadmalal y hacía mucho frío. El 'Guasón' no había llevado bolsa de dormir, entonces le prestaron una colcha eléctrica. La misma (así, con tono de parte policial comenta) fue enchufada para que se vaya calentado, pero otro tuvo una idea mejor: ponerla debajo de un colchón para acelerar el proceso. Después de eso nos fuimos a pasear por el centro de Mar del Plata". Cuatro horas más tarde, cuando volvían se encontraron con el camión de los bomberos en la puerta. Se habían incendiado dos habitaciones y la prueba del delito estaba ahí: la mantita.

Por razones obvias no pudieron extender la estadía en el lugar. Tomaron las pocas pertenencias sin chamuscar que les quedaban y partieron a Buenos Aires. "Tuvimos mucha suerte porque se nos quemó todo, menos los documentos y la plata", cuentan. Un evento casi sobrenatural que los hace sentir especiales. "Cuando llegamos a Buenos Aires lo primero que hicimos fue ir a Once a comprar ropa, estábamos con lo puesto". Por lo bajo, señalan a uno que sigue poniéndose un par de medias quemado en la punta. Un tributo, quizás. También le dedicaron una canción al episodio de la manta. 
Peleando la punta está aquella vez que le secuestraron el oso y la botella de vidrio Torasso a Rosita, la bibliotecaria. "Ese fue 'Pericles'", bate uno. Al peluche lo colgaron de una soga desde la ventana del curso que daba justo a la biblioteca con un cartel que decía "Plata por el rescate". "Tenía esas dos cosas desde que éramos chicos, algo debíamos hacer", justifican. Ese fue el primer y último episodio de secuestro extorsivo que compartieron.

Más allá de las anécdotas, los chicos "Gymnas" hablan del espíritu del colegio. Dicen que ya pasaron 11 años desde que egresaron, pero que la camaradería y la unión siguen intactas. Compartían más de 10 horas diarias, además, los campamentos, el tradicional bautismo y las juntadas. Todo eso los convirtió en hermanos, más que amigos. Con el tiempo fueron incorporando a otros de afuera. "¡Pero en la categoría de primos!", ríen.

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