"El Mesías", es de Tucumán y quiere gobernar Córdoba

Hace un cuarto de siglo que vive fuera de su tierra natal, pero todavía no habla con la característica tonada de su nuevo hogar sino que sigue arrastrando las erres. Jorge Alberto Agüero nació el 14 de agosto de 1957, en El Mollar, la puerta de entrada a los Valles Calchaquíes. En 1986, con 29 años y luego de haber rendido libre 13 materias de Abogacía, partió a Córdoba. Esa es la provincia donde se casó, esa es la ciudad donde nacieron sus hijos; y ese es el distrito que pretende gobernar, si los cordobeses lo eligen el domingo.

"Soy militante del Partido Concentración Popular, y me postulo para gobernador. Estoy establecido aquí, soy un cordobés más, aunque no perdí el tono tucumano", cuenta a LA GACETA, en una entrevista telefónica. Agrega que en Córdoba culminó los estudios y se recibió de abogado. De hecho, una de las críticas que recibió de sectores políticos opuestos proviene del ejercicio de la profesión: lo señalan como defensor de imputados por delitos de lesa humanidad.

"Eso es macartismo de baja calidad; la mitad de mi familia es desaparecida. Conocí personalmente a Ángel Gerardo Pisarello; era radical de derecha que defendió guerrilleros y lo pagó con la vida. Tuvo la grandeza de defender la libertad, más allá de la ideología de la persona. Yo ejerzo como abogado penalista; y defiendo personas acusadas de delitos. Entre mis clientes, algunos fueron absueltos. Quieren ensuciarme; este Gobierno es una fábrica de alcahuetes; no entro en esa mugre: ejerzo una actividad lícita y no tengo que avergonzarme de mi trabajo", advierte.

Agüero está al tanto de la vida política y social de Tucumán, pero no en modo profundo. Sin embargo, suele visitar la provincia con su familia, para visitar a su madre, de 77 años. "Sé que el justicialismo de allá es muy kirchnerista", dice el candidato, al que llaman "Mesías": "una vez enumeraba lo que haríamos si llegábamos al Gobierno y un periodista me dice, en tono de sorna, que eran ideas mesiánicas. Pintamos las paredes con el apodo, y quedó". ¿Qué expectativas electorales tiene para el domingo?, le pregunta LA GACETA. "Antes, las elecciones duraban 10 minutos para nosotros, por el robo de votos; hoy, con la boleta única, tenemos confianza; no está dicha la última palabra", responde.