

Ninguna sociología ha podido explicar aún cómo nace y por qué pervive cierto comportamiento en una grupo humano. Según la encuesta del IDEP sobre la marca Tucumán hay coincidencia en señalar que el tucumano es sucio, irrespetuoso de la ley y con buen nivel cultural. ¿Qué esto suena contradictorio? Así es. Pero las sociedades no son manuales de coherencia lógica.
Ingenuidad
Si uno entra a un baño cualquiera de la universidad estatal verán cómo se suman allí la suciedad, la irrespetuosidad y el culto de los libros. Eso no es menos raro que los estadounidenses sean ingenuos pero produzcan más de un tercio del producto geográfico mundial, aunque sólo sumen el cinco por ciento de la población del planeta. O que nuestra viveza criolla sea improductiva.
Los indios Lules
¿Por qué somos así? Al parecer, la indiada precolombina que encontró el conquistador español en estas tierras ya tenía esa impronta bárbara que marca al Tucumán de hoy. Los Lules, por ejemplo, no sólo eran saqueadores de sus vecinos, también se los comían.
Los cacerolazos
Los cambios nacen, ante todo, desde la necesidad sentida por un porcentaje importante de la población. Así cayeron con cacerolazos el ex presidente Fernando de la Rúa y la agresión al campo en julio pasado. ¿Pero se imagina al tucumano necesitado de cambios en su cultivo de la basura, por ejemplo? Imagino, por el contrario, la incomodidad, la sensación de ausencia, la crispada nostalgia que motivaría la desaparición súbita de esa compañía fielmente difundida que es la basura.
Desde el ejemplo
Otro modo en que puede aparecer el cambio es desde el ejemplo de sus dirigentes. La nobleza, el desinterés por los beneficios propios, la mirada inteligente sobre el futuro, por ejemplo, son un vigoroso motivador de adhesiones cuando quienes lideran la sociedad los muestran convincentemente en sus actos. Pero venimos siendo testigos por décadas de prepotencia, corrupción, ineficiencia, desatinos de todo tipo. El poder está ausente allí donde debe corregir las transgresiones; y muy presente, en cambio, para imponer trabas y molestias a las personas. Un poder así carece de autoridad para influir en un cambio hacia lo mejor. Y un excelente mal ejemplo a seguir en lo que somos.
La creatividad
Sin embargo, ese ejercicio contradictorio de la transgresión y del buen nivel cultural de los tucumanos revela también la condición creativa de esta población. El lugareño está habitado por el apasionamiento, por una notable capacidad de jugárselas en su vocación, que no se encuentran fácilmente en otros climas culturales. Desde esta levadura cultural surgieron, por ejemplos, un campeón mundial de boxeo o un pianista del nivel de mi hermano Miguel Angel.







