EL SINIESTRO ocurrió el lunes a las 23, cuando Cosme Recúpero llegó con su Ford Fiesta a cargar combustible a la estación Geogas. “Podría haber sido una masacre. Este tipo de cosas causa mucho temor en la gente”, opinó el dirigente de la Asociación de Taxistas Hugo Medina. “Cuando la instalación se encuentra adulterada, no hay cobertura de seguro -dijo-. Es algo que está atentando contra la seguridad de la gente”.
EL SECRETARIO de los peones de taxis, Miguel Frías, sostuvo que es necesario que un ente provincial haga controles de las instalaciones de tubos de GNC. “Tendrían que certificar que todo el sistema funcione bien. Se consiguen obleas sin ni siquiera llevar el auto. En muchas estaciones de servicio, por sumar puntos en cada carga entregan obleas sin que un técnico revise el auto”, manifestó. Otros taxistas reconocieron que en algunas refinerías les cargan GNC sin pedirles la oblea, lo que también fue confirmado por Frías. “Los dueños de los autos no renuevan la oblea y los empleados de las estaciones a veces les hacen gauchadas a los choferes”, relataron.
EL TITULAR DE GASNOR, Elio Hernández, dijo que la empresa no tiene injerencia sobre los controles de seguridad en los tubos de GNC de los autos. “Enargas hace los controles, que son muy estrictos. Se delega este servicio a las empresas donde se venden equipos”, contó.
LA EXPLOSION causó conmoción entre los usuarios de taxis. “No puede ser que los autos con gas sean una bomba de tiempo. Alguien tiene que garantizar un servicio seguro”, dijo Olga Romero.
LOS ACCIDENTES más recientes vinculados al GNC se produjeron en Buenos Aires. En setiembre, dos chicos murieron calcinados en la Panamericana, a la altura de Vicente López, cuando un Peugeot 404 se paró por una falla mecánica y fue embestido de atrás. El tubo de GNC explotó y el conductor no pudo rescatar a sus hijos. En mayo de 2006, el tanque de gas de un Ford Falcon explotó en el centro de la Capital Federal. Un pasajero sufrió quemaduras leves.