"Al chofer del remise el impacto lo hizo volar varios metros"

Testimonios de los heridos en el accidente.

SALVADO. Emanuel Arias estaba a tres metros de la explosión. LA GACETA/ FRANCO VERA SALVADO. Emanuel Arias estaba a tres metros de la explosión. LA GACETA/ FRANCO VERA
24 Octubre 2007
"Primero vi una luz azul y pensé que era un relámpago. Pero después sentí la explosión. El chofer del remise voló varios metros a causa del impacto", contó Jesús Américo Aráoz. El hombre explicó que él se encontraba junto al surtidor donde había cargado gas Cosme Recúpero, propietario del Ford Fiesta, cuando ocurrió la explosión, el lunes por la noche, en la estación de servicio de España y Catamarca. Todavía tiene un zumbido en los oídos y se está recuperando del susto. "Fue terrible", aseguró.
Aráoz es taxista y en su auto tiene equipo de gas. Según dijo, en ninguna estación de servicio cargan el tanque de gas a quien no posee la oblea que certifica que pasó la revisión técnica. "Parece es que este auto llevaba un tanque que es más liviano y más grande (que el autorizado) pero que ya no se usa porque no es seguro", explicó.
La fiscal Adriana Reinoso Cuello, que investigará el hecho, anoche esperaba que le llegue la causa que inició la Policía por el accidente.
"Habrá que hacer pericias y averiguar bien qué pasó. De todos modos, al no haber lesionados de gravedad, no creo que se inicie una causa penal", adelantó.
La fiscal explicó que, si hubiera habido personas afectadas severamente, podría hablarse de lesiones culposas, dependiendo de la gravedad de las heridas. "Al no haber heridos, es una cuestión civil", dijo.

Volvió a nacer
"Nací de nuevo y puedo contarlo. La verdad es que después de lo que me pasó estoy viviendo gratis", dijo a LA GACETA Emanuel Sebastián Arias, el playero de 24 años, que atendía al Ford Fiesta de Recúpero.
Emanuel, que hace casi un año sufrió otro accidente -el 12 diciembre se precipitó a tierra desde 12 metros de altura cuando limpiaba el techo de la estación de GNC-, dijo que el auto de Recúpero tenía la oblea habilitante. "Lo saludé porque era un cliente habitual y lo hice pasar delante del auto. Le pedí la tarjeta de puntos y comencé a cargar gas. Estaba a tres metros del Ford cuando sentí el reventón. Cerré los ojos; me cubrí la cara y no sé para dónde corrí. Abrí los ojos y él venía detrás de mí. Estoy sordo del oído izquierdo", dijo el muchacho, que trabaja en esa playa desde hace tres años.
LA GACETA fue a buscar en dos oportunidades a Recúpero, pero los familiares informaron que no se encontraba en su domicilio.