HISTORIA COLECTIVA. Familias de Ciudadela llevaron elementos y fotos guardadas durante generaciones.
“Guardé las balas de cañón sin saber lo que eran”, contó Luis Fernando Felipe. Vive en Ciudadela desde hace medio siglo y ayer llevó a la plaza del barrio una bala, un mortero, rocas y una pieza que, según los arqueólogos, podría ser el filo de un instrumento cortante. “Las encontré cuando hice los cimientos de mi casa. Estaba cavando y aparecieron. Fue hace 30 años. Sabía que eran cosas antiguas, pero no exactamente qué”, relató. Durante años usó la bala como ancla para pescar en El Cadillal. “Ahora la guardo como una reliquia”, afirmó.
Arqueología en la plaza
En vísperas del 213º aniversario de la Batalla de Tucumán, la plaza Ciudadela, en Frías Silva al 700, fue escenario de la “Jornada de Arqueología Histórica: La Ciudadela nos habla”. La actividad se realizó en el marco del proyecto de musealización y puesta en valor del barrio histórico de Ciudadela, impulsado desde junio por la Municipalidad capitalina, la Legislatura y la UNT a través de la Facultad de Ciencias Naturales y el Instituto Miguel Lillo.
Balas de cañón, empuñaduras de sables, una bayoneta, frascos de medicamentos del siglo XIX y fragmentos de botellas de las primeras cervezas fabricadas en Tucumán conforman el conjunto de hallazgos que nutrirá un Museo Virtual. Los vecinos se sumaron con objetos que guardaron durante décadas, convertidos ahora en piezas clave de la memoria colectiva.
HALLAZGOS. Los arqueólogos registraron un frasco de medicamento y un trozo de botella de gres de cerveza que narran la vida cotidiana de 1900. LA GACETA / FOTO DE BELÉN CASTELLANO
“Fue sorprendente la respuesta de los vecinos”, destacó la museóloga Ana Carolina Oliva. “Sin esa participación sería imposible reconstruir la historia completa. Este es un ejemplo de museología social: el barrio entero puede musealizarse de la mano de su comunidad”, añadió.
El equipo de la UNT realizó un estudio de potencial arqueológico en dos sectores del espacio verde. “Decidimos trabajar aquí porque el barrio se asienta sobre el histórico Campo de las Carreras”, explicó la arqueóloga Florencia Borsella. “Queríamos evaluar el potencial y convocar a los vecinos, que hallaron objetos en remodelaciones o construcciones”. Las excavaciones revelaron fragmentos de gres de botellas de cerveza de 1910, loza y frascos de medicamentos de fines del siglo XIX. “Son piezas poco frecuentes porque en Tucumán casi no se hace arqueología urbana”, señaló Borsella. Algunos objetos habían tenido otros usos: “Una bala de cañón se utilizaba como mortero en una cocina. Eso también es parte de la historia del barrio”, contó.
MEMORIA VIVA. Una bala de cañón usada en la batalla y una réplica de una campana se expusieron en la plaza.
Alexis Weber, arqueólogo y becario del Conicet, detalló que se hicieron dos sondeos de hasta un metro y medio de profundidad. “Recuperamos fragmentos que datan aproximadamente entre 1910 y 1950. El hallazgo más interesante fue un fragmento de botella de gres de principios del siglo XX”, describió. El material será analizado en laboratorio de la facultad y luego entregado al municipio y a la Legislatura. “Una excavación puntual nunca es suficiente: necesitamos más proyectos de este tipo”, advirtió.
Un museo vivo y virtual
La siguiente etapa apunta a un museo digital. “Toda la información se registró en fichas y se está armando un mapa de hallazgos. Vamos a crear una plataforma abierta, para que todos puedan conocer y aportar datos”, anunció Oliva.
IMÁGENES. Se presentaron fotografías de décadas pasadas del barrio.
El especialista en digitalización de patrimonio Javier Díaz explicó que su tarea consistió en generar “gemelos digitales en 3D” de cada pieza. “Así los vecinos pueden mostrar aquello que guardaban sin desprenderse de esos bienes, que suelen tener un valor afectivo muy fuerte”, subrayó. La vitrina virtual ya está disponible y permitirá recorrer las piezas en detalle, girarlas y ampliarlas. “Las réplicas pueden imprimirse en 3D, lo que abre posibilidades para la accesibilidad y la educación”, agregó.
MAQUETA DE LA CIUDADELA. Un niño juega con la impresión en 3D.
Los impulsores del proyecto imaginan un futuro museo a cielo abierto, con cartelería y réplicas 3D. “Tanto vecinos como turistas podrán recorrer el barrio con guías y recursos pedagógicos que narren su historia”, anticipó Oliva.
Felipe mira sus piezas con otros ojos. “Antes estaban medio tiradas, cosas que uno encuentra y no sabe qué hacer, pero ahora sé que tienen valor”, dijo. Para él, como para muchos, esos objetos familiares dejaron de ser simples curiosidades para convertirse en testigos de una gesta que definió el destino del país.







