Una deuda con la memoria de la Batalla de Tucumán

24 Septiembre 2025

A lo largo de la historia, Tucumán ha aportado a nuestra nación la Declaración de la Independencia y la Batalla de Tucumán. Entre ambas hay una diferencia sustancial: la primera fue una conquista de los representantes de buena parte de las Provincias Unidas, mientras que la segunda constituyó una hazaña vernácula, por el origen de la mayor parte de sus protagonistas. Tucumanos de todas las clases sociales, sumados a los salteños y a los jujeños que habían llegado desde el norte siguiendo a Manuel Belgrano y a sus soldados lograron algo que hasta aquel momento parecía difuso: vencer al poder colonial. Y no fue un triunfo más. En palabras de Tulio Halperín Donghi, “sin Tucumán, el camino de la independencia se habría cerrado antes de empezar”.

La historia es conocida: Belgrano, que se había hecho cargo del Ejército del Norte unos meses antes, organizó el Éxodo Jujeño al advertir el avance realista. Marchó hacia el sur y, desobedeciendo las órdenes de Buenos Aires que le indicaba que debía retroceder hasta Córdoba, decidió entablar el combate en nuestra provincia. Reforzó sus tropas con el aporte material y humano de los tucumanos y el 24 de septiembre de 1812 batió al enemigo en el Campo de las Carreras.

Halperín Donghi destaca que en aquella jornada Belgrano demostró un temple político y militar inesperado en un jurista y economista con muy poca experiencia castrense. “El triunfo de Tucumán otorgó aire a la revolución y consolidó la idea de que era posible vencer al poder colonial”, escribió el historiador. Esa victoria, sumada a la de Salta en 1813, apuntalaron el proceso que derivó en el 9 de julio de 1816, que también tuvo a nuestra ciudad como escenario.

Otro historiador, Miguel Angel de Marco, coincide con esta mirada. Sostiene que la valiente decisión de Belgrano de desobedecer al poder central permitió salvar el proceso que se había iniciado en mayo de 1810: “Belgrano tomó una decisión política y militar de enorme coraje al desobedecer a Buenos Aires. Si hubiera seguido las órdenes, el ejército se habría disuelto y la revolución, posiblemente, sofocado. Tucumán es el origen de la independencia”.

La relevancia histórica de este hecho es indiscutible. Pero eso no aparece reflejado en el calendario. No es un problema exclusivo de Tucumán, sino que lo comparte con Salta y con Jujuy. Estas tres provincias fueron el escenario en el que se desarrolló íntegra la guerra de la independencia y durante más de una década sus suelos se regaron con la sangre de aquellos que murieron por la libertad. Sin embargo, a los tres hitos más importantes de aquellos tiempos convulsos -Éxodo Jujeño, Batalla de Tucumán y Batalla de Salta- se los recuerda hoy con intrascendentes feriados provinciales. Mientras tanto, conmemoramos con festivos nacionales acontecimientos de mucha menor trascendencia, como el Combate de Vuelta de Obligado, que ocurrió en el río Paraná en los tiempos de Juan Manuel de Rosas.

Las fechas festivas funcionan como mojones en el calendario, porque obligan a introducir en la currícula escolar el recuerdo de cuestiones que nos cohesionan como nación. Estudiar el pasado es fundamental para poder entendernos, para identificarnos y para proyectar un futuro que abrace a la mayor cantidad posible de argentinos. Es por ello que deberíamos pensar en cómo construimos nuestra identidad. Creemos que en este contexto, el aporte de los hombres y mujeres del norte argentino es insoslayable.

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