Trabajó 12 años con Alperovich y quedó al borde de ser detenido

Trabajó 12 años con Alperovich y quedó al borde de ser detenido

Pidieron el procesamiento de un policía por falso testimonio, durante el juicio por abusos que se realiza en Buenos Aires.

CANSADO DE LAS EVASIVAS. El fiscal Sandro Abraldes -a la derecha en la foto- pidió la detención del policía Cayata en pleno interrogatorio. CANSADO DE LAS EVASIVAS. El fiscal Sandro Abraldes -a la derecha en la foto- pidió la detención del policía Cayata en pleno interrogatorio. LA GACETA / FOTO DE JUAN MANUEL MONTERO (ENVIADO ESPECIAL)

David Cayata fue durante años uno de los principales colaboradores de José Alperovich. Siendo cabo primero de la Policía de Tucumán fue primero su custodio y luego lo designaron para conducir el vehículo del entonces senador. Tenía una posición privilegiada en la cual, incluso, podía escuchar conversaciones sensibles del hoy imputado por abusos y agresiones sexuales, o estar presente en momentos en los que se decidían cosas importantes dentro de la campaña política que se encaró en la provincia entre 2018 y 2019 con vistas a las elecciones para gobernador. En total trabajó para Alperovich desde 2007 hasta 2018. Ese hombre, que hoy está destinado al destacamento de Anca Juli, estuvo ayer a minutos de ser detenido por su reticencia a contestar preguntas. Y si no terminó en un calabozo fue sólamente porque el juez Juan Ramos Padilla postergó su decisión hasta el final del juicio. Cayata no fue sólo chofer de Alperovich. Lo fue también de su esposa Beatriz Rojkés, de sus hijos e incluso del actual senador y ex gobernador Juan Manzur, ya que integraba la sección de Custodia Gubernamental.

Cuando ya pasaron más de 35 testigos de la audiencia que comenzó en febrero, Cayata es el primero que enfrenta un procesamiento por falso testimonio. Fue el fiscal del caso que se ventila en Capital Federal, Sandro Abraldes, quien le pidió al juez Ramos Padilla la inmediata detención del testigo al considerar que estaba siendo reticente de manera constante en sus respuestas. Es que Cayata no quiso o no pudo contestar concretamente sobre una serie de chats de WhatsApp y de Instagram que él había mantenido con la joven que denunció a Alperovich por nueve abusos o agresiones sexuales que dijo haber sufrido mientras se llevaba adelante la campaña. Esos intercambios de mensajes están adosados al expediente pero en los mismos se advierte, efectivamente, qué Cayata había borrado la gran mayoría de sus respuestas a los mensajes en los que ella le decía de los abusos y presiones que estaba sufriendo. El testigo, que asegura por ejemplo no haber sabido lo que había pasado, leyó ayer en esos mismos mensajes que la denunciante le decía que había sido abusada por Alperovich. Pero él consideraba que cuando se refería a “abuso” se trataba de una cuestión laboral “por el estrés que se puede sufrir durante una campaña”.

En cierto momento de la declaración el fiscal se cansó de la evasión en las respuestas y a viva voz pidió que Cayata sea detenido. El juez trató de explicarle al testigo que podía tener problemas si continuaba siendo reticente en sus respuestas pero a las dos preguntas de reiniciado el interrogatorio Abraldes tiró por los aires el expediente y volvió a pedir la detención.

Ante esto el juez Ramos Padilla pidió unos minutos para deliberar y finalmente decidió que Cayata fuera llevado a la alcaldía del Tribunal al menos hasta que terminaran de declarar los otros testigos. “Le pido que durante este tiempo reflexione”, le advirtió el juez.

Antes, el cabo primero había asegurado que Alperovich y la denunciante mantenían una “buena relación”, que ella “era su mano derecha, que manejaba todo” y que al menos él nunca había visto escenas de maltrato. También le preguntaron si había visto comportamientos extraños dentro del auto de Alperovich (la denunciante dijo que uno de los ataques había sido en el vehículo con un chofer de testigo, e incluso hay una foto que probaría esto), y él aseguró que no.

EN EL ESTRADO. El juez Juan Ramos Padilla. EN EL ESTRADO. El juez Juan Ramos Padilla.

Cayata, que afirmó que iba a trabajar con Alperovich incluso cuando estaba de descanso y no le pagaban por ello, había eliminado un montón de mensajes entre él y la denunciante cuando el proceso estaba en investigación, lo que llamó mucho la atención tanto al fiscal como a la representante de la querella, Carolina Cymerman, quienes pretendieron ahondar sobre las razones del intercambio de mensajes y sobre todo en lo que no se decía en los mismos. Pero ahí se encontraron con la negativa del testigo quien aseguró que no recordaba qué respuestas había borrado y dijo que había mal interpretado las palabras de la sobrina del acusado. El juez incluso reconvino al testigo en varias oportunidades, hasta que se pidió su detención. Luego de esto mandó a Cayata a otra sala “para que tuviera tiempo de pensar” y mientras tanto hizo pasar a los otros testigos.

Al final de la audiencia Ramos Padilla tomó la decisión de posponer su decisión hasta terminar con el debate. “Quiero escuchar a otros testigos para determinar qué haré y que esto no signifique un prejuzgamiento”, fundamentó. Pero Cayata quedó así cerca de ser el primer procesado por falso testimonio de un juicio que, por la posición que ocupó el principal acusado durante años, tiene ribetes históricos.

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Además de David Cayata ayer declararon otros custodios o choferes que trabajaron con José Alperorich durante la campaña 2018-2019. Ellos fueron los hoy comisarios principales Eduardo Ávila (además ex delegado comunal de El Manantial) y Héctor Lazarte. Ambos afirmaron que había buena relación entre el entonces senador y su sobrina. “Ella tenía mucho futuro en la política”, dijo Ávila, quien además afirmó que el ex gobernador era una persona muy querida y que nunca había visto ninguna actitud extraña entre Alperovich y las mujeres. Salazar, en tanto, se quejó de que luego de que el gobernador Juan Manzur le sacara la custodia oficial a Alperovich en el marco de la campaña, “nos mandaron a comisarías peligrosas como si estuviéramos castigados”.

También declararon Víctor Salazar, un hombre que siendo empleado de Vialidad también fue chofer de Alperovich, y Alfonso Cubillas, quien cumplió la misma función en Capital Federal como empleado del Senado. Ambos negaron haber visto algún hecho comprometedor protagonizado por quien fue su jefe.

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