Sexualmente hablando: el sexo según Ida Craddock

Sexualmente hablando: el sexo según Ida Craddock

Al hablar de la historia del feminismo resulta ineludible la referencia a Ida Craddock, una de sus grandes precursoras. Nacida en Filadelfia en 1857, su padre murió cuando ella tenía pocos meses de edad. Su madre -cristiana fundamentalista- la educó en casa, donde recibió una intensa formación religiosa y fue criada bajo una disciplina puritana. Quizás por eso, Ida no tardó en interesarse en temas como la sexualidad, el ocultismo, la libertad y los derechos femeninos.

Siendo muy joven militó para que las mujeres fueran admitidas en la Universidad de Pensilvania. De hecho habría sido ella misma la primera graduada en esa institución si la decisión de aceptarla no se hubiera revocado por presiones del concejo administrativo. Luego de esa desilusión, Craddock se desempeñó enseñando taquigrafía a mujeres y escribió un libro sobre el tema, publicado cuando tenía sólo 18 años.

Cerca de sus 30 empezó a desarrollar un profundo interés por lo oculto y en 1887 se unió a la Sociedad Teosófica. Luego se proclamó sacerdotisa y pastora de la Iglesia del Yoga. También se convirtió en estudiante de erotismo religioso y viajó por distintas ciudades de Estados Unidos dando conferencias sobre esa materia.

Terminó por establecerse en Chicago, donde continuó escribiendo sobre la relaciones entre hombres y mujeres, enfatizando en que el sexo debía ser respetuoso y placentero para ambas partes (fue de las primeras en hablar de sexo forzado en el matrimonio como violación, algo muy transgresor para la época). Llegó a abrir una oficina donde asesoraba a parejas. Y ofrecía además la opción, para los que no tenían dinero, de acceder a sus cursos por correspondencia.

Nunca se casó -por eso sus conocimientos sobre el sexo y el placer femenino resultaban escandalosos-, pero afirmó tener una feliz relación con un espíritu elevado, un ángel, llamado Soph. También se sabe que estuvo vinculada a dos seres de carne y hueso, uno de los cuales, exclérigo y místico, estaba versado en la técnica Karezza (por la cual el hombre evita eyacular durante la penetración, manteniéndose el mayor tiempo posible en la fase de meseta de la respuesta sexual).

Fue pionera en escribir manuales de instrucción sobre la sexualidad humana y el sexo en el matrimonio. Entre ellos figuran “Novios celestiales”, “Matrimonio psíquico”, “Alegrías espirituales”, “Carta a una futura novia”, “La noche de bodas” y “La correcta vida marital”.

En esta última obra es notablemente gráfica en sus enseñanzas: “Tenga en cuenta que realizar movimientos pélvicos es parte de su obligación como esposa. Cabalgue el órgano de su marido con suavidad y, de vez en cuando, hágalo apasionadamente, moviéndose hacia arriba y hacia abajo, hacia los costados y con movimientos de rotación, como los de una tuerca al insertarse en un tornillo”.

Ida fue una de las tantas víctimas de la llamada Ley Comstock, promulgada en contra de la literatura considerada obscena. Así, la distribución masiva de “La correcta vida marital” a través del US Mail la condujo a una acusación federal, primera de muchas que la llevaron a estar detenida durante varios meses por cargos de moralidad en cinco cárceles locales, así como en el Hospital de Pensilvania para Insanos.

A los 45 años, un día antes de que la enviaran a una penitenciaría federal luego de haber sido sentenciada a cinco años de prisión, Ida Craddock se suicidó, dejando una carta privada a su madre y otra pública condenando al fiscal Anthony Comstock, uno de sus principales perseguidores.

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