Menstruar es un derecho, no un privilegio

Menstruar es un derecho, no un privilegio

Reflexiones en torno al lanzamiento del programa nacional MenstruAR. Derechos, desigualdades económicas y feminismo

CONSECUENCIAS. Una mala gestión menstrual puede producir infecciones genitales e infertilidad al llegar a la vida adulta. CONSECUENCIAS. Una mala gestión menstrual puede producir infecciones genitales e infertilidad al llegar a la vida adulta.

La intimidad, esa palabra que tanto se exige y defiende puede resultar un arma de doble filo. El motivo es simple: por desgracia, en nuestra sociedad, lo que no se ve (o no se quiere mirar) pareciera que no existe.

Si, la menstruación aparece en las góndolas de cualquier súper y las publicidades avanzaron a -al menos- mostrar líquidos rojizos. También es un tema clave en la ESI pero ¿y el impuesto que aún recae sobre los productos de higiene femenina? ¿Y la vergüenza con que una esconde una toallita para ir al baño en el colegio, universidad u oficina?

A fines de mayo el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de La Nación lanzó el programa MenstruAR. La iniciativa promete entregar a las mujeres de escasos recursos copas menstruales y otros elementos afines para gestionar su período. Además de llevar adelante talleres de capacitación (a médicos, trabajadores sociales o agentes territoriales) que permitan garantizar el acceso igualitario a estos insumos.

Larga espera

Este avance hace eco de los reclamos que las organizaciones feministas y activistas realizan desde hace décadas. ¿Por qué invertir y crear políticas que aborden la menstruación? A diario las mujeres somos víctimas de prejuicios y desigualdades; ocurre en el ámbito laboral, académico, profesional… Si a eso le sumamos la falta de dinero, responder a las necesidades de nuestro cuerpo se vuelve un desafío extremo.

“Existen bastantes hombres que criticaron esta decisión, desde su lógica hay cosas más importantes (la pobreza, la desnutrición infantil, el desempleo, etcétera) que requieren antes de asistencia. Sin embargo, la regla atraviesa e interpela esas cuestiones también. La biología jamás debe concebirse como un elemento para fomentar la vulnerabilidad, la violencia o los malos tratos. Menstruar es un derecho, no un privilegio”, indica la sexóloga Belén De las Cruces.

La gestión menstrual es un llamamiento a movernos con dignidad, autonomía y sin vergüenza por las calles. “Pese a vivir en una época de mayores libertades y luchas de género, todavía hay territorios en donde las adolescentes son encerradas, discriminadas o sufren de diversos abusos al contar que les llegó la menarca”, detalla.

Asimismo, en muchos países subdesarrollados, la falta de insumos aumenta el índice de ausentismo escolar y/o laboral. “Los tampones, toallitas normales, ecológicas, las bombachas absorbentes y el resto de productos tienen que considerarse de primera necesidad. Pensemos que en el mundo hay más de 3861 millones de mujeres, ¿cuántas de ellas son capaces de ir a un negocio y comprar apósitos? Menstruar conlleva a un gasto imposible de evitar y en zonas de riesgo conseguir una toallita significa hasta dejar de comer o no llegar a fin de mes”, expone la profesional y docente de ESI.

Sobre este aspecto, todavía queda pendiente el reclamo para quitar el 21 % de IVA que poseen los productos de gestión menstrual.

Avances en Tucumán

Aunque es difícil cambiar el machismo institucional de la noche a la mañana, en 2021, Tucumán fue pionera en la sanción de una ley (N° 9.349) de gestión menstrual.

Acorde a la norma, desde entonces, se supone que el Estado debía proveer de elementos de gestión menstrual gratuitos a todas las niñas, adolescentes y mujeres que lidiaran con una situación de vulnerabilidad socioeconómica o educativa. Por aquel entonces, la ley sentó un precedente ya que fuimos la primera provincia en conseguir una legislación tan abarcativa.

“Menstruar es una cuestión de salud pública, por lo que debe tener el apoyo del estado. Hay que acompañar porque las personas no eligen menstruar, sucede; y cuando pasa en sectores donde el dinero para compras los elementos de higiene no alcanza, se utilizan otros medios como telas o diarios. Incluso hay jóvenes que hacen durar una misma toallita mucho tiempo”, comenta la legisladora Sara Alperovich, autora de la propuesta local.

Sin contar con tampones, compresas sanitarias ni un baño en condiciones, algo tan natural como la regla puede acarrear infecciones y otras complicaciones en los genitales. “Celebro cuando se habla de estos temas porque pasamos -en promedio- más de 30 años menstruando y hay un alto porcentaje de mujeres que no llegan a vivir dignamente durante ese tiempo. Escuché y leí algunos comentarios que me horrorizan sobre el asunto. Se ve que hablan desde la desinformación, pero además desde el privilegio y eso lo lamento”, agrega.

A nivel nacional

Actualmente, alrededor de 30 municipios argentinos disponen de algún tipo de iniciativa (de corto alcance) a favor de la gestión menstrual. En Misiones, La Rioja y San Luis los reclamos de las activistas se convirtieron en intervenciones específicas; mientras que en Chaco, Santa Fe, Buenos Aires y Mendoza los intentos -pese a presentarse proyectos de ley- estos quedaron truncos.

Otros países

En 2020, Escocia fue el primer país del mundo en aprobar la distribución gratuita de apósitos menstruales en establecimientos públicos. Nueva Zelanda y Francia disponen de una iniciativa parecida que se restringe al ámbito educativo (en las residencias estudiantiles la entrega de toallitas es gratuita).

Por otra parte, hay al menos 10 países en los cuales los productos menstruales están exentos de impuestos. Entre ellos aparece Reino Unido, Irlanda, India, Malasia, Uganda, Tanzania, Nicaragua, y algunos estados de Canadá y Estados Unidos.

Anclaje: los antecedentes del programa

MenstruAR deriva de una serie de acciones de concientización y difusión informativa que comenzaron a implementarse hace al menos cinco años. En 2020, en Casa Rosada se realizó un Foro de Justicia Menstrual; del evento participaron organizaciones no gubernamentales, 100 funcionarias públicas, activistas y profesionales de la salud. Luego, en 2022, el gobierno nacional inauguró la Línea de Gestión Menstrual: un proyecto que tuvo como ejes la entrega de productos menstruales alrededor del país. Estas últimas acciones son las que ahora se nuclean en el programa nacional. En complemento, el derecho a una menstruación justa y segura se contempla en al menos 16 tratados internacionales dentro de los cuales nuestro país participa. El tema también se incluye entre los “contenidos indispensables” abordados por el Programa Nacional de Educación Sexual Integral (creado a partir de la Ley N° 26.150, la cual fue promulgada en 2016).

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