Las crisis y el tesón del hombre de campo

Las crisis y el tesón del hombre de campo

El ruralista está acostumbrado a lidiar con numerosos problemas. Muchos de estos, poco y nada tienen que ver con la naturaleza; más bien resultan consecuencias de políticas públicas que marchan a contramano de las necesidades del país. El filósofo Santiago Kovadloff advirtió en el productor un comportamiento que muestra creatividad e innovación.

Otro año bajo el efecto “Niña”, y otro año en que los Gobiernos nacional o provincial no pegan una. Aparece la influenza aviar y los precios internacionales, en general, caen. Esto hace que los productores deban ingeniarse para ver cómo continúan produciendo en este bendito país. Esto se escucha cada vez que uno conversa con un productor.

Otro año “Niña” trajo sequías, granizo, altas temperaturas, vientos sondas, bajas temperaturas estivales, heladas y demás problemas climáticos. Si bien el hombre de campo está acostumbrado a enfrentar estas inclemencias en cada campaña, se torna difícil conocer cómo afrontar la crisis económica y social que arrastra al país para salir indemne.

En estos días LA GACETA y otros medios informaron sobre la actual crisis que sufre la citricultura. Poco o nada se hizo, pese a que se sabía que esta situación se veía venir. Hoy se dan despidos y se produce la caída de comercialización de fruta fresca que debe viajar a los mercados internacionales debido a la suba de todos los costos y al cambio diferencial del dólar.

A pesar de esto muchos productores siguen en pie y darán pelea a la situación que hoy padecen. Tanto el citricultor como el resto de los productores agropecuarios del país.

El hombre de campo es una persona difícil de conocer, porque generalmente se muestra reservado. Pero cuando se trata de trabajo aprendió a oír y a imitar todo lo que le puede servir para mejorar su sistema productivo. Permanentemente a lo largo de su vida, el productor atraviesa crisis; ya sean por estar en un sistema cíclico o porque las inclemencias climáticas o económicas lo llevan a situaciones bajo las cuales le resulta difícil seguir produciendo. Igualmente, año tras año, la mayoría continúa con su actividad, ajustándose el cinturón, analizando qué hizo mal para poder mejorar al año siguiente, qué debe hacer la próxima campaña para que tal o cual plaga no lo perjudique tanto, qué nuevo negocio apareció, qué necesidad alimenticia nueva tiene el mundo, cómo debe manejarse financieramente para no caer en la ruina y así, una infinidad de cuestiones que analiza para seguir produciendo.

El prestigioso pensador Santiago Kovadloff afirma que los productores participan de diversos eventos para abordar temas no solo vinculados a las actividades productivas, sino también a la institucionalidad, a la innovación y a la creatividad, ya que muchas veces las crisis que se dan en el mundo -y en el país- hacen que se desarrollen estos temas.

Kovadloff analizaba el comportamiento de los productores y de las empresas agropecuarias y afirmaba que los momentos de crisis servían para conocer la identidad cívica y cultural de los productores y de los innovadores agropecuarios, y cómo buscaban la forma de salir adelante.

Cívica, porque la presencia de la política como materia de reflexión debe ser orientada a saber y a entender en qué escenarios históricos, económicos y sociales actúa el campo. Cultural porque es necesario advertir los desafíos que el presente le formula a los hábitos el trabajo y de la vivencia del campo, ya que uno ve un hábito conservador al trabajar con la tierra y además porque hay cambios permanentes en materia tecnológica y científica.

Resulta interesante comprender la capacidad de adaptación del hombre de campo a los cambios permanentes a los cuales las crisis lo empujan. Deben adecuarse a la realidad y seguir produciendo alimentos para su país y para el mundo.

Kovadloff afirmaba que, en este sentido, cuando surge en el pensamiento del hombre de campo la creatividad e innovación, muchas veces no tienen que ver con el progreso excluyente de la propia actividad, sino con la posibilidad de modernización o de adaptarse a un mundo cambiante, que tiene que ver con la ciencia y con la conservación; y que tiene que conciliar lo inédito con lo ya conocido.

Días atrás, el periodista Alejandro Canepa hablaba en su programa Chacra 360 Continental sobre la terrible situación por la que están atravesando muchos productores en el país, ante el desinterés de muchos políticos que conducen los destinos de la Argentina.

Señaló que se trata de una situación generalmente recurrente para el hombre y para la mujer de campo porque están acostumbrados a la adversidad, a los momentos difíciles y a los tragos amargos.

El hombre de campo sembró, espera lluvias que no llegan, hay sequía, altas temperaturas, luego vienen heladas y granizo y a pesar de esto sigue adelante. Canepa dijo que al hombre de campo solo le queda seguir y así lo quiere. Solo volver a sembrar, en seguir pensando en producir, por y para el país, mientras que quienes llevan adelante los destinos del país miran hacia otro lado.

Lo cierto es que, pese a todos los problemas que debe enfrentar -incluso los que nada tienen que ver con la naturaleza- continua adelante, sembrando y trabajando; por el bien de su familia y del país.

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