01 Febrero 2023
Después de 54 años en el aire, Boeing entregó ayer el último 747. De ese modo se cerró para siempre un capítulo glorioso de la aviación comercial.
Este modelo, conocido como “Jumbo”, más allá de sus múltiples variantes, revolucionó los viajes, conectó ciudades distantes a miles de kilómetros por primera vez en vuelos sin escalas y contribuyó a democratizar los viajes, ya que permitió incrementar las plazas y reducir los costos que hacían muy difícil acceder a un pasaje. La decadencia comenzó en la última década y media, cuando Boeing y otros fabricantes comenzaron a desarrollar aviones con nuevas tecnologías que los volvieron más rentables: menor costo en combustible sin perder autonomía y menos emisiones contaminantes, entre otras ventajas. Estos nuevos modelos, como el Boeing 787 y el 777, y el Airbus A-350, pueden recorrer las mismas distancias que el 747, pero operan únicamente dos motores, en vez de los cuatro del “Jumbo”. Y eso los vuelve más atractivos para las aerolíneas, especialmente después de la crisis que implicó la pandemia.
El avión final es el número 1574 construido por Boeing en la región de Puget Sound, en el estado de Washington. Actualmente, la mayor parte de los 747 que están operativos funcionan como aviones de carga. La alemana Lufthansa es una de las pocas que mantiene este modelo para transportar pasajeros. Atlas Air encargó cuatro cargueros 747-8 a principios del año pasado, y el último fue el que salió de la fábrica ayer.
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