SOCORRO. Alguna vez sentiste demasiado estrés, agotamiento mental, falta de productividad y desmotivación? ARCHIVO LA GACETA
No se trata de un fenómeno nuevo. Pero sin dudas la pandemia ha contribuido a empeorarlo. El burnout o síndrome del trabajador quemado -el cual puede degenerar en trastornos de tipo físico, emocional e incluso conductual-, afecta actualmente a ocho de cada 10 trabajadores argentinos. La incertidumbre en el entorno laboral y el abuso del teletrabajo (que ha difuminado aún más la separación entre la vida personal y profesional) son las principales causas. "El coronavirus ha aumentado los niveles de estrés en todas las profesiones", dice María Laura Colque, gerenta de Escencial Consultora y presidenta de la Fundación para el Desarrollo Profesional.
"El insomnio es considerado uno de los síntomas más comunes del desgaste laboral. Se trata de un proceso en el que, progresivamente, el trabajador sufre una pérdida del interés por sus tareas. Entonces, desarrolla una reacción psicológica negativa hacia su ocupación", explica la especialista.
- ¿Los cambios en los hábitos alimenticios también pueden ser una señal?
- Sí. Este síndrome provoca daños físicos, entre los que se incluyen desórdenes en la alimentación; fatiga; jaquecas; gases; náuseas; indigestión; úlceras; deterioro cardiovascular; pérdida de peso; dolores musculares; alergias; asma; problemas con los ciclos menstruales y hasta daños a nivel cerebral.
SOBRECARGA. El estrés puede ocasionar en nuestro organismo desbalances hormonales, trastornos psicológicos y un importante desgaste físico. ARCHIVO LA GACETA
Desgraciadamente, eso no es todo. La especialista explica que además de las complicaciones para dormirse y de los problemas físicos, el estrés laboral acarrea trastornos mentales. "Genera depresión; cinismo; ansiedad; irritabilidad; dificultad de concentración y un deterioro en las relaciones interpersonales", enumera. De todo ese combo, el síntoma más común es el distanciamiento social y los problemas conductuales, que incluso pueden progresar hacia conductas de alto riesgo, añade Colque. "En suma, el cansancio afecta nuestras emociones, nuestros vínculos y nuestro propio sentimiento de autorrealización", resume.
"La solución más común para acabar con el cansancio mental es controlar los pensamientos: tenemos que ser conscientes de que la mayoría de los problemas que vemos a nuestro alrededor, en realidad no lo son".
Cuando se le pregunta si estos meses en los que tímidamente estamos saliendo de la pandemia han traído más calma o más estrés a los ámbitos laborales, contesta que la situación ha empeorado. En primer lugar -describe-, muchas personas han convertido sus casas en oficinas, difuminándose así la línea que separa el trabajo del tiempo libre. En segundas instancias -prosigue-, la incertidumbre laboral, debido al cierre de una multitud de empresas, provoca miedo y angustia. "Y tercero, la vuelta a la oficina después de meses de teletrabajo puede ocasionar estrés", describe.
Según las cifras que maneja Colque, a finales de 2019 dos de cada tres colaboradores padecían o eran propicios a padecer burnout. Lejos de mejorar, esa situación se ha agravado debido a esta dinámica de "always on". En consonancia con esos datos suyos, un reciente estudio del portal de empleos Bumeran indica que la ocurrencia de este síndrome en la Argentina es del 80 %, actualmente. Diversos estudios confirman que este fenómeno afecta más a las mujeres que a los hombres. También son más susceptibles a padecerlo personas sin pareja o con poco apoyo familiar. Además, suele aparecer en los primeros años del desarrollo profesional de los trabajadores.
Hace dos años, el síndrome del trabajador quemado o burnout fue reconocido como un trastorno mental en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) elaborada por la Organización Mundial de la Salud (OMS). El organismo lo asocia a la sección problemas asociados al empleo y desempleo y lo describe como un síndrome resultante de un estrés crónico en el trabajo que no fue gestionado con éxito.
Ante esta tozuda realidad, ¿qué se puede hacer? ¿Sirve encontrar algo afuera del trabajo que ayude a desestresarse? "La solución más común para acabar con el cansancio mental es controlar los pensamientos: tenemos que ser conscientes de que la mayoría de los problemas que vemos a nuestro alrededor, en realidad no lo son", concluye. Y enseguida recomienda también hacer actividad física, leer libros, ver películas, escuchar música o bailar ("el movimiento y lo lúdico constribuyen a la higiene mental").














