Por qué acumulamos tantas cosas y qué aprendimos en pandemia

Todas esos objetos en nuestros cajones, armarios y rincones son un peligro que puede afectarnos.

Por qué acumulamos tantas cosas y qué aprendimos en pandemia
Lucía Lozano
Por Lucía Lozano 23 Febrero 2022

Esa tarde, en medio de la cuarentena, abrió la puerta de un placard que hacía mucho tiempo estaba cerrada. Ella buscaba una manta polar. Pero encontró una montaña de ovillos de lana de distintos colores que ni siquiera recordaba haber guardado ahí. Jacqueline Monetti Fierro nunca antes había registrado la gran cantidad de madejas que acumalaba. “Eran bolsas y bolsas; seguramente tenía más que el señor que me las vende”, confiesa.

Jacqueline reconoce que es acumuladora de objetos de distinto tipo: además de lanas (teje a dos agujas y en telar), tiene muchos zapatos, accesorios para armar bijouterie y libros, entre otras cosas. “Me doy cuenta que soy acumuladora porque compro cosas y las escondo en cajas; me da vergüenza y, de a poco, las  voy sacando. Yo se que está mal. Entonces, cada tanto hago una limpieza y empiezo a o donar cosas. Me asusta la idea de pensar que un día no pueda entrar a mi casa de tanto guardar cosas”, confiesa la docente.

Al igual que Monetti Fierro, muchos aprovecharon  las largas  y aburridas horas del confinamiento para ordenar y ver todo lo que tenían guardado hacía mucho tiempo. Para una gran parte de las personas fue el momento para tomar conciencia de cuántos objetos acumulaban sin sentido: ropa, zapatos, papeles e incluso alimentos ya vencidos.

De alguna forma, la pandemia  también nos vino a enseñar que tenemos muchas más cosas de las que necesitamos.  Vivimos en una sociedad en la que comprar y acumular es algo normal, pues a través de las cosas materiales decimos quiénes somos y cómo vivimos.

Las causas

Hay quienes compran y acumulan por temor. Tienen miedo a quedarse sin un objeto determinado. Lo guardan por las dudas,  porque lo pueden necesitar en el futuro. Algunas personas acumulan también porque se sienten obligadas a aferrarse al pasado. Otros lo hacen cuando se sienten tristes. Como Jacqueline. En ese estado de depresión, es muy difícil resistirse a la terapia de las compras, reconoce.

Por qué acumulamos tantas cosas y qué aprendimos en pandemia

El psicólogo Javier Kirschbaum aclara que es necesario diferenciar cuando hablamos de acumuladores como una cuestión compulsiva: “se trata de  una enfermedad, que debería ser tratada con todo el respeto que se merece”. “Siempre me ha llamado la atención cómo, sin cuestionarlo, muchos consumimos o hemos consumido programas como “acumuladores compulsivos”,  en donde los  espectadores  se  divierten viendo personas  que están atravesando un  padecimiento muy grande”, sostiene.

Hay personas que guardan por guardar y otras que lo hacen porque son coleccionistas. ¿En qué se distinguen?, le preguntamos. “Es una diferencia muy importante  porque coleccionar no es algo ligado a lo patológico, sino un hobby, que favorece el bienestar y la calidad de vida de esta  “minoría excéntrica”, como los nombra Walter Benjamín”, aclara.

Cuando la  afición por guardar se convierte  en una compulsión ya se habla de un desorden psiquiátrico que, desde 2013, figura en el Manual Diagnóstico de los Trastornos Mentales de la American Psychiatric Association. Allí se define el síndrome de Diógenes como la imposibilidad de deshacerse de todo tipo de objetos y posesiones. Quienes lo sufren acumulan de manera compulsiva cosas, lo que genera muchas veces situaciones que ponen en riesgo la salud.

Los acumuladores compulsivos tienen una forma de vinculación extrema con los objetos y por esto temen perderlos. No pueden ni pensar en despojarse de ellos, más allá de la inutilidad que puedan tener. La convicción de que pueden necesitarlo alguna vez (aunque lo tengan sin uso desde hace años) y la sola idea de no tenerlo les genera angustia. El dato curioso es que el 6% de la población mundial padece este trastorno y muy pocos lo reconocen como tal.

Problemas

Si bien muchos de nosotros podemos tener la conducta de acumular cosas, el exceso es lo que marca cuando hay una patología.

De todas formas, aunque no haya una enfermedad, quienes guardan muchas cosas también sufren los efectos negativos de esta conducta: el estrés que puede provocar, por ejemplo, cuando se buscan cosas y no se encuentran por ninguna parte. Esto sin mencionar la cantidad de tiempo  que nos roba el desorden y la distracción. Consume tiempo y energía y disminuye la productividad, retrasa las tareas y genera preocupación, explica Marina Fernández, diseñadora de interiores y fanática del orden.

Cambio de prioridades

Los emprendimientos que tienen por objetivo darle una segunda chance a las cosas usadas fueron grandes termómetros de esto que nos pasó en pandemia: darnos cuenta que teníamos demasiadas cosas acumuladas.   Antonella Marchionni, arquitecta, estilista de moda y fundadora del espacio sustentable de ropa de segunda mano Vecchia Vintage.

“Creo que la pandemia trajo consigo un cambio en nuestras prioridades del día a día, además de acelerar procesos y permitirnos tomar conciencia de muchos aspectos de nuestras vidas. Básicamente, repensar todas nuestras ideas que funcionaron en el pasado para nosotros, y una de ellas, fue el consumo. Durante el encierro y el cese de las actividades laborales y sociales, el vestirnos dejó de estar dentro de nuestras prioridades y eso se vio reflejado en la toma de conciencia de la cantidad de prendas que guardábamos para usar en ciertas ocasiones y nunca llegaron.

Marchionni cree que el acumular cosas es el resultado de vivir en un mundo capitalista. “El mercado actual se basa en el consumo continuo y además existe cierta presión de compararnos con otros en cuanto a la acumulación y a la ostentación de bienes, y al constante reemplazo de cosas. Hay una especie de ´obligación cultural´ de tener que experimentarlo todo, lo que nos lleva a consumir constantemente, y de vivir también en un mundo regido en su mayor parte por las apariencias, por demostrar un cierto estatus social y económico que se mide en relación a la cantidad de bienes materiales.

Por otro lado, las prendas que compramos en cualquier tienda vienen con obsolescencia programada,  por eso muchas son muy baratas,  para que dentro de un tiempo vuelvas a comprar y eso fomenta el consumo masivo.

Por qué acumulamos tantas cosas y qué aprendimos en pandemia

- ¿Qué daños nos produce tanto a nosotros como al medio ambiente ser acumuladores?

- Personalmente, creo que a nosotros nos daba mucho la psiquis el creer que ciertos vacíos, que tal vez tienen mas que ver con sanar cosas interiormente, puedan llenarse con cosas materiales. El proceso es hacia adentro. Aprender a desprendernos de las cosas tiene que ver con un crecimiento espiritual interior. Tenemos tanta ropa fabricada que si detuviésemos la producción no pasaría nada. Hay residuo textil como para vestir a todo el mundo durante décadas sin tener que producir más ropa. Nos obligan a seguir consumiendo

No puede haber un cambio en la industria si no cambiamos la manera en que concebimos comprar. El mercado actual se basa en el consumo continuo, a las empresas les interesa, por lo tanto no se van a movilizar para facilitar la transformación, tiene que salir de los consumidores y de pequeños diseñadores como nosotras.

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