Malezas: un desafío constante para el productor

Malezas: un desafío constante para el productor

La trilla de granos finos en Tucumán y en la región está casi finalizada. Quedan algunos lotes, que habían sido sembrados más tarde, por lo cual demoraron el llenado y la maduración. Pero puede decirse que poco o nada queda para que finalice.

En algún momento las trilladoras terminarán de salir del campo. Pero en los lotes donde trillaron antes y sobre los cuales algo llovió, algunos productores ya vienen realizando labores para la gruesa, que está encima.

Lo cierto es que los lotes se desocupan y esperan que más lluvias se den para que los perfiles acumulen la suficiente humedad y que los productores puedan avanzar con todas las labores necesarias para realizar una óptima siembra.

Uno de los temas que siempre preocupa al productor al tomar la decisión de sembrar es saber qué es lo que pasa en un determinado lote con las malezas y cómo deberá trabajar para solucionar este problema que se agrava día a día.

La problemática de las malezas resistentes es hoy uno de los temas que más se discuten. En todos los eventos técnicos relacionados a esta temática en diferentes partes del país se buscan las alternativas de solución.

El glifosato fue y es una buena herramienta para el control de malezas, pero su uso permanente y mal realizado hizo que el individuo “controlado” busque la forma de ir adaptándose a un ataque permanente; y logró, después de cierto tiempo, generar tolerancia o resistencia a la aplicación de este herbicida.

Estas acciones mal realizadas causaron la pérdida del glifosato como herramienta de enorme flexibilidad contra las malezas, lo que obliga a regresar a manejos más precisos, en los cuales recobra importancia el factor tiempo: para que sea eficiente un herbicida debe emplearse dentro de una determinada “ventana de aplicación” (momento adecuado).

Muchas veces en LA GACETA Rural se publicaron interesantes artículos sobre malezas, sobre la base de trabajos de distintos técnicos e investigadores que se desempeñan en la provincia y en la región.

Los productores y técnicos están ávidos de información sobre esta problemática. Primero quieren conocer cuál es la situación actual sobre las malezas; segundo, qué vienen haciendo las diferentes instituciones de investigación y las empresas de agroquímicos para enfrentar este escenario.

La realidad es que la resistencia obliga a que se trabaje con herbicidas alternativos; en unión con el glifosato o en remplazo de este.

El productor entendió que debe trabajar para la siguiente campaña, atento al momento en que emergen las malezas. Este factor constituye uno de los principales inconvenientes debido a la variabilidad climática que venimos experimentando, ya que las primeras camadas pueden aparecer en octubre, en noviembre o en diciembre, según la cantidad de lluvias que normalmente disparan la germinación de esas especies.

La aplicación de un barbecho con glifosato afecta al biotipo resistente hasta cierto punto. Pero este no manifiesta los síntomas típicos y produce rebrotes de manera rápida. Esos rebrotes, libres ya de cualquier competencia de otra maleza, experimentan un crecimiento explosivo.

Los estudios de las instituciones de investigación y el arduo trabajo de sus técnicos -sumado al de los privados- sirven para hacer frente a la aparición de nuevos biotipos, que año tras año emergen.

La campaña de trigo se está acabando, las lluvias empezaron a aparecer y los preparativos para la gruesa comenzaron a moverse en diferentes establecimientos.

El mantenimiento de pulverizadoras y de sembradoras es un hecho y, como dijimos, algunos productores están un poco más adelantados, con labores de presiembra y de siembra.

Las campañas de siembra continúan dándose año tras año; y las malezas acompañan a los cultivos sembrados.

Hay un dicho que está presente en la mayoría de los productores: “el futuro es promisorio porque se espera la llegada de nuevos productos selectivos para soja y maíz, así como la incorporación de variedades resistentes a herbicidas a los cuales actualmente no lo son”.

Lo afirmaba el prestigioso investigador malezólogo, ya fallecido, Ignacio Olea. También decía: “es de prever que tengamos un buen desarrollo de los cultivos de cobertura, (de) nuevas maquinarias para labranzas (y de) las técnicas para la siembra de los cultivos”.

Lo cierto es que cualquier herramienta que se investigue y luego se utilice para evitar la generación de tolerancia y/o de resistencia de malezas será bienvenida. Solo debemos usar la cabeza y hacer las cosas como técnicamente corresponde.

En estos conceptos vertidos, el productor debe ser consciente de la importancia que tienen los técnicos y las instituciones en las cuales trabajan investigando en pos de encontrar nuevas herramientas que hagan su aporte al control de las malezas.

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