Mundial de futsal de Lituania: hasta Messi los sigue

Pueblo futbolero es el argentino. Y si hay una Selección de por medio, no importa en cuál de las variantes del deporte y dónde se presente, la atención, el aliento y la expectativa siempre será alta. Está pasando eso con el Mundial de futsal de Lituania, donde ayer se dio la fórmula perfecta: sacarse de encima a Brasil (que iba por el hexacampeonato) y acceder a la final.

Al mismísimo Lionel Messi se lo ve enchufadísimo ante el trabajo que están haciendo los jugadores del seleccionado. Casi emulando a los tiempos de Diego Maradona (que solía ir a las canchas incluso a alentar), el rosarino está atento. Lo mostró el domingo pasado, con una foto familiar subida a Instagram (que llamó la atención por el televisor-espejo que tiene en París). Y lo volvió a mostrar ayer (esta vez, solo en el living de su piso). Consumado el 2-1 del equipo que dirige Matías Lucuix sobre los brasileños, “Lio” escribió en la misma red: “¡A la final!” Sí, Argentina estará en otra definición e irá por el bicampeonato: ya fue campeón en Colombia 2016.

Saber que Messi está atento (“es un orgullo, ojalá que mantenga la cábala de vernos”, dijo el DT) es una alegría para los jugadores de un deporte que se visibiliza generalmente en grandes citas, y que tiene en Buenos Aires al nervio motor. De hecho, la gran mayoría del plantel es de esa provincia y sólo se anotan como “excepciones” una de sus figuras, Constantino Vaporaki, oriundo de Tierra del Fuego y un español que decidió ponerse la camiseta celeste y blanca, Alan Brandi. Quizás para el gran público sus nombres no digan demasiado. Como tampoco los de Cristian Borruto; Nicolás Sarmiento; Damián Stazzone; Ángel Claudino; Lucas Bolo Alemany; Maximiliano Rescia; Sebastián Corso; Leandro Cuzzolino; Santiago Basile; Lucas Farach; Guido Mosenson; Pablo Taborda; Andrés Santos y Matías Edelstein. Atrapa verlos en la cancha, transpirando la camiseta o logrando atajadas imposibles, en una variante del fútbol trepidante, con similitudes al del once jugadores, pero también con reglas propias. Aquí hay férreas defensas, ataques explosivos, remates furibundos, cambios ilimitados, con jugadores que ingresan por cualquier zona del campo. Y, sobre todo, nervio puro.

Del choque Portugal-Kazakistán (juegan hoy desde las 14) saldrá el rival que el domingo, desde las 14 y en la ciudad de Kaunas, dirimirá con los nuestros el título de campeón del mundo. Justo unas horas antes del Superclásico, River-Boca, ellos se llevarán la atención. Y merecida la tienen.