¿Por qué la variante delta no se ha ensañado todavía con la Argentina?

¿Por qué la variante delta no se ha ensañado todavía con la Argentina?

Pronósticos apuntan a fines de septiembre como el momento en que acabarán los "meses de gracia".

LA GACETA / FOTO DE JOSÉ NUNO LA GACETA / FOTO DE JOSÉ NUNO
07 Septiembre 2021

La India, Israel, Estados Unidos, Inglaterra, España... y la enumeración podría seguir. La variante delta, que es mucho más contagiosa que las previas, que es más resistente a la inmunidad adquirida con las vacunas, que posee una alta carga viral, que se ha vuelto predominante en decenas de países, no ha impactado todavía en la Argentina. Mientras en otras regiones los contagios se disparan o se han disparado hacia los niveles alcanzados en el pico de la pandemia, aquí la vida cotidiana aún fluye con cierta tranquilidad. Pero, ¿hay alguna posibilidad de que no se disemine en la Argentina? ¿O de que, si lo hace, no genere un aumento significativo de infecciones? ¿Cómo evolucionará la curva de contagios? "No lo sabemos. Depende de varios factores. El primero es que al menos el 70 % de la población esté vacunada con dos dosis de buenas vacunas, como Sputnik, AstraZeneca, Pfizer o Moderna", contesta Aída Torres, directora médica del Centro de Estudios Infectológicos y Vacunación de Tucumán (Ceivac).

Desgraciadamente, ante ese primer factor corremos en desventaja, apunta la infectóloga: "Sinopharm no es una buena vacuna, ni siquiera con dos dosis. Toda la gente que tiene Sinopharm necesita una tercera dosis. Su cobertura es baja". El segundo factor que incide en el impacto de la curva tiene que ver con los cuidados personales y el tercero con las restricciones que imponga el Estado, prosigue Torres. "El problema es que esta cepa tiene una altísima diseminación. Es probable que a fines de septiembre comience a circular. Y cuando lo haga, esto va a estallar. Nos vamos a contagiar mucho y en muy poco tiempo", aprecia.

Así las cosas, el desafío pasa por progresar rápidamente con la campaña de vacunación y por pensar en refuerzos. Estudios recientes sugieren que la inmunidad de las vacunas disminuye entre seis y nueve meses después de recibida la segunda dosis. "Yo no era muy amiga de las terceras dosis. Pero los últimos datos nos están indicando que aparentemente ese refuerzo es necesario debido a la caída de los anticuerpos. Este es un cuarto factor importantísimo: cuando llegue delta, la gente debe tener su sistema inmunológico sólido. Lamentablemente, ya no contamos con garantías de que nuestra sociedad se encuentre en el ciclo alto de las defensas. Ha sido dispar la evolución de la campaña de vacunación. Hacia fines de año deberíamos comenzar a dar refuerzos", apunta.

¿Por qué la variante delta no se ha ensañado todavía con la Argentina?

Debe quedar claro que Sinopharm es menos efectiva que otras vacunas en impedir que los vacunados se infecten, pero sí es efectiva en evitar que la enfermedad sea severa. Un estudio en un millón de vacunados en Bahrein, en el golfo pérsico, demostró que los que recibieron la vacuna china tuvieron una proporción de infectados más de tres veces mayor que los que habían sido inoculizados con otras marcas. Este dato sostiene lo ya observado en Vietnam, Indonesia y Camboya, donde han discontinuado el uso de Sinopharm o han administrado una tercera dosis.

En el ministerio de Salud, que conduce Carla Vizzotti, creen que la tercera ola llegará a la Argentina a fines de septiembre, en consonancia con lo expresado por la médica tucumana. Por el momento, hay circulación pero es acotada y sectorizada. La cuenta que utilizan en la cartera sanitaria, según el diario Infobae, toma como referencia lo que ocurrió en Estados Unidos, donde la transmisión aumentó un 10 % en el primer mes, otro 10 % en el segundo mes y finalmente se disparó un 60 % en el tercer mes. Ese crecimiento exponencial es el que esperan para los últimos días de septiembre y los primeros de octubre.

Otra teoría o certeza que parecen tener los investigadores es que, entre ola y ola de covid, habría unos meses de gracia. Este paréntesis que transita la Argentina, con un descenso sostenido de contagios, alude a lo que un grupo de expertos italianos y franceses en un paper publicado por Nature han llamado strolling period; literalmente, el período de paseo o el interludio entre olas de la pandemia. Así lo ha destacado el diario Clarín.

Un ejemplo clarísimo de esto lo dio el brote en La India, España e Inglaterra: pasaron hasta cinco meses entre el alto pico de enero y fines de julio, cuando delta metió la cola en esas tierras. Alemania, Italia y Francia también pueden dar fe de que tener un trimestre o cuatrimestre de gracia está dentro de los parámetros esperables. Argentina vivió su pico máximo de contagios de coronavirus en mayo. Si la pandemia siguiera el curso de lo ocurrido en algunos de esos lugares, delta se propagaría acabado septiembre.

Ante este panorma, ¿cuáles son las medidas más efectivas contra esta cepa? El doctor Gustavo Costilla Campero, jefe del Servicio de Infectología del Hospital Padilla, hace incapié en que, además de completar las pautas de vacunación, sigue siendo importante el uso de barbijos, la permanencia en ambientes ventilados o al aire libre, la distancia social y el lavado continuo de manos. Sus dichos son ratificados por las estadísticas. El Instituto de Métricas de la Universidad de Washington estima que desde ahora y hasta diciembre pueden morir 100.000 personas en los Estados Unidos y que este número se podría reducir a 50.000 solamente con el uso universal de barbijos y otras medidas físicas. Alemania tiene una proporción de vacunados similar a los EEUU; sin embargo, la mortalidad es 15 veces menor que en ese país y esto se atribuye a que cumplen mejor las normas de cuidados.

Mientras tanto, ¿qué ocurre en el resto de Latinoamérica? El nuevo linaje se detectó en 18 países o territorios del continente americano, aunque en la mayoría se ha asociado principalmente a casos de viajeros, según el último informe de  la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Las excepciones son Paraguay, cuyo Ministerio de Salud confirmó el viernes pasado que hay circulación comunitaria; Perú, con un alza de casos desde el 21 de junio; Brasil, donde desde mediados de junio comenzó la transmisión comunitaria; Ecuador, con un estallido en la provincia de El Oro, y México, que hasta el momento lleva unos 500 casos positivos.

En la vereda contraria se ubican naciones como Uruguay, que ha vacunado al 70% de su población con dos dosis y casi al 10% con una tercera de refuerzo, o Chile, que tiene aplicadas 150 dosis por cada 100 personas (los argentinos llevamos 95 dosis cada 100 personas, de acuerdo a declaraciones del médico Conrado Estol para el diario La Nación). 

Finalmente, otra mirada planteó hoy Nicolás Kreplak, el ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires, quien habló sobre la baja en la cantidad de casos como un triunfo del proceso de vacunación y sostuvo que podría no haber una tercera ola.


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