Para Gaby Abram no hay artistas inocentes ni obras que sean mudas y no digan nada

Para Gaby Abram no hay artistas inocentes ni obras que sean mudas y no digan nada

La artista asegura que la desmaterialización es una herencia. El “no decir” es lo más complejo para trabajar. Dibujos e instalaciones. Las imágenes que se disparan de lecturas. Dibujo expandido.

“MEDIO MUNDO: RECUERDO DE UN PAISAJE”. Las líneas rectas contrastan con los pliegues tridimensionales en el Museo Timoteo Navarro, en 2017. “MEDIO MUNDO: RECUERDO DE UN PAISAJE”. Las líneas rectas contrastan con los pliegues tridimensionales en el Museo Timoteo Navarro, en 2017.

Aunque se reconoce como artista visual a tiempo completo, Gaby Abram tiene claro que su economía familiar se solventa con un negocio comercial que lleva adelante junto a su esposa.

Responde que el tema o concepto con el cual trabaja pasa por una necesidad íntima que en ocasiones se torna bastante evidente o está velada por otros mecanismo; “pueden estar vinculadas al razonamiento o a una lectura un poco más intrínseca, que sirvieron como disparadores”, explica.

Gaby Abram, que transcurre su último año en la Facultad de Artes, confiesa durante una entrevista con LA GACETA que le gusta utilizar lenguajes contemporáneos en sus obras.

Desde 2015 su producción se orienta a las instalaciones y al llamado dibujo expandido, con líneas tendidas en diferentes direcciones que construyen formas, sin ser figurativas, junto a otros objetos, en algunos casos tridimensionales.

- ¿Cómo se inició el arte en tu vida, tenés un mundo artístico fuera de la facultad?

- Es difícil marcar un punto de inicio de mi vida con el arte. Vengo de una familia muy tradicional, para la cual pensarme artista no era una opción, aunque tenía mis aliados. Nunca lo viví como una doble vida, si tengo que hablar correctamente, diría que mi mundo transcurre de manera permanente en torno al arte, es algo natural para mí, no es un pasatiempo ni un juego, fue y es un compromiso para siempre. Este es el motivo por el cual no podría separar por ámbitos esta manera de vivir, mi cabeza no para. Hay determinadas situaciones que me generan esa sensación inevitable de materializar o en ocasiones de desmaterializar conceptos, que generalmente tienen que ver con interpelaciones en dónde la tradición artística está arraigada a la academia rancia.

- Cuando te sentás a pintar o dibujar o lo que sea, que imágenes pasan por tu cabeza que luego se plasmarán en la obra.

- Necesidades personales, lecturas, razonamientos, a veces evidentes y otras, con veladuras y mecanismos más elaborados. Al momento de producir elijo hacerlo utilizando lenguajes que se enmarcan dentro del arte contemporáneo: me interesa dislocar conceptos y materiales, ponerlos en conflicto e inscribirlos en una nueva situación. Con la presentación de paradigmas contemporáneos, allá en las primeras décadas del siglo XX artistas como Duchamp con sus operaciones y sus ready made casi que nos obliga a comprometernos como artistas mirando de otro modo la producción y nuestro discurso; prácticas circunscriptas en lugares donde se encuentran sujetas a un fluir permanente y donde el tiempo es el responsable de su permanencia.

- Leí que hablabas de la obra muda...

- Me provoca curiosidad escuchar a los demás cuando están frente a la obra, intento no regalar la respuesta. Me interesan las interpretaciones que se disparan en todas las direcciones. Considero que no hay obra de arte muda. Cuando se nos presentan obras con ciertas características, y más aún obras circunscriptas dentro de lo que conocemos como arte contemporáneo, podemos asistir a situaciones un tanto extrañas, de repente no encontramos frente a piezas que quizá a simple vista ‘no nos digan nada’, y es en este punto donde quiero hacer un descargo, no hay artistas inocentes y no hay obras de arte que no hablen, todos sabemos que aunque el discurso del artista sea ‘no decir’ ya está diciendo, está tomando una posición frente a algo; no decir es el extremo más complicado de explorar, es el concepto más difícil de trabajar, porque para no decir hay que investigar, ensayar y evaluar la consecuencias; por otro lado tenemos el espectador contemplativo, ese que no se esfuerza demasiado en leer la propuesta, incluso ese personaje es capaz de encontrar aunque sea un mínimo mensaje, más allá de que sea certero o no en su interpretación. Llegando hasta aquí, entonces podríamos estar de acuerdo que, por diferentes causas, es imposible catalogar de muda a una obra, porque su existencia solamente ya la está ubicando en un lugar donde al momento de ser observada ya emitirá un mensaje.

- Materialización y desmaterialización se plantean hoy como debate.

- La desmaterialización de la tradición es un camino que tomo entre la figuración de ejercicios cuasi científicos y la anulación de la técnica tradicional, caminos que al parecer son diferentes, pero no, no podrían existir uno sin el otro, es necesario hacer para deshacer, presentar para representar, simular, simular algo que ya existe, copiar, para darle vida a esa forma que todavía no es.

- Te citás de algo que dijiste.

- En el desarrollo de mi producción el concepto de desmaterialización resuena constantemente, hay una especie de ambigüedad formal en mis obras, una cuestión importante dentro de las operaciones que realizo es dejar en claro el conflicto al que elevo los conceptos y elementos plásticos que la componen. Ahora bien, específicamente, donde se encuentra el foco de este asunto, justamente en la estrategia extrema a la que someto al dibujo y su concepto vinculado a la tradición académica. En realidad, esta idea de desmaterialización es una herencia por la cual muchos artistas nos encontramos atravesados de una u otra manera, donde se de paso a la idea, se destaca e incluye el proceso analítico por completo en sí mismo. Cuando surge una instalación, intento devolver una situación que quizás el espectador no esté acostumbrado a experimentar en ciertos ámbitos de los circuitos del arte, busco un dialogo constante entre el espacio como soporte y el soporte tradicional del dibujo. El papel muta a la categoría de herramienta, medio con el que ejecuto la composición, siendo absolutamente valioso el proceso, el instante en el que sucede la creación de la obra, para luego convertirse en huella en el residuo de esta acción.

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