14 Julio 2020 Seguir en 
EL PARTIDO DE TENIS”. Paska hizo una metáfora sobre la competencia y el mundo de los ganadores y los perdedores.
Hay artistas que representan a las vanguardias en distintos momentos de su paso. ¿Se diría que el arte conceptual, las intervenciones políticas artísticas y la relación con la tecnología no son acaso importantes y trascendentes, etapas (?) de la historia del arte del país?
“El arte ha muerto, viva el arte” escribió con luces de neón Margarita Paksa en un trabajo que ya figura en la historia del arte. Por estos días, los medios de comunicación han señalado a la artista que falleció el 5 de este mes a los 88 años, y con certeza, como una de las que introdujo el arte conceptual en el país y pionera de la tecnología: el videoarte.
Pero no mucho se recordó que participó en el Instituto Di Tella, en producciones experimentales que revolucionaron los 60. Allí se planteaban dos tendencias: una celebratoria, lúdica, objetual (Marta Minujín); y otra, comprometida social y políticamente, que irrumpía en los Premios Braque, en los baños sucios con grafitis, en la potencia expresiva, pero igualmente en las acciones contra la guerra de Vietnam y contra la dictadura local. El Di Tella no era uno solo.
Paksa intervenía en esa segunda tendencia, con sus propuestas minimalistas, pero a pocos kilómetros se cruzaba en Rosario con otros artistas con los que preparaba el gran salto. A lo largo de su vida dibujó, pinto, grabó, utilizó el acrílico, realizó instalaciones (cuando no tenían ese nombre) y se identificó con la poesía visual.
Pero además, tuvo una participación militante: el título de un proyecto, que después fue un trabajo, obras y exposiciones, lo puso ella, al final de una de las reuniones preparatorias de la propuesta: Tucumán Arde.
Así lo cuenta Juan Renzi. “La idea del nombre Tucumán Arde deviene de ‘Arde París’, película que estaba en cartelera, y fue propuesto por Margarita. Una idea muy buena, que decidimos usarla por su fuerza, por su eficacia, a pesar de que después ella no participó totalmente del proceso, ni firmó la obra”, escribe en el libro “Arte, vanguardia y política en los 60”.
Paksa obtuvo distintos premios y reconocimientos de la Fundación Konex. Tuvo su cátedra en la universidad y fue investigadora; sus obras tuvieron dimensión internacional. Aún así, en una correspondencia conmigo, se preguntaba: “¿Alguien se ocupará de mí algún día, con el mismo interés y amor?”. Hablábamos sobre su intensa obra de Ricardo Carreira, para ella el primer artista conceptual del país. “Fue mi amigo, lo hago con enorme placer pero también con algo de celos”, confesaba.
Como un gran paso en la transformación del arte por la tecnología, presentó en 1977 “El partido de tenis”, una instalación en el Museo de Arte Moderno (Buenos Aire), realizada con polvo de ladrillo donde el campo está delimitado por luces de neón. Sobre la pared, carteles luminosos decían “tu eres ganador” y “tu eres perdedor”. A la par, un video proyectaba imágenes con la artista leyendo citas y frases. así como pensamientos alusivos.
Carlos Trilnick
El videoarte también perdió (a fines del mes pasado) al rosarino Carlos Trilnick, un pionero de ese género en el país, y referente internacional, además de educador. Entre 1987 y 1993 organizó en el ICI de Buenos Aires las primeras cinco ediciones de la muestra “Buenos Aires Video”.
RECONOCIMIENTO. Carlos Trilnick falleció el mes pasado a los 62 años.
Una de sus obras más conocidas fue “La Pietá” (2009); en el video se mostraba a una madre e hijo, pobres, posando bajo la lluvia en el porteño barrio Once, ante la indiferencia del entorno.
Sus videoinstalaciones y multimedias fueron tomados como ejemplos de prácticas experimentales.
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