El coronavirus o la economía

El coronavirus o la economía

Los argentinos están más preocupados por la caída de la economía y el desempleo que por los contagios. Por Juan Turello / La Voz.

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30 Marzo 2020

¿Hay que privilegiar la cuarentena total por el coronavirus o sostener la actividad económica, cuyo cese también impactará en la salud? Es el dilema que sacude las estructuras de un mundo golpeado por la pandemia.

No hay dudas en la respuesta. Primero, la salud, ya que sin ella no hay vida. La discusión está en los matices y en la profundidad del cese productivo.

El debate incluye las polémicas respuestas que intentan privilegiar la recuperación económica, sugeridas por Jair Bolsonaro en Brasil, por Boris Johnson (Reino Unido), quien contrajo la enfermedad, y por Donald Trump (Estados Unidos). 

El número de infectados (más de 550 mil) y de muertos (más de 25 mil) conmocionaron a las sociedades y obligaron a los protagonistas a privilegiar la cuarentena.

La economía argentina cayó 2,5 por ciento en 2018 y 2,2, en 2019. El derrumbe se acentuó desde abril de 2018 y está por cumplir dos años. La parálisis golpea más fuerte entre los desocupados, los informales, los monotributistas y los autónomos. En Córdoba, un cálculo extraoficial estima en 340 mil los afectados directos, pero el número podría hasta triplicarse, estiman dirigentes de la industria y el comercio.

La caída de la economía es insondable. Algunos análisis, como el del FMI, aluden a un retroceso del dos por ciento del producto interno bruto (PIB), mientras que otros prevén hasta 5,4 por ciento (Goldman Sachs). Las pérdidas serían millonarias, en números difíciles de comprender por el ciudadano común.

El aislamiento se extenderá hasta el 13 de abril, aunque informes reservados indican que podría ampliarse hasta el 30 de abril, y de allí a la primera quincena de mayo, cuando se espera el pico de la enfermedad.

“Si no me mata el virus, me mata la crisis”, confiesa, en un lenguaje llano, Carlos, al frente de un pequeño local de gastronomía en la zona norte de la ciudad de Córdoba. A pocas cuadras, Raúl, responsable de una zapatería, está desesperado por la caída en las ventas y el calendario de vencimientos que debe afrontar en abril: alquiler, servicios, impuestos, gastos fijos, además de sostener a su familia. Las historias se repiten por miles.

Hasta el ministro de Desarrollo Social de la Provincia, Carlos Massei, les pidió a los trabajadores informales que se anoten en el programa de ingreso familiar de emergencia (IFE).

Córdoba decidió darles el próximo lunes 2.000 pesos extra a los 67 mil beneficiarios de la Tarjeta Social. El objetivo es parar el hambre y amortiguar la desocupación.

El Gobierno de Córdoba pagó ayer las jubilaciones y pensiones, y desde el miércoles cobrarán los agentes de la administración pública. Los municipios harán un gran esfuerzo para afrontar el sueldo de marzo, pero las dudas se trasladan a abril por la continuidad del estancamiento. Es difícil que todos los ciudadanos cumplan con sus obligaciones por la fuerte caída de los ingresos.

Epicentro

El conurbano bonaerense es un volcán sanitario y económico. Una erupción social puede generar un caos en materia de seguridad. La mitad de los 11 millones de residentes vive en la pobreza. El hacinamiento y la falta de agua potable podrían provocar el escenario más temido en los informes reservados del Ministerio de Salud: que el coronavirus alcance a 2,5 millones de personas y las muertes se cuenten por miles.

El promedio nacional del salario formal privado es de 50.200, según datos de la cartera laboral.En las pymes, baja a unos 35 mil pesos.

Alberto Fernández tiene a su favor que la imagen positiva supera el 60 por ciento en todas las encuestas, y que más del 95 por ciento respalda sus medidas.

Pero el muestreo de D’Alessio Irol/Berensztein señala un dato a sopesar: el 76 por ciento de los argentinos está más preocupado por el impacto económico, que por el contagio (63 por ciento).

Aún no hay respuestas valiosas en el mundo –tampoco en la Argentina– de cómo evitar el dilema de cuidar la salud o la economía, aunque está claro que ambos fenómenos se retroalimentan.

*Este texto fue publicado originalmente por La Voz. Se reproduce aquí con la autorización correspondiente.

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