Dengue: los mosquitos también se crían en agua sucia

Dengue: los mosquitos también se crían en agua sucia

Una investigadora cuenta cómo fue variando el comportamiento del Aedes aegypty y cómo el cambio climático lo favoreció.

LUCHA CONTRA EL MOSQUITO. Un hombre fumiga un sector del patio de una vivienda en Aguilares. La gaceta / foto de osvaldo ripoll LUCHA CONTRA EL MOSQUITO. Un hombre fumiga un sector del patio de una vivienda en Aguilares. La gaceta / foto de osvaldo ripoll

Tiene un increíble poder de adaptación. El mosquito Aedes aegypti, que transmite el dengue, zika y chikunguña, les ha demostrado a los biólogos cada año cómo logra adecuarse a distintos ambientes y superar las limitaciones. El insecto de patas con rayas blancas usualmente pone sus huevos en recipientes de diferentes tamaños que acumulan agua, como neumáticos, botellas, baldes, floreros, porta macetas, canaletas, desagües de aires acondicionados y bebederos de animales. Pero no es el único lugar que elige para criarse. Desde hace tiempo los investigadores vienen observando que se diversifican los espacios donde crecen y se desarrollan las larvas.

La doctora María Julia Dantur Juri, bióloga tucumana e investigadora del Conicet de la Unidad Ejecutora Lillo (Conicet-Fundación Miguel Lillo), cuenta que también se han encontrado criaderos del insecto en recipientes inesperados, como en tachos con pintura en el fondo, por ejemplo.

Las nuevas investigaciones derriban el mito de que el mosquito sólo se cría en cacharros con agua limpia. Este punto ha sido la base de muchas campañas sanitarias en todo Latinoamérica por mucho tiempo. “La clave para el control del Aedes es eliminar y limpiar todos los contenedores de líquido; los que están sucios también”, insiste Dantur.

Así se desarrollan

El ciclo de cría del Aedes aegypti es el siguiente. La hembra, después de picar a los humanos, pone huevos en recipientes que acumulan agua. Esos huevos eclosionan en larvas y luego se transformarán en pupas. Todo este proceso ocurre en el agua. Luego se convierten en adultos voladores, explica la profesional.

El ciclo completo dura siete días, de acuerdo a las variables climáticas. Pero los huevos del Aedes tienen una particularidad. Pueden permanecer en ese estado durante meses – por ejemplo durante el invierno- cuando las condiciones no favorecen su desarrollo y, al retornar las temperaturas cálidas y/o las precipitaciones, los huevos eclosionan y surgen las larvas.

Dantur Juri, magíster en Entomología, participa actualmente en un proyecto conjunto de vigilancia epidemiológica de arbovirus (virus transmitidos por insectos) en colaboración con la magister Marina Gandur y el bioquimico Cristian Jaroszewski de Vinculación del SIPROSA, el doctor Dardo Costas del Laboratorio de Virología, del  Ministerio de Salud de la Provincia, mediante un subsidio otorgado por el Ministerio de Salud de la Provincia para la detección de la circulación de Aedes aegypti y del virus del dengue. Este trabajo también es en colaboración con la Coordinación Nacional de Control de Vectores, del Ministerio de Salud de la Nación, bajo la dirección del doctor Claudio Moreno.

“En estos trabajos precisamente es donde vamos encontrando que el comportamiento del Aedes aegypti y los ambientes donde se encuentra fueron cambiando. Es posible hallarlos no solo en agua limpia; también en recipientes que tenían restos de pintura o gasoil. Para asegurarse el éxito de la supervivencia, el mosquito se fue adaptando a distintos escenarios; ya no lo hace sólo en los cacharros pequeños. Además, con el mismo objetivo, una hembra no pone todos sus huevos en un mismo recipiente”, ejemplifica.

Para tener una idea del poder de reproducción de una hembra de Aedes aegypti, Dantur Juri nos cuenta que en su corto mes de vida son capaces de poner huevos hasta cuatro o cinco veces, y en cada oportunidad ponen 150 o 200 huevos.

El rango de vuelo promedio de una hembra es de 500 metros. Y pueden vivir toda su vida en una misma casa. Razón por la cual se puede considerar que son las personas las que llevan la enfermedad de una región a otra, destaca la investigadora.

Otra adaptación que muestran estos insectos tiene que ver con la resistencia a los insecticidas (no de los repelentes), añade. Además de las migraciones de los humanos y el poder de adecuación de los mosquitos, hay otro factor que favoreció al avance del dengue: el cambio climático. “Vivimos en una zona con clima subtropical. Pero hasta hace unos años teníamos bien marcadas las cuatro estaciones. Ahora notamos más bien dos épocas: una lluviosa y otra seca. Asimismo, los inviernos son más benignos, lo cual favorece el desarrollo del mosquito; no solo de Aedes aegypti sino de todos los vectores de enfermedades”, evalúa la profesional.

Ante este panorama, según Dantur Juri, no queda más remedio que combatir los criaderos del mosquito todo el año y no sólo cuando comiencen a aparecer los casos de la enfermedad. El dengue llegó para quedarse. Para tener menos insectos que puedan infectarnos, el descacharrado sigue siendo el método más eficaz, sostiene. Siempre y cuando no pensemos únicamente el vaciar los cacharros que tengan agua limpia sino todo tipo de recipiente que contenga líquidos. “Es un trabajo que nos involucra a todos: no solo a las autoridades sanitarias, también a la población, municipios y comunas”, concluye.

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